Historias

Zapatillas de correr: Revolución en la evolución

El del calzado deportivo nunca ha sido un mundo estático, pero en 2017 dio un vuelco que cambió la industria para siempre. Y quién mejor que Bikila para explicar lo que han supuesto esta y otras innovaciones.

Miguel Olmeda

11 minutos

Hace seis años las zapatillas de correr experimentaron la mayor revolución de su historia... y mira que tenían historia. VÍCTOR SECO

Ponerle una fecha exacta al germen de la revolución es complicado, pero fijar el día en que la industria del calzado de running cambió para siempre resulta sencillo: sábado 6 de mayo de 2017. ¿El lugar? El circuito automovilístico de Monza, en la región de Lombardía, al norte de Italia. Aquel día no hubo una presentación de zapatillas al uso. Nike no reunió a la prensa para contarle las bondades de su nueva amortiguación con un vídeo resultón y un puñado de atletas recitando eslóganes publicitarios prefabricados. No. Aquel día estrenó por todo lo alto la única función de una obra sideral que llevaba meses y meses ensayando. Juntó a tres de los mejores fondistas del mundo y los preparó a conciencia con el objetivo de correr un maratón en menos de dos horas. Solo uno quedó a las puertas de la marcianada, Eliud Kipchoge, que completó los 42 kilómetros y 195 metros en dos horas y 25 segundos; 2:40 más rápido que su marca personal (2:03:05) y 2:32 por debajo del récord del mundo de Dennis Kimetto. Rápidamente, el planeta entero desvió la vista hacia los pies del keniano y el cerebro asoció conceptos... it’s gotta be the shoes”.

Más allá de una campaña de marketing brutal nunca vista en nuestro deporte, las zapatillas funcionaban. El modelo exacto de Kipchoge no llegó nunca a salir a la venta, ni siquiera a los pies de la gran mayoría de estrellas de Nike, pero el comercializado, ZoomX Vaporfly 4%, te ayudaba a correr más rápido y a aguantar un volumen de kilómetros a alta intensidad con menor desgaste muscular. La clave residía en combinar la nueva espuma ZoomX (más ligera, más suave y más reactiva que las demás espumas de Nike) con una placa de carbono rígida en la mediasuela, provocando un efecto palanca. Atletas de élite patrocinados por otras marcas comenzaron a calzar las Vaporfly ‘camufladas’ y entre los populares se convirtieron en un codiciadísimo objeto de deseo hasta que la producción se masificó. Entonces se inició una carrera entre el resto de compañías por desarrollar sus propias espumas, montarlas en la famosa placa de carbono (que es la característica que ha prevalecido en el imaginario colectivo) y conseguir resultados similares a los de Nike.

La experiencia de las tiendas Bikila en el running se remonta a finales de los ochenta: ¿Quién mejor que sus responsables para analizar la evolución de las zapas de correr?

De esta revolución hablamos con una familia que ha vivido en primera persona casi todas las revoluciones del calzado de running. Bikila abrió su primera tienda en Madrid en 1988 y actualmente tiene 16 sucursales repartidas por la geografía española. Isidro López, el patriarca y fundador (junto a su mujer, Mari Carmen), y sus hijos -Diego, Ramiro, Javi y Nadia-, todos corredores, guardan la esencia del negocio en el local de la Avenida Donostiarra, junto a la plaza de toros de Las Ventas. “El cambio que metió Nike al introducir la placa de carbono con la espuma ZoomX ha sido brutal, ha hecho que todas las demás marcas tengan que replantearse el concepto de zapatillas”, destaca Javi, que desde niño ha vivido el nacimiento y crecimiento de Bikila hasta que comenzó a trabajar “en plan oficial” en la tienda en 2002. “El mundo del running ha evolucionado una barbaridad en estos 20 años, parece que ahora es otro tipo de deporte. Las marcas siempre habían estado en una constante innovación en cuanto a hacer zapatillas más blandas, más ligeras, mucho más cómodas para protegernos a nivel articular y muscular, pero a partir de que Nike sacara las Vaporfly el resto de marcas se han visto obligadas a reconsiderar su producto”, añade este corredor de los pies a la cabeza, que llegó a ser internacional absoluto y a disputar un Mundial y un Europeo de campo a través en 2009.

