Historias

15 rutas para correr este verano: el Rodaballo de Cóbreces, Cantabria

Segundo episodio de '15 rutas para correr este verano', donde os descubrimos rincones increíbles de la geografía española con mucho más que caminos para correr. Hoy, Cóbreces y su rodaballo a la brasa.

Luis Arribas

2 minutos

En los alrededores de la Playa de Luaña, en Cóbreces, está el secreto de la ruta de hoy.
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EL RODABALLO DE CÓBRECES, CANTABRIA

Si te coge cerca este tramo del nunca apreciado gran sendero de la costa del Cantábrico no pierdas la ocasión. Si has cogido vacaciones por el norte (ya lo vimos en el anterior capítulo) es difícil sustraerse de la idea esa de "si hubiera un camino que recorriese toda la costa hasta Galicia"...

Pero si solamente dispones de un rato para correr o caminar te invito a que aparques el coche, una hora y media antes del atardecer, en el pequeño aparcamiento de pradera de La Corneja (ver en Google Maps), perteneciente al término de Ruiloba. Situado a unos pocos metros del agua, vamos a usarlo para ganarnos el rodaballo de tu vida. Que también es una temeridad contarte por dónde correr nueve kilómetros con la excusa de un pescado, pues sí, lo es. A lo mejor llegas y te toca hacer los cuatro kilómetros y medio de regreso y se te quitan las ganas de rodaballo, de leer esta web y de más vacaciones. Pero yo lo tengo que intentar.

El Cantábrico y su costa rota nunca defrauda y más si al final de la ruta nos espera un manjar. LUIS ARRIBAS.

Desde La Corneja tienes que tirar siempre hacia el este. A los 200 metros, siempre de subida, se encuentra El Remedio. Está compuesto por Iglesia, mirador y restaurante, colocados entre pinos, donde no pasa nada si das la vuelta a todo el conjunto al trote. Sigue ascendiendo suavemente por la carretera hasta un primer desvío a la izquierda y rodeando las buenas casas del barrio de Liandres. A la derecha queda el lujo. A la izquierda, la libertad marinera. Al cumplirse dos kilómetros vuelves a tomar la carretera de la izquierda, sin perder de vista las praderas abiertas al mar (del que vienen los rodaballos, nunca hay que olvidarse de ello).

Parada obligada en el banco del mirador (o al regresar, tras el calentón de la subida) y continúa ese empinado descenso entre árboles y pastos hasta el aparcamiento de Luaña.

Tras un par de ondulaciones por las que no es raro encontrar a la jet set española paseando (os lo digo de buena fuente, que nos cruzamos el verano pasado con la mítica Marta Chávarri), llega Trasierra. Otro encanto de pueblín que debemos cruzar tomando a la izquierda en desvío donde una casa pintada de amarillo. A su salida, un profundo descenso nos baja desde una bonita casa azul Klein hacia el bosquecillo y la playa de Luaña, en el municipio de Cóbreces. Parada obligada en el banco del mirador (o al regresar, tras el calentón de la subida) y continúa ese empinado descenso entre árboles y pastos hasta el aparcamiento de Luaña. Una pasarela de madera y una senda llega hasta el destino del secreto de hoy, pero ahora es momento de regresar a La Corneja y ver todo el recorrido con la luz del atardecer.

Si has coordinado bien la ruta con los horarios te dará tiempo a ver caer el sol desde el magnífico cerro de Nuestra Señora del Remedio, estirar, cambiarte de camiseta y llenar el disco duro de tu móvil con esas joyas del paisaje que capturarás para siempre. Y ahora…

El Secreto de CORREDOR\

¿Recuerdas la playa de Luaña? De las dos opciones que encuentras para cenar, te aconsejo que pidas un rodaballo a la parrilla en las sencillas sillas de plástico del Restaurante Luaña 3 (playa de Luaña, Cóbreces). Un pescado de sabor nítido, a buen precio y elaborado con honestidad y unas patatas fritas espectaculares. Viendo cómo los bañistas desalojan el teatro playero y dejan todo para ti y tus acompañantes.

El rodaballo a la parrilla será el mejor premio a una ruta plagada de buenas vistas.

 

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