En las nubes: visita exclusiva al cuartel general de On Running en Zúrich

Una visita exclusiva al nuevo cuartel general de On Running en Zúrich.

Maikel Gómez

Viajamos al corazón de la firma suiza On para saber cómo confeccionan sus revolucionarias zapatillas. MAIKEL GÓMEZ
Viajamos al corazón de la firma suiza On para saber cómo confeccionan sus revolucionarias zapatillas. MAIKEL GÓMEZ

Montaña. Lago. Bosque. Tierra. Estoy en las afueras de Zúrich, dentro de un edificio de oficinas de hormigón, un claro ejemplo de arquitectura brutalista, pero dentro todo parece llamar a la naturaleza. “Nacimos en los Alpes y, de algún modo, tratamos que esa herencia se refleje en todo lo que hacemos”, comenta una de las relaciones públicas de la marca. “Nos ayuda a no olvidarnos de un mantra de la empresa: la sostenibilidad”. La empresa es On, fundada en 2010 por Olivier Bernhard, un duatleta suizo al que, jugando a las manualidades en el jardín de su casa, se le ocurrió partir en dos una manguera y adosarla a las suelas de sus zapatillas. Trataba de encontrar un nuevo modo de amortiguación y esas “nubes” en la suela de las zapatillas le han llevado, trece años después, a una empresa de más de 2000 empleados que cotiza en Wall Street con Roger Federer como uno de sus principales accionistas.

Hemos venido a conocer en primicia la nueva Cloudsurfer, evolución del modelo primigenio de Bernhard, el buque insignia de la compañía: una zapatilla de entrenamiento con la amortiguación como principal bastión. La “Pegasus” de On lleva seis actualizaciones en trece años de historia, pero no hemos viajado a Suiza solo para que nos enseñen una zapatilla, eso está claro. “Queremos también que conozcáis nuestra sede y nuestra misión. Puede que, de algún modo, os ayude a entender por qué hacemos así nuestras zapatillas”, señala Nils Altrogge, el máximo responsable de la innovación tecnológica de la marca, mientras esperamos el ascensor. Nils lleva ocho años en la empresa, fue uno de los treinta primeros empleados de On cuando todavía era el sueño de un duatleta visionario y la Bolsa de Nueva York quedaba lejos de las expectativas. On anunció en marzo que, por primera vez en su historia, ha conseguido una cifra de venta de más de 1000 millones de euros. “Nos mudamos aquí en junio de 2022, sois de los pocos que habéis visto estas oficinas” nos dice mientras pulsa el botón que lleva a la segunda planta.

El trabajo en On se desarrolla en un entorno tranquilo que fomenta la creatividad. MAIKEL GÓMEZ
El trabajo en On se desarrolla en un entorno tranquilo que fomenta la creatividad. MAIKEL GÓMEZ

LA SALA DE LAS PAREDES NARANJAS

“Aquí estamos, este es Ben”. Ben es Ben Lane, el tipo que se encarga de hacer todas las simulaciones en el ordenador antes de diseñar la media suela de una zapatilla, aunque eso lo sabremos un poco después. Ahora Ben es un tipo detrás de un ordenador conectado a un tapiz rodante enorme en el que registra el tipo de pisada de atletas y corredores. Precisamente sobre el tapiz rueda Joanne Guyot, responsable de producto de On que, además, es atleta (tiene 4:21.05 en 1500m). La francesa sirve como conejillo de indias para que veamos cómo funciona el laboratorio.

El sistema está basado en MotionMetrix, un software que, a través de un par de cámaras, puede hacer un análisis biomecánico bastante completo en unos minutos sin necesidad de ponerte marcadores en las articulaciones. Obtiene datos de cadencia, tiempo de contacto en el suelo, inclinación del torso, desplazamiento vertical, fuerza de frenada, economía de carrera… Con el perfil generado te indica qué tipo de corredor eres basado en cinco arquetipos ya predefinidos (desde el que da pasitos muy cortos hasta el que hace zancadas muy largas pasando por el que corre “sentado” o un velocista potente que corre siempre de puntillas). Conocer la manera de pisar del corredor objetivo es el primer paso a la hora de lanzar una zapatilla al mercado. Esos datos servirán para que Ben, detrás del ordenador, pueda definir el diseño de la media suela que necesitará el modelo que responda a las necesidades de ese corredor objetivo. “¿Sabéis por qué las paredes tienen cristales naranjas?”, nos señalan. “Sirven para diferenciar las zonas de I+D del resto de la empresa. El acceso está restringido porque aquí almacenamos los prototipos pero tranquilos, hemos guardado todo antes de que entraseis”.