‘Bikilita’ se refiere a esta última vuelta de tuerca del mercado como “la más polémica” y a la vez “la más satisfactoria”, no solo por el tremendo éxito a nivel de resultados (de las 34 mujeres en la historia que han bajado de 2:19 en maratón, 30 lo han hecho en esta ‘nueva era’, y de los 23 hombres que han bajado de 2:04, 16): “Especialmente por la protección muscular. Ahora te puedes meter una maratón y al día siguiente salir a rodar tranquilamente porque gracias a esta tecnología no te machacas tanto como con zapatillas anteriores”. Su hermano Diego pone un asterisco a esta afirmación (“Hay que cogerla un poquito con pinzas. ¿Cuida más? Depende”), pero está de acuerdo en que “es una revolución tecnológica con lo que se puede ir mucho más rápido y ha venido para quedarse porque es mucho mejor”. Eso sí, defiende que las Vaporfly, Adios Pro, Metaspeed Sky, Rocket X y compañía no son modelos aptos para todos los públicos: “Igual que una moto de 1000 centímetros cúbicos es más rápida que un ciclomotor, no todo el mundo tiene que ir con una de 1000 centímetros cúbicos, ¿no? Para algunos corredores, ojalá (estas zapatillas) se hubieran quedado en el armario porque no les ha venido bien”.

“En Bikila hemos recibido a gente de 90 o 100 kilos que querían comprar unas Alphafly para el día a día. Tú puedes comprarte la zapatilla que quieras y darle el uso que te dé la gana, faltaría más, pero hay gente que piensa que como ese modelo es el mejor… Pues es el mejor según para quién y para qué. Si a alguien que pesa 60 kilos le dura 300 kilómetros, a una persona de 90 le va a durar 100 o 150. ¿Que se las quiere comprar? Ahí están, pero nosotros siempre hemos sido un poco reacios a ofrecérselo”, explica Javi. Una postura que no siempre ha sentado bien entre los clientes: “A veces les ha molestado que les digamos que una zapatilla no era para ellos. Es como si tú te quieres comprar un coche y estás pensando en un Fórmula 1; es que no es un coche para el día a día”.

A veces ha molestado a algunos que les digamos que una zapatilla no era adecuada para ellos. Es como si tú te quieres comprar un coche y estás pensando en un Fórmula 1; es que no es un vehículo para el día a día.

El momento crítico de ventas de las ‘súper zapatillas’, en todo caso, ya ha quedado atrás. “Sigue habiendo locura, pero el boom se ha tranquilizado. La gente estaba más histérica cuando solo estaban las Nike a la venta, pero luego el resto de marcas se han puesto mucho las pilas y han llegado prácticamente al mismo nivel, entonces ya no existe esa euforia por conseguir esa zapatilla deseada de la que además no había demasiado stock”, cuenta.

Javier López Villarrubia atendiendo a un cliente en la tienda Bikila de la Avenida Donostiarra de Madrid. VÍCTOR SECO

INTERNET, UN PELIGROSO ALIADO

En los 34 años que lleva abierto Bikila el running ha vivido múltiples transformaciones. “Cuando era pequeño (nació en 1978) el que corría hacía atletismo. Se podía hablar de jogging y de footing, pero nunca de running, y si hablabas de correr es que de verdad corrías, federado o popular de mucho nivel”, recuerda Diego, el mayor de los cuatro hermanos (hoy no están Ramiro ni Nadia) que trabajan en la empresa familiar. “En esa época corrías por la calle y la gente te gritaba cosas, llevar mallas corriendo te convertía en un bicho raro, y hoy ya ni te miran porque está completamente naturalizado”, señala. Isidro, el patriarca, recalca que en aquella época el nivel medio de los corredores era superior al actual. Había menos, pero mejores: “Antes hacías 2:30 en el maratón de Madrid y quizás entrabas 10º (en 1997, por ejemplo, el último sub-2:30 fue 14º, con 10 españoles rompiendo esa barrera), mientras que ahora esa marca te puede valer para ser uno de los primeros españoles (en 2022, únicamente dos españoles bajaron de 2:30 en Madrid, y solo 14 bajaron de 2:40, por los 55 que lo hicieron en 1997)”.

“Antes el que corría lo hacía porque amaba correr. Ahora ha crecido el número de corredores, pero mucha gente lo hace por sentirse bien, por salud, para escapar de la rutina, el trabajo, incluso la familia…”, apostilla Javi. Podría pensarse que esa especialización entre los corredores de la época les hiciera llegar a Bikila más preparados de lo que lo hacen ahora, pero no es así. “Al revés”, apunta el menor de los ‘Bikilas’, “venían más dispuestos a que nosotros les pudiéramos ayudar a elegir una zapatilla adecuada para ellos”. Ahora, se han encontrado con un escollo en la figura de Internet: “Tienen muchísima infomación al alcance del móvil y lo malo es que a veces esa información no es tan personalizada. Hay mucha gente que viene diciendo que ha visto X zapatilla en Internet y que se supone que le deberían funcionar como la mejor, y en realidad no es así. Porque Internet no tiene ojos, no tiene esa conversación con el cliente, y entonces no sabe el uso exacto que le vas a hacer, ni cómo eres, ni cuántos días a la semana corres…”.

