Maricica Puica fue la ganadora de la carrera femenina más recordada de todos los tiempos. Sin embargo pocos asocian su nombre a la medalla de oro. Hablamos de la final de los 3.000 metros de Los Ángeles’ 84, la de la polémica caída de la estadounidense Mary Decker tras un tropezón con la sudafricana Zola Budd (aunque competía bajo bandera británica, una rápida nacionalización para esquivar el veto a su país de nacimiento por el Apartheid). La heroína local sugirió la idea del complot, de trampa premeditada por parte de la adolescente de pies descalzos. Los medios yankees le dieron la razón, los británicos y sudafricanos se la quitaron. Y entre ríos de tinta casi nadie honró a la ganadora como es debido.
La mediofondista rumana no solo conquistó esa medalla en la costa oeste norteamericana. También se adjudicó el bronce en los 1.500. Una de las estrellas indiscutibles de aquellos Juegos, culminando un año soberbio en el que meses antes había levantado el cetro mundial de campo a través. Su palmarés es fabuloso en cantidad, calidad y versatilidad: 11 medallas entre Juegos Olímpicos, Campeonatos del Mundo de pista y cross y Europeos indoor y al aire libre. Desde los 16 años la entrenaba Ion Puica, con quien se había casado antes de cumplir los 20.
Puica es el mejor entrenador de medio fondo de la década de los ochenta".
Ion Puica se fue hace menos de un mes. Sereno, sabiendo que su legado será difícil de desplazar en los libros de historia. En Los Ángeles, otra de sus pupilas, Doina Melinte, se proclamó campeona olímpica de 800 metros y sumó a la gesta la medalla de plata en los 1.500 (entre sus 13 medallas en la alta competición encontramos dos oros mundiales y cinco europeos en pista cubierta). Paula Ivan, también discípula suya, regresó de Seúl’88 con el oro del 1.500 (distancia en la que sería campeona de Europa el curso siguiente) y la plata de los 3.000 metros.
Tal botín (solo con ellas tres acumuló 27 preseas de alto copete) hace que uno de los depositarios de sus enseñanzas, el mallorquín Johny Ouriaghli, le considere: “El mejor entrenador de medio fondo de la década de los ochenta. Además de las medallas, Maricica y Doina tuvieron el récord mundial de la milla, al aire libre y en pista cubierta respectivamente. En la carrera en la que lo logró, Melinte batió también el de los 1.500 metros… ¿Quién tuvo unos resultados mejores que los de las atletas de Ion?".
Ouriaghli y Puica se conocieron a principios de los noventa, cuando el Gobierno de las Islas Baleares buscó un referente mundial para potenciar el atletismo en la región: “Querían alguien que pudiese entrenar a los posibles talentos emergentes. Se fijaron en Maricica y fueron a Rumanía a buscarla para formalizar la contratación. Cuando se lo propusieron ella dijo que no, que no era entrenadora, que esa era la ocupación de su marido. Y los responsables de la negociación dijeron, bueno, que se venga también. Imagínate, no había proyecto deportivo ninguno detrás de aquello, solo les importaba la imagen".
En Mallorca no se le sacó todo el partido que se le debería haber sacado a su filosofía de trabajo".
Johny, actual preparador del maratoniano José España y del obstaculista olímpico Abdelaziz Merzougui, recuerda que Ion aterrizó en Mallorca como “un libro abierto, dispuesto a enseñar, a transmitir los amplios conocimientos que había atesorado durante tantos años al máximo nivel… pero no le dejaron llevar a cabo su función. Para poder entrenar con él tuve que hacer una solicitud y esperar tres meses. Le dieron un coche y le pusieron a entrenar a niños de dos pueblos… Sin casi medios, en poco tiempo sacó dos campeonas de España -600 y 1.000 m- y una medallista de bronce en 3.000 metros. Aunque no se le sacó todo el partido que se le debería haber sacado a su filosofía de trabajo. Se tendría que haber creado una escuela a partir de su saber, pero muchos entrenadores locales comenzaron a tenerle envidia y consiguieron que saliese por la puerta de atrás. Que si por qué se le pagaba, que por qué estaba aquí… Lamentable".
