15 rutas para correr este verano: Playa de Vega, Asturias

La revista Corredor os selecciona quince rutas por las que correr, a las que escaparse a bajar las cervezas, por las que hacer más sitio para la siguiente merienda, esmorzaret o lo que se tercie. Que para eso estás de vacaciones. Para eso y para más, pero ya nos entendemos.

Un lugar único para correr, la playa de Vega, entre Llanes y Ribadesella. AYUNTAMIENTO DE RIBADESELLA.
Un lugar único para correr, la playa de Vega, entre Llanes y Ribadesella. AYUNTAMIENTO DE RIBADESELLA.
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A LA PLAYA DE VEGA, ASTURIAS

Tenéis todo tirado por el suelo del apartamento. Estáis en esa toma territorial de las posesiones que es llegar a vuestro lugar de vacaciones y, este año sí que no, nadie te va a quitar los deberes bien hechos. Has merodeado por plataformas y segmentos y wikicosas. Has buscado qué senda, carretera o paseo podría cuadrarte para correr sólo o acompañado por esa cornisa asturiana. 

Probablemente estás alojado en ese arco de ensueño que forman las poblaciones asturianas de Llanes y Ribadesella. Hoy vamos a rondar los trece kilómetros, y te dejaremos resuello suficiente como para el aperitivo en uno u otro lado del puente viejo sobre el Sella.

Deja el coche por donde te permitan las autoridades de Ribadesella y el propio ajetreo. Hay fans del casco antiguo y otros de dejarlo en las calles del ensanche coqueto de la villa, hacia la playa. Yo lo dejaría cerca del puerto para luego poder disfrutar de ese teatro acuático y montañero de la villa como mandan los cánones. Calienta por esa playa desde la que se huelen Southampton y Plymouth porque cogemos en tres, dos, uno las señales amarillas del viejo camino santiagués. 

Un lugar único para correr, la playa de Vega, entre Llanes y Ribadesella. AYUNTAMIENTO DE RIBADESELLA.2

Recuerda las referencias para el regreso. Te servirán de repaso visual y romántico. Atención, no te desvíes por la carretera de Tereñes. Deja esa sidrería del acantilado para un rato de tarde. Al llegar al pequeño parking del final de playa gira a la izquierda entre los chalés por la carretera de San Pedro. Después de la rotonda, sigue corriendo por esa subida a San Pedro que es un túnel de placer, sombra y casas ancladas en otra vida. Si madrugas seguro que te encuentras peregrinos mil veces más cargados que tú (oh, vencejo de piernas gordas).

Suave vas encaramándote a la zona alta del pueblito. Remontas un collado en un trozo que ya de suave tiene poco,  y sigues por carreteras arboladas donde igual te puede caer un chaparrón salvador, o igual paras a echar la charleta con otro veraneante. Ponte la camiseta si te la quitaste: en este norte del Sella tienen un código de vestimenta un poco más correcto que el de ir corriendo con tus pezones al aire con esos esparadrapos en cruz.

Puedes trotar unos 400 metros llanos hasta la arena, y terminar de cabeza en el Cantábrico. Trae todo lo que puedas guardar de ese frescor dentro de tu cabeza.

Tras una zona ondulada, ahora estás bajando a capón hacia la playa y caserío de Vega. Son dos docenas de casas que caen a embudo a una playa gigante, muy de tardeo en su chiringuito. Puedes trotar unos 400 metros llanos hasta la arena, y terminar de cabeza en el Cantábrico. Trae todo lo que puedas guardar de ese frescor dentro de tu cabeza. El ascenso de Vega hacia tu lugar de origen tiene un rato de mucho bufar, de querer mirar al paisaje pero caes de bruces, sin remedio, y vuelves a mirar las puntas de tus zapatillas. 

La cosa mejora con la bajada de San Pedro. Quizá seas fan de esos hotelitos de la época Art Deco y a los que llegarás triunfante y sudado. Lo mismo hasta tienes reservada sesión de yoga con los otros huéspedes, afortunado tú. Pero si os decimos que el regreso mejora, es porque mejora, tanto que se convierte en uno de los tramos más bucólicos para correr de todo el norte del país este. Flores y más flores en las entradas de las casas, mientras desciendes de manera continuada. Podrás oler el pan del "Maos", cuyo obrador te queda a escasos treinta metros de la rotonda de acceso a Ribadesella. Apunta todo esto para luego. Ahora, quítate de enmedio esos adosados y entra corriendo o ya andando a esa ría de forma conchífera y un poquito apaisada. Trota por la arena o por el agua o por el embaldosado pero, por lo que más quieras, disfruta de esos últimos diez minutos antes de que llegues al coche, al yate o a como hayas venido.

El Secreto de CORREDOR\

Coge el coche y sube a la Sidrería La Portiella (Ctra. Tereñes, 67). Chigre de capacidad suficiente como para pedir de todo y que todo esté rico. Los ventanales que dan a la parte trasera de la sidrería dan acceso a una pradera fantástica que cae hacia los acantilados. Uno de los sitios donde puedes reposar de tu carrerita, pedir unas sidras y unas raciones o algo "de cuchara", mirar a lo lejos y soñar con poder transportarte a nuestro próximo destino.


 

Cada vez son más los corredores que utilizan Strava.

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