Lo que sí ha cambiado son las demandas de los corredores a la hora de buscar una zapatilla. “Antes sobre todo lo que querían era una zapatilla de batalla, una zapatilla que aguantara la temporada completa. Eran mucho más pesadas, cerca de 400 gramos todas, mucho más rígidas y duras, y no importaba porque esa era la herramienta que usábamos para el día a día”, explica Javi. “En competición eran zapatillas muy minimalistas y bajas, prácticamente sin mediasuela, y más que en cuánto me van a hacer mejorar o a qué ritmos las voy a poder llevar lo que la gente buscaba era el feeling que tenían con ellas”, añade. Actualmente, para ponerse un dorsal, el público se ha volcado con las ‘súper zapatillas’, pero hay quien ha llevado esa fiebre por el rendimiento a los entrenamientos: “Por desgracia, ahora que una zapatilla pese más de 300 gramos ya es un crimen. Resulta pesada y tosca y no la quieren. Es un error porque si tú buscas una herramienta para entrenar lo que importa es que aguante, proteja y amortigüe”. Amortiguación. Otra de las claves que solicitan los corredores, especialmente aquellos cuya motivación poco tiene que ver con colocarse en una línea de salida. “La mayoría te pide una zapatilla amortiguada y ya, se quedan ahí. Por suerte hay muchas más cosas que mirar en un modelo, y de hecho un exceso de amortiguación puede ser incluso contraproducente”, cuenta Diego.

Isidro López escoltado por dos de sus cuatro hijos, Diego (izquierda) y Javier (derecha). Entre los tres han vendido zapatillas a media España. VÍCTOR SECO

REVOLUCIONES, OBSESIONES Y MODAS

La familia de Bikila coincide en que las espumas hiperreactivas y las placas de carbono han supuesto la revolución más importante en la historia del calzado de running, pero no ha sido la única. Cambios y mejoras en los materiales ha habido muchos, aunque quizás uno de los más impactantes fue el del Boost de adidas. Esta tecnología cumplirá 10 años en 2023 y sigue presente en muchísimos pares de la compañía alemana, si bien ha perdido la batalla frente a las espumas incluso en los modelos de competición de la propia marca, que apuestan por Lightstrike Pro.

El Boost nació en 2013 incorporando partículas de poliuretano termoplástico que se expanden para formar pequeñas cápsulas cerradas alrededor de pequeñas bolsas de aire dando como resultado un producto conocido como poliuretano termoplástico expandido (eTPU). Su gran innovación fue el retorno de energía en una zapatilla de amortiguación suave. “Fue revolucionario en su momento”, señala Diego, “y tuvo su gran auge con el récord del mundo de maratón de Dennis Kimetto en 2014 (2:02:57)”. Sin llegar a la categoría de revolución, el minimalismo pegó muy fuerte entre los corredores hace una década aproximadamente, y aunque el boom ha remitido todavía sigue contando con adeptos en todas las carreras. “Literalmente creo que hizo mucho daño porque en realidad era un poco traumático. ¿Que hay quien lo pueda hacer? El mismo Bikila en los Juegos de Roma 1960, pero Bikila solo hubo uno”, defiende Diego. “Hoy en día todavía te encuentras a quien va, si no totalmente descalzo, sí con unas sandalias tipo huaraches”, añade.

“En su auge había quien estaba convencido del minimalismo porque se había leído el libro Nacidos para correr, pero la gran mayoría de gente que venía lo hacía para que les contaras qué es. Nunca he querido decir si esto es mejor o peor, depende mucho de a quién se lo calces. El propio Bikila eligió correr con zapatillas en Tokio 1964 y la postura y la mecánica que llevaba era mucho mejor que cuando corría descalzo”, cuenta. “La gran mayoría de gente corriendo descalzo lo que se hacía es más daño. Se decía: ‘Es que hay que aprender a correr’. A ver, aprender a correr… Si hay algo muy natural es correr, si ya tienes que pensar cómo tienes que poner el brazo, cómo tiene que caer la rodilla, cómo tienes que llevar la cadera…”. Otra cuestión que caló hondo en las necesidades de los corredores, al punto de convertirse casi en una obsesión para algunos, es el drop (la diferencia de altura entre el talón y la parte delantera de la zapatilla). “Está bien tenerlo en cuenta, pero creo que se le da importancia de más. Otra cosa es que el traumatólogo/podólogo/fisio de turno te dé un dato concreto porque es lo que mejor te va con tu plantilla. Se le da demasiada importancia porque cuando entrenamos casi nunca lo hacemos en una superficie llana, y el drop que indica la zapatilla es válido solo en un terrero que sea 100% llano. A veces le dan más importancia de la que realmente tiene y quieren solo un modelo de zapatilla con un drop de 8 mm, rechazando una de 10 mm… ¡Si cuando corras vas a ir incluso a 14 mm dependiendo del terreno!”, exclama Javi. “En unos márgenes de 8 a 12 mm casi es imperceptible”.