Johny, fondista de buen nivel, habituado a la parte noble del podio en las competiciones autonómicas, vio nacer por aquel entonces su vocación de entrenador, a la cual lleva entregado ya casi tres décadas. Aprovechó la oportunidad hasta convertirse en el principal heredero de los conocimientos de Puica: “Además de ponerme a sus ordenes como corredor hice varios viajes a Rumanía en los que me empapé de su manera de entender el entrenamiento. Me trasmitía todas sus inquietudes y compartía conmigo la planificación que usó con sus mejores atletas. Era un altruista, el dinero era secundario para él. Duro entrenado, muy estricto, pero una persona ejemplar. Cuando llegabas a la pista causaba mucho respeto y eso es muy importante para alcanzar lo más alto en el atletismo; el respeto de un atleta hacia el entrenador".
Después de los Juegos de Los Ángeles la federación estadounidense le ofreció un contrato de un millón de dólares para que fuese el entrenador de sus mediofondistas. No lo aceptó. Ouriaghli nos cuenta por qué: “Las autoridades rumanas le dijeron: vete, pero que sepas que aquí tienes familia". Ante amenazas de ese calibre, el deporte, lógicamente pasa a un segundo plano. Se quedó en un país en el que se le admira y quiere, aunque nuestro guía de lujo precisa que “él y Maricica lo pasaron muy mal porque se posicionaron en contra de Nicolae Ceaușescu. Los ultimas semanas antes de la caída del dictador, en diciembre del 89, no pudieron salir de casa. Luego fue cuando vinieron a Mallorca. Gracias a este señor hoy hay dos cuestas de tartán de 100 metros, de 14% y 17% de desnivel cada una, junto a la pista de Magaluf", concluye refiriéndose a una de las principales herramientas del método de Ion, modernizadas gracias al empuje de su discípulo en la isla y materializadas con el dinero del Ayuntamiento de Calvià. Y hablando de método, tras esta larga introducción, ha llegado el momento de meternos en faena.
Entrenamiento invisible
Lo primero que hacía antes de aceptar a un nuevo atleta era formularle una serie de preguntas: ¿Qué haces durante tus horas libres? ¿Cómo duermes? ¿Cómo te alimentas? Las respuestas a estas preguntas constituían el entrenamiento invisible, es decir, compaginar la vida deportiva con la extradeportiva para poder aguantar todos los entrenamientos que necesitas para conseguir los objetivos. Johny aclara: “El preparaba grande campeonatos: Juegos Olímpicos y Mundiales de pista y cross, lo que exigía una dedicación que no dejaba espacio para muchas distracciones".
Entrenar todos los días
Ouriaghli rememora palabras de su mentor: “Llueva, nieve, haga frío, haga calor o pase lo que pase, debes entrenar a diario. Adaptándote a las circunstancias, por supuesto, pero no debes dejar de entrenar ni un solo día del año". Lo llevaba a rajatabla: “El día que su mujer quedó campeona del mundo de cross por primera vez (lograría dos títulos) hicieron una celebración y acabaron muy tarde. Al día siguiente la levantó a las seis de la mañana y la ordenó salir a rodar. Ella dijo: ¡Si soy campeona del mundo! Y él contestó: por eso mismo".
La resistencia
“Lo más importante es la resistencia aeróbica. Después la anaeróbica. En ese orden. Para él es muy importante entrenar dos veces al día, de este modo consigues que se convierta en un componente natural en el sistema de vida de un deportista", relata Johny. Y continua: “La mayoría opina que cuando aumentas los kilómetros disminuyes la velocidad, pero él demostró que al mejorar la resistencia mejoras la velocidad. Maricica y Paula, según las iba aumentando el kilometraje con el paso de los años, corrían cada vez más deprisa. Maricica pasó de 13.6 a 12.06 en un 100 lanzado y Paula de 13.1 a 12.2. Lo de doblar lo hacía para aumentar el kilometraje. Algunos pensaban que muchos eran kilómetros basura, pero él no".
