Antón: "Cada día 20 kilómetros por la mañana y por las tardes, cinco días a la semana, series"

Recordamos con el propio Abel Antón cómo fue su enorme sacrificio para ser doble campeón del mundo de maratón.

Abel Antón en el Campeonato del Mundo de Sevilla por delante de Martín Fiz. Foto: Getty Images.
Abel Antón en el Campeonato del Mundo de Sevilla por delante de Martín Fiz. Foto: Getty Images.

ORÍGENES HUMILDES

En octubre de 1962 Carmen Rodrigo y Mariano Antón reciben con gran ilusión al séptimo de sus ocho hijos, Abel, que en 1997 y 1999 conquistaría la medalla de oro en los Mundiales de Atenas y Sevilla. Este feliz desenlace, en la parte final de su trayectoria, vino precedido de años de enormes sacrificios. A Abel nunca le regalaron nada. Su familia era muy humilde y él, con 14 años, deja los estudios y compra una bicicleta con la que comienza a fortalecer sus piernas ejerciendo de repartidor del periódico Soria, Hogar y Pueblo. Después vendrían sus etapas componiendo tipos y trabajando en Embutidos York desde los 16 años. A esa edad ya competía y cada viaje era una aventura: autostop, dormir si se terciaba en la estación de autobuses e incluso antes de sus primeros Juegos, los de Seúl 1988, su entrenador ‘dibujó’ una pista de atletismo en un prado de Valonsadero ante la ausencia de instalaciones en Soria.

KILOMETRAJES ELEVADOS

Antes de ser mundialmente famoso como estrella de los 42,195 kilómetros, Abel fue un destacado mediofondista. En 1985, año en el que logró su mejor marca en 1.500 (3:37.5), “entrenaba todos los días 20 kilómetros por la mañana y por las tardes, cinco días a la semana, hacía series. Asumía esas cargas porque el poder de la mente es muy grande”. Su cuaderno de entrenamientos, en mayo de ese año, refleja 200 kilómetros recorridos en una de las semanas, una barbaridad, y más si tenemos en cuenta que en las series cortas el ritmo era muy exigente. Un ejemplo: 20 x 200 metros realizados entre 26 y 28 segundos.

En 1991, siendo ya un consumado especialista en 5.000 metros (años despúes pararía el crono en 13:15.17), realiza un test junto a Martín Fiz, cinco días antes del Mundial de Tokio, corriendo un 2.000 en 5:07 y un 1.000 en 2:32. ¡Casi nada!

ÉXTASIS MARATONIANO

Una semana antes de los Juegos de Barcelona 92 Abel realiza otro test para ganar confianza y corre en solitario un 2.000 en Soria, a 1.100 metros de altitud, en 5:05. Sin duda, su octavo puesto en 5.000 metros en la final olímpica fue el fruto de años de ritmos brutales acumulados en sus poderosas piernas.

En 1996, dos meses después de ser decimotercero en los 10.000 metros de los Juegos de Atlanta, Abel debuta en maratón con triunfo en Berlín (2:09:15) sin haber realizado un plan específico pero con la base de miles de kilómetros atesorados año tras año. De cara al Mundial de 1997 ya introduce tiradas más largas, hasta de 33 km en 2:05, y el martes previo al maratón, igual que haría en otras pruebas posteriores, recorre 5 o 6 km a 2:47 cada 1.000. Antes de Sevilla 99 se próbó haciendo 20 km empezando a 3:47 y acabando a 2:55, y un 10.000 en 30:14. Siembra y recogerás...

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