Hay mucha gente que viene a la tienda diciendo que ha visto una zapatilla en Internet y que se supone que es su modelo ideal. En realidad no es así, porque Internet no tiene ojos, no tiene la conversación con el cliente.

LOS CLAVOS, UN DÉJÀ VU

Pocos años después de que explotase el fenómeno de las Vaporfly en el atletismo de ruta, Nike volvió a reinventar el mercado del calzado, esta vez en la pista. Los primeros prototipos de las ZoomX Dragonfly comenzaron a verse en los mejores atletas de la marca en 2019, pero no fue hasta verano de 2020 cuando llegaron por primera vez a las tiendas. La histeria de 2017 se repetía con los clavos de mediofondo y fondo, y meses más tarde lo haría de nuevo con las Zoom Maxfly de velocidad.“Salían a la venta en la web y a los 10 minutos se había agotado el stock”, recuerda Javi. “Nike hizo lo mismo que con las Vaporfly, convertirlas en una necesidad y poner a los corredores con los dientes largos. Querían que las deseases pero no las pudieras conseguir, y por tanto las deseases con más fuerza”, apunta, refiriéndose a la escasa oferta de las primeras remesas. “Había lista de espera por comprarlas y gente que las deseaba hasta el punto de ofrecernos dejarlas pagadas para que cuando volviéramos a tener stock fueran suyas. Nunca aceptamos eso, pero había gente dispuesta a pagar por adelantado incluso sin saber cuándo iban a llegar”, añade a su análisis sobre aquella nueva locura colectiva.

Cuando los corredores entran en Bikila sucede lo mismo que cuando los niños entran en un parque de atracciones. VÍCTOR SECO

LOS ‘OSCAR’ DE LOS CORREDORES

En 34 años resulta imposible hacer recuento de cuántos pares de zapatillas se han vendido en Bikila. ¿Decenas de miles? Seguro. En todo este tiempo, hay modelos que han nacido, otros han desaparecido, algunos incluso se mantienen desde antes de que se inaugurase la tienda, fieles a su espíritu pero capaces de renovarse cada cierto tiempo para seguir en los pies de millones de corredores en todo el mundo. En la revista Corredor, como ya habréis podido comprobar, somos unos románticos y nos encantan estas últimas zapatillas, las clásicas. Por eso preguntamos a Bikila cuáles son los modelos que más se han vendido en estas más de tres décadas abiertos al público.

“La Nike Pegasus seguro que está en la terna y la Brooks Ghost o la Glycerin probablemente también”, aventura Diego. “¿Sabes qué pasa? Que hay modelos como la adidas Supernova que han cambiado de nombre, aunque en esencia la zapatilla en la misma, y entonces no aparecen en las estadísticas”, señala. “El tipo de corredor que engloban la Ghost, la Glycerin, la Supernova, la Pegasus… Son las que más se han vendido seguro”. El caballo de batalla de cada marca, que suele decirse. “Posiblemente las Ghost sean las más vendidas. Desde que salieron a la venta, y ya van por la edición 14, está siendo el modelo más vendido por Bikila incluso con cierta diferencia”, apostilla Javi. “Asics tuvo su época en la que era la marca más deseada y la Nimbus (va por la edición 25) y la Cumulus (por la 24) se han vendido muchísimo”, añade. Si hablamos de zapatillas de competición, dos modelos se llevan la palma. Uno, evidentemente, son las Nike ZoomX Vaporfly, de cuya evolución Next% 3 ya se han filtrado algunas imágenes. El otro son las adidas Adios, más longevas, y que han vivido la etapa de la marca alemana apostando por el Boost, así como la previa y la posterior, actualmente bifurcada en dos modelos que emplean la espuma Lightstrike Pro: adidas Adios 7 y adidas Adios Pro 3. 

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