De la sala de las paredes naranjas pasamos a la mesa de Ben Lane, doctor en ingeniería mecánica y que antes de recalar en Zúrich trabajó en Jaguar-Land Rover haciendo simulaciones para mejorar la seguridad en caso de accidente. De algún modo hace algo similar ahora: su mesa acoge una consola del software FEA (Análisis de Elementos Finitos), un simulador que le permite observar en tiempo real cómo se comporta cada uno de los materiales en la pisada. “No solo observamos la deformidad de la media suela, sino que analizamos la fuerza y tensión de elementos humanos, como los huesos, músculos, tendones y articulaciones”, relata Lane mientras vemos aterrizar un sujeto de muestra sobre un talón mientras el monitor, efectivamente, va mostrando la contracción muscular asociada. “Si añado un milímetro de densidad o cambio la forma de los agujeros de la media suela la reacción será diferente, se trata de ajustar hasta el punto óptimo de amortiguación”. Ben lo cuenta mientras va enseñando y ocultando capas: puede dejar una vista en la que un pie formado por hueso y músculo choca contra la media suela o puede vestir completamente al “humano” con una zapatilla con un upper simbólico que le cubra los maléolos. Para la nueva Cloudsurfer el mantra es que la media suela consiga un equilibrio de fuerzas entre talón y puntera lo más fluido posible sin perder un ápice de amortiguación: una vez que Lane está satisfecho con la simulación guarda el proyecto y lo manda a “imprimir”.

tempImagehBSQV1
On no ha tardado mucho tiempo en convertirse en una de las marcas más deseadas por los amantes del running. MAIKEL GÓMEZ

EL MARTILLO DE THOR

¿Imprimir? Sí, exactamente. Thor hace honor al dios nórdico: 1,90 de estatura, melena rubia y brazos fuertes. Nos espera en un edificio anexo a las oficinas centrales que, literalmente, está cruzando la calle (y encima es una calle peatonal), el lugar donde está el Maker Space, su sala particular de operaciones. “Bienvenidos a mi taller”, dice abriendo los brazos. Aquí Thor recibe el modelo de media suela que Ben Lane ha estado simulando y, tras pasarlo por un software, corta una placa de goma EVA o de Pebax gracias a una “impresora” láser. “Tener la media suela fabricada en mis manos es cuestión de días desde que Ben termina el diseño”, comenta mientras la máquina hace lo suyo. “Poder fabricar prototipos aquí ahorra mucho tiempo ya que no necesitamos esperar a que nos manden de Asia las primeras muestras para ver si funcionan”. La media suela aparece, en varios trozos alargados, con el corte perfecto en cada uno de los agujeros (en On prefieren llamarlos nubes) que Ben diseñó previamente en el ordenador.  Thor los junta en su mesa de trabajo, los encola uno a uno hasta formar una única placa y, martillo con cabeza de plástico en mano, los pega a un upper de muestra cuya única función es la de que alguien pueda probarse las zapatillas ipso facto. Tras unos minutos de lijado y esmerilado el “monstruo” está listo para la acción.

tempImageShzi0B
Thor trabajando en su taller, el lugar donde vienen al mundo los primeros prototipos de On. MAIKEL GÓMEZ

