Historias

Regresar a Bilbao para disputar su gran carrera

"Quince años después, vuelvo a correr la Total Energies Bilbao Night Marathon". Un texto de Luis Arribas sobre la gran carrera vizcaína.

Luis Arribas

4 minutos

Una imagen de una de las medallas de finisher del Total Energies Bilbao Night Marathon 2023. ORGANIZACIÓN

Richard Ford escribió en Periodista Deportivo que la vida todo eran reservas y anulaciones en hoteles céntricos, horas de espera en pasillos y vestuarios, beber hasta altas horas en bares desconocidos y levantarse siempre antes de que amanezca para ver las cosas con perspectiva. Pero yo he hecho noche en una bonita casa de comidas de Plentzia y he usado el metro para bajar pronto a desayunar al centro de Bilbao. Porque, quince años después, vuelvo a correr la Total Energies Bilbao Night Marathon.

Superviviente, como otros tantos, del complicado calendario español de maratones, el evento bilbaíno supo reaccionar en evaluación de sus puntos débiles y amplió su oferta con carreras de 10 y 21 kilómetros. Además se suprimieron los kilómetros más inviables a los que se nos arrojó aquel primer día para completar un ida y vuelta de cuarenta kilómetros por las oscuras calles de la vieja ría. Y lo de arrojar lo digo de buenas, comprendiendo con el paso del tiempo qué se quería conseguir y que aquello tenía que celebrarse de noche. Era una utopía que se pudiese sacar animación en calles industriales donde el ambiente lo dan fachadas con nombres como Romo Carrocerías y Pinturas o el Restaurante Chino Fuente de Oro.

Bilbao recibe a los corredores con una ría que ha cambiado mucho en los últimos 25 años. NUMAN TORRES.

Pero de esas cenizas se resurgió. Porque no olvidemos una cosa: la noche es la marca festiva que hace diferente esta carrera desde la primera edición. Bilbao, de día, gana cada otoño que pasa un bulevar, un porrón de visitantes, un escalón en el podio de grandes destinos. Pero saber mezclar una fiesta deportiva con el sábado noche del Nervión es un exitazo. Y el resultado está ahí: ya es el sarao deportivo popular más grande de toda Vizcaya. Hoy día son 13.000 los inscritos a la fiesta de sábado noche.

Para las viejas glorias, los cronistas y gente que se va iniciando en el más magnífico de los deportes, medio circuito es la medida que nos merendamos 6.000 participantes de los 10k piratas.

Consiguió el equipo que capitanea Íñigo Elarre un circuito totalmente urbano entre ría, Ensanche, Deusto y Sarriko. Merece la pena probar: es fácil de correr, entretenido de seguir, y está gestionado de manera consistente a lo largo de veinte kilómetros largos que discurren por el centro de una ciudad que, a esa hora, sale y vive. Kilómetros bajo los ojos de la araña gigante a la que llamaron Mamá, de la escultora Louise Bourgeois, que vive al lado del Museo Guggenheim. Para las viejas glorias, los cronistas y gente que se va iniciando en el más magnífico de los deportes, medio circuito es la medida que nos merendamos 6.000 participantes de los 10k piratas. Y que nos supieron a gloria y nos mostraron buena parte del Bilbao otoñal. Varios miles más continuarían para completar la doble vuelta que este año se han llevado el alemán Philipp Wiewald y la cántabra Dolores Marco, y los 21k en los que los kenianos Ayub Kiptum y Nelly Jeptoo han impuesto su ley.

Una imagen del Total Energies Bilbao Night Marathon 2023. ORGANIZACIÓN

En los medalleros, si uno quiere, es donde menos cambio se percibe. Lo demás, todo es vértigo. El gran Bilbao de hace quince años comenzaba a tener el tirón que daba enfrentarse a estrenar una ciudad. Sacaba la cabeza de décadas de vivir con el humo y el agua negra al cuello. Vivía un empujón fantástico tras aquel norte industrial abandonado. Hoy cuesta abstraerse al ver que el futuro ya está entre nosotros. Unos voluntarios encantadores me entregan el dorsal de la carrera en una sala del Palacio Euskalduna, construido donde antes estaban los viejos astilleros. Hay paneles con pantallas gigantes que anuncian lo que antes se hacía con papel, lona y marquesinas. Por la acera discurre gente en patinetes eléctricos. En una dirección y otra de la ría, donde esta noche seremos miles de participantes, se cruzan decenas de personas que corren en ambos sentidos. Las marquesinas publicitarias son como teléfonos móviles gigantes clavados en la acera. Y cada vez cuesta más ver a un abuelo con su txapela buscando dónde potear por Gordóniz o Autonomía, porque la ciudad cambia y se renueva.

El turismo que encarna el corredor se encarga de resucitar un poco la ciudad cada mes de octubre. "Prácticamente el cincuenta por ciento de los corredores son de fuera de Bizkaia y una cuarta parte son extranjeros", dice un organizador estresado pero satisfecho como Elarre. "Y es que Bilbao atrae por su ambiente y por la cultura de tomarla y de los pintxos". No hay duda que se pueden reconocer los muchos grupos de participantes que están por aquí de viaje. Encima, cada vez hay más días de octubre que permiten vivir este Cantábrico en pantalón corto.

En cierto modo, el fin de semana que uno puede pasar viajando a correr en Bilbao es un ejemplo perfecto de cómo sacar a la gente de sus casas y tomar las calles.

En un bar del centro, he desayunado al lado de unos madrileños que correrán el medio maratón. La misma mañana de la carrera, he comprado fruta al lado del mar y almuerzo descalzo, sentado en la refrescante arena de la playa de Górliz. Con los pies metidos en el agua, hay un cuarteto de mayores que hacen fotos al fondo, hacia los acantilados y las olas rompientes. Llevan las características bolsas rojas que la Bilbao Night Marathon nos ha dado para dejar esta tarde en el ropero. A mi izquierda, embobados con el escenario natural del rompiente de las olas, una pareja que viste inequívocamente de corredores ha reconocido la camiseta que llevo y nos hemos sonreído, cómplices. Al fondo, en un espigón, figura la palabra kalera. A las calles, en euskera. En cierto modo, el fin de semana que uno puede pasar viajando a correr en Bilbao es un ejemplo perfecto de cómo sacar a la gente de sus casas y tomar las calles. Ya sea para correr, ya sea para animar. Década y media más tarde, corro con los ojos humedecidos y la piel de gallina por un circuito lleno de vida y alegría. Gentes, bienvenidos a las calles.

Una imagen de dos corredoras en el Total Energies Bilbao Night Marathon 2023. ORGANIZACIÓN

 

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