Puntos clave de Ion Puica para que cualquier atleta, independientemente de su nivel, pueda tener el mejor entrenamiento posible
- Conocimiento del entrenador; cuando más formado esté tu entrenador mejor.
- Motivación del atleta para cada entrenamiento y competición.
- Conciencia del atleta sobre la cantidad y calidad necesaria para poder seguir evolucionando en cada entrenamiento.
- Se necesitan seis u ocho semanas iniciales para preparar el cuerpo antes de empezar cualquier plan de entrenamiento.
- Para lograr resultados a largo plazo ha de predominar el entrenamiento aeróbico.
- La fuerza se debe trabajar 2-3 veces por semana; nunca debe introducirse 6-8 semanas antes del inicio de la preparación. La fuerza no debe ser estática; recomendaba usar el propio peso del cuerpo en un movimiento cíclico, como es el trabajo de cuestas. Las cuestas no deben ser superiores a 200 metros ni inferiores a 30 metros.
- Entrenar todos los días del año. Todos los descansos son activos.
- Al principio del periodo preparatorio utilizar intervals (llamaba así a todos los trabajos que se hacen con recuperaciones activas, al trote). Tomaremos como referencia la distancia de 400 metros. La cubriremos 25 segundos más lento que el ritmo crucero de cada parcial de 400 metros de nuestra mejor marca personal en la distancia que estemos preparando, e iríamos progresando según pasen los meses hasta llegar al ritmo óptimo. Por ejemplo, un corredor que tenga 50 minutos en 10 kilómetros (lo que requiere pasar cada 400 en 2:00) empezará haciendo intervals cortos, tipo 20 x 400 metros, a un ritmo de 2:25 cada 400. Los primeros intervals largos que haría serían del tipo 3 x 4.000 m, que correrá a un ritmo 5 segundos más lento cada 400 metros (es decir, a 2:30). Progresivamente, a medida que avance la temporada, disminuirá la distancia y aumentará el ritmo hasta lograr correr al de competición o por debajo.
- El entrenamiento con intervalos debe ser considerado el pan de cada día del corredor y el entrenamiento de repeticiones “el espejo de las posibilidades de ese momento". Llamaba repeticiones a lo que comúnmente denominamos series, en las que se hacía una recuperación parada y casi total, 6-10 minutos, dependiendo de la época del año y de las intensidades. Y daba igual el nivel, que corrieras a 4 el mil o a 2:25.
- Obligatoriedad de dos periodos preparatorios: uno de cuatro meses en otoño-invierno y otro en primavera (cerca de dos meses). Realmente, aunque nunca descansase totalmente, al cuerpo le daba bastante tregua.
- Es bueno competir 3-4 veces en dos semanas (hablamos de distancias entre 800 y 3.000 m), seguido de un periodo de acumulación de tres semanas. Luego volvías a competir en 3-4 competiciones en dos semanas. Luego otras 3 semanas de acumular y vuelta a competir; esta última fase solía desembocar en el campeonato objetivo.
- Un plan anual es “de fácil a difícil y de menos a más".
- Hay dos tipos de calentamientos, uno para los entrenamientos y otro para las competiciones. El primero es mucho más corto, sobre 30 minutos. El de las competiciones debe durar al menos 45 minutos, porque hay que tener en cuenta las cámaras de llamadas, en las que te puedes quedar frío; por eso hay que hacer de más. “Todavía hoy hay atletas, profesionales incluso, que no entrenan eso; el lo hacía hace más de 30 años", se sorprende Johny.
- Para preparar un gran campeonato establecía cinco periodos:
- Periodo preparatorio: De noviembre a finales de febrero. Tras ese trabajo, entre finales de febrero y principios de marzo, solía hacer alguna competición de pista cubierta. “Después de esa monotonía en el entrenamiento metía dos semanas para romperla. No preparaba esas carreras específicamente, sus atletas las afrontaban sin estar en forma. Durante todo este periodo se entrenaba en parques y bosques, no se tocaba nunca la pista. Se hacían rodajes, muchas cuestas, cambios de ritmo, series largas y lentas, circuitos metabólicos, etc.", resume Ouriaghli.
- Periodo de transición: Las tres últimas semanas de marzo. Esos 21 días bajaba las intensidades, sin descansar al 100%, para preparar al cuerpo de cara al siguiente periodo, el de precompetición.
- Periodo de precompetición: Los meses de abril y mayo. Sería la transición de los entrenamientos de parques y bosques a la pista. Una carga bestial de entrenamiento tanto en volumen como intensidad. Se siguen haciendo cuestas, por supuesto.
- Periodo de competición: Julio, agosto y septiembre. Se agrupan las competiciones en ese ratio del que hablábamos anteriormente hasta llegar al gran campeonato.
- Periodo de descanso: Octubre. Recuperación física y mental. Recomendaba muchas sesiones de fisioterapia, descansar de viajes… “Hacías algo cada día, intentando no correr. Solo había 15 días en los que no corrías, pero hacías otras actividades: nadar, montar en bici, caminar por el monte, etc.", apunta Johny.
El preparador mallorquín, descubridor de David Bustos (finalista olímpico y dos veces medallista europeo), recuerda la tensión bajo la que trabajaba Ion y su grupo: “Tenían casi obligación de ser campeonas por el régimen en el que estaban". Y recalca que: “El trabajo con mis atletas ha sido Puica 200% siempre que me han dejado, cuando no se ha metido en nuestra planificación el agente, el mánager; algunos de ellos para mí son el cáncer del atletismo. Pon eso en negrita". Y en negrita está puesto.
Adaptación del método Puica al corredor popular
Johny considera que muchas de las enseñanzas de Ion Puica, no todas, se pueden adaptar a un popular, haga la distancia que haga. “Las principales serían: la diferencia de los calentamientos, los periodos de transición para regenerar el cuerpo, el periodo de descanso (salga bien o mal el objetivo), el trabajo de fuerza de manera dinámica con las cuestas, la progresión de fácil a difícil y de menos a más… Muchos populares empiezan a hacer series casi a su ritmo de competición prácticamente al empezar a entrenar. Es un error. De igual modo no vale eso de que, como me ha salido mal un maratón, busco otros dos semanas después a ver si ahí suena la flauta. Eso es otro error garrafal y se comete más de lo que pensamos. Cada maestrillo tiene su librillo, pero usando la lógica se pueden extrapolar muchas de las enseñanzas de Ion", reflexiona Ouriaghli.
Solo dejaba que sus atletas nos quitásemos las mallas largas el día de la competición. No levantaba la mano ni en verano.
Y concluye con una anécdota que nos puede venir muy bien en estos meses tan fríos en los que nos adentramos: “Cuando empecé a entrenar con Ion estaba lesionado. Iba cojo, literalmente. Y dijo: todos a entrenar con mallas largas menos y tú, que en lugar de una te vas a poner dos. Me explicó que mi lesión era debida a que la musculatura se había enfriado demasiado. El calentamiento siempre lo hacíamos con mallas largas y encima el chándal. Y en las series te quitabas el pantalón del chándal y entrenabas con las mallas largas. Solo dejaba que sus atletas nos quitásemos las mallas largas el día de la competición. No levantaba la mano ni en verano. El popular es excesivo que lo haga en verano, pero en invierno debería hacerlo siempre".
Descanse en paz (ojalá que activamente, como a él le gustaba) Ion Puica.