“Las llamamos monstruos porque, en cierto modo, eso es lo que son. Un upper feo, que no tendrá nada que ver con el producto final, que simplemente te permita atarte la zapatilla y salir corriendo”, comenta Thor mientras alarga el brazo para que la cojamos. La máxima es que se tarde lo mínimo en probarlo, y eso hacemos. Podemos darnos unas carreritas sin problemas en medio del taller con una zapatilla que hemos visto “fabricar” delante de nuestros ojos y que, oye, no es incómoda. “Nuestros beta tester vienen, le ponen una plantilla y salen a entrenar con ellas”, continúa. Las oficinas de On están a dos bloques del río Linmat, al que rodea un sendero que permite hacerte un buen rodaje en el que probar el “monstruo”. Los probadores vuelven al taller, entregan las “armas” y le comentan a Ben Lane sus percepciones porque, aunque el software de FEA permite hacer miles de simulaciones, es necesario tener un feedback humano para hacer un producto redondo. Las correcciones se aplican y, tras unas tres iteraciones de media, el “monstruo” está listo para entrar en producción y comenzar a venderse al público. Si estas variaciones se tuvieran que enviar a fabricar a Asia el proceso se retrasaría varios meses: se trata de ganar eficiencia.

UNA MANGUERA Y UNA PATENTE

Si Bill Bowerman hizo grande a Nike con una gofrera vieja que ya no usaba su mujer, Olivier hizo grande a On con una manguera de jardín. La historia cuenta que, después de un periodo de lesiones, buscaba una zapatilla cómoda que le dejara competir con seguridad y, al no encontrar nada que le valiera, recurrió al “háztelo tú mismo” en 2005. Cortó la manguera en longitudinal, pegó esas “nubes” a una suela y probó si amortiguaban lo suficiente como para poder usarse.

Un colega, ingeniero en el ETH, el Instituto de Tecnología de Zúrich, le ayudó durante 4 años a pulir el prototipo de la manguera que, curiosamente, no solo amortiguaba bastante bien, sino que además proporcionaba buena reactividad para el despegue. Nils Altrogge nos cuenta que “la patente no solo recoge la forma de las nubes en la suela, sino que están patentados los movimientos vertical y lateral que hacen que el agujero se cierre y luego se vuelva a abrir”. De hecho, para sacarle el máximo partido a la zapatilla, la “nube” debería cerrarse en cada zancada. En 2010 Olivier Bernhard, con un prototipo muy estable, se asoció con dos genios del marketing, David Allemann y Caspar Coppetti, para formar la empresa On. Contrataron al diseñador Thilo Alex Brunner para que creara la icónica Cloudsurfer. El resto es historia.

Historia, por otra parte, bastante reciente, porque Nils nos enseña ahora la evolución del CloudTec que podemos ver en la nueva Cloudsurfer. Ha colocado con delicadeza una serie de fichas de dominó, de pie, sobre una mesa. Sabemos lo que va a hacer, pero no por eso el momento en el que una ficha golpea a la otra hasta caer todas deja de ser hipnótico (hay vídeos de millones de visualizaciones en YouTube con la temática, no me juzguen). “Este efecto dominó es lo que hemos conseguido con la nueva tecnología CloudTec Phase que llevan las Cloudsurfer”, nos indica. “Cada una de las nubes tiene una inclinación distinta para que se vayan cerrando una a una muy suavemente cuando el pie cae. Con eso conseguimos mejorar la amortiguación y que la transición del talón a la punta del pie sea mucho más suave”. La inclinación de los agujeros de la Cloudsurfer, así como el modo en el que se ha fabricado, también están protegidos bajo patente. A simple vista uno puede ver que, efectivamente, los agujeros del talón están inclinados de manera diferente a los de la punta, que casi son paralelos al suelo. Todo está diseñado en el ordenador de Ben ¿se acuerdan? para lograr ese “efecto dominó” con tu pisada.

Antes de lanzar un producto evaluamos cuánto tardaremos en tenerlo a la venta, cuánta inversión necesitará, a qué público ayuda y si es sostenible. Si una pata falla, la zapatilla no sale a la venta.

FUERZAS DE LA NATURALEZA

Tras la lección de historia Nils nos lleva a la Dream Room, la sala de los sueños. El slogan de la compañía, desde su nacimiento, es Dream On Clouds (sueña en las nubes), y este espacio diáfano lleno de espejos suele ser en el que los responsables de producto enseñan los lanzamientos a los directivos y accionistas de la compañía (a veces, incluso a Federer). “Desde el primer concepto de la zapatilla hasta la versión final pueden pasar 30 meses”, nos dice Altrogge. “Creo que habéis visto que la naturaleza está muy presente en el edificio, y eso también lo llevamos a la fabricación del calzado”. Con una clara vocación de sostenibilidad, la nueva Cloudsurfer ahorra un 90% de agua respecto a las técnicas de teñido tradicionales. “Los colores de los tejidos se consiguen sumergiendo el hilo en tintes durante mucho tiempo. Conseguir tonos flúor o neón gasta muchísima agua: nosotros vamos a contrapié” señala Nils. “Con esta técnica ahorramos agua pero no podemos tener la amplia paleta de colores llamativos que tienen otras marcas: perdemos en la estantería de ventas pero gana el planeta”.

La Cloudsurfer prescinde de los recubrimientos plásticos y tiene un 30% de materiales reciclados. “Es la única manera”, continúa Altrogge. “Antes de lanzar un producto evaluamos cuatro puntos: cuánto tiempo tardaremos en ponerlo a la venta, qué inversión necesitaremos, a qué público ayuda y si es o no sostenible. Si una de esas cuatro patas falla, el producto no sale a la venta”. ¿Podría ser postureo? Honestamente, no lo creo. Hablamos de unos tipos que, cerca de recepción, tienen una sala decorada con rocas traídas del lago Lunghin, en plenos Alpes suizos, uno de los lugares favoritos de Oliver Bernhard. De una empresa que en su tienda franquicia de Zúrich tiene una escultura con forma de roca hecha con ropa reciclada con una instalación en la que, si te acercas, escuchas los Alpes. De una compañía que tiene un programa de suscripción en el que pagas 30 € al mes por una zapatilla hecha con semillas y que puedes cambiar cada seis meses para fomentar la circularidad.

 en su tienda franquicia de Zúrich tiene una escultura con forma de roca hecha con ropa reciclada con una instalación en la que, si te acercas, escuchas los Alpes
En su tienda franquicia de Zúrich, On tiene una escultura con forma de roca hecha con ropa reciclada con una instalación en la que, si te acercas, escuchas los Alpes. MAIKEL GÓMEZ

UN PASEO POR LAS NUBES

Concluimos la visita conociendo el edificio. “Creo que es bueno que veáis cómo trabajamos para que entendáis nuestra filosofía”, nos dice la responsable de relaciones públicas. “Montaña, Lago, Bosque y Tierra son los cuatro pueblos en los que se divide el edificio y cada trabajador pertenece a uno de ellos”. Cada pueblo consta de tres plantas con espacio abierto, numerosas salas de reuniones, todas con vidrieras transparentes y una zona de office que ocupa una de las plantas y en la que verse con el resto de compañeros de "pueblo". No hay puestos fijos para fomentar la movilidad y que te pongas cerca del compañero con el que necesites trabajar hoy. No ves una sola impresora a la vista. Sí unos casilleros para guardar los efectos personales.

“Éste es uno de mis lugares favoritos”, nos señala mientras abre una puerta corredera para llegar a la biblioteca. Hay libros de Federer, un martillo en una caja de madera con el logo de la Bolsa de NY y cientos de libros de deporte. Una terraza abierta, mesas de ping-pong, agua, fruta y café gratis podrían asemejar este edificio a cualquiera de Silicon Valley. Salvo algunos detalles. “¿Os habéis fijado que no hay plantas? Las tenemos todas aquí”, dice nuestra acompañante mientras abre una especie de invernadero con paredes de cristal cubierto de estanterías metálicas con todo tipo de plantas de interior. “Cuando quiero sentirme bien vengo aquí a trabajar un rato. “Además, en el Lab, tenemos una zona en la que los testers de producto pueden cambiarse y ducharse con lavadoras y secadoras. También contamos con una pequeña recta de tartán al lado del garaje, pero estamos probando prototipos y siento no poder enseñarla”, nos cuenta compungida mientras nos acompaña a comer a la cantina.

El restaurante autoservicio se llama “Raíces”, está en la planta baja del complejo y tomamos un bufé de ensaladas repleto de proteínas vegetales. A la mesa se suman Ben, el ingeniero y Thor, el artesano. Cerebro y manos degustando cubos de tofu aliñados y un vaso de té con hibisco. “¿Mola trabajar aquí?”, les pregunto. “Por supuesto”, contestan al unísono. “Es el lugar más creativo en el que he trabajado en mi vida”, dice Ben. “Cuando un probador vuelve con un ‘monstruo’ y te dice que es la mejor zapatilla que ha probado nunca te vas muy contento a casa”, responde Thor, al que el té le pega menos que la cerveza. Supongo, ya en el taxi de vuelta al aeropuerto, que trabajar en las nubes ayuda a que, de algún modo, tus zapatillas hagan volar a quienes las prueban.

tempImagekQ9HnL
Es largo el proceso hasta ofrecer al cliente modelos de calidad contrastada; On no se ha puesto a la vanguardia del mercado por casualidad. MAIKEL GÓMEZ

Nils Altrogge, director de Innovación Tecnológica en On Running

 

¿Cuál fue vuestro principal reto al fabricar y diseñar esta zapatilla?

Queríamos crear una zapatilla que le encajara a la mayor parte de los corredores, así que teníamos que saber cómo corre la mayoría. Recogimos datos de miles de runners para desarrollar desde ahí, combinando ingeniería humana con simulación por ordenador. Con ello desarrollamos la nueva Cloudtec Phase, nuestra nueva media suela, que trata de encajar con muchísimos tipos de corredor diferentes.

Ahora que está en las tiendas, ¿creéis que lo habéis conseguido?

Cuando la probé dije... ¡guau! Me da la sensación exacta que estaba buscando. Muy suave y amortiguada, con una transición suave y continua. Pensé que el equipo había hecho un grandísimo trabajo. Pero también lo veo cuando los clientes y corredores se la ponen, cómo les brillan los ojos y dicen: “Podría salir a correr con ellas ahora mismo”. Si unes estas dos, pienso, sí, lo hemos hecho.

tempImagefWkOzy
Nils Altrogge, director de Innovación Tecnológica en On Running. MAIKEL GÓMEZ

Siendo una zapatilla para la mayoría de los corredores, ¿sirve para varias distancias?

Sí, está pensada para cualquiera al que le guste correr. Si eres profesional sería tu zapatilla de recuperación, para hacer tiradas largas en días de regeneración. Para ellos no es una zapatilla de competición, pero sí para el resto. Puedes hacer un 5K, un 10K, una media o un maratón. Funciona en cualquier distancia.

La placa de carbono no es para todos. La usamos para nuestros atletas profesionales, pero no es algo que tenga que servirle a cualquier corredor

¿Qué opinas de las placas de carbono? ¿Las vais a añadir a vuestra colección?

Bueno, es una tecnología para mejorar la propulsión y la transferencia de fuerzas. Es un modo de hacerlo, pero estamos trabajando en otras opciones que nos permitan hacer lo mismo pero de un modo más sostenible. El carbono tiene ese problema, la sostenibilidad. Pero está claro que es el momento del carbono. Lo usamos para nuestros atletas profesionales, pero no es algo que tenga por qué servirle a cualquier corredor. Es una tecnología de alto rendimiento y debería quedarse ahí. Pero quizá en el futuro haya opciones que nos permitan crear algo parecido.

¿Cómo le explicarías a alguien que nunca ha probado antes unas On cómo es vuestra amortiguación?

La diferencia está en la sensación. Puedes contar mucho sobre la tecnología, pero lo mejor es que la gente se vaya a la tienda, la pruebe y que la zapatilla hable. Van a notar que amortigua diferente al resto. Esos agujeros en la media suela que tienen las zapatillas amortiguan de arriba a abajo pero también horizontalmente, y no olvides que corremos hacia adelante. Esta sensación de amortiguación nos hace únicos.

Archivado en:

Probamos las nuevas On Cloudsurfer

Relacionado

A PRUEBA | Zapatillas On Cloudsurfer

La leche es un alimento tan completo y sencillo de tomar que no puede fallar en tu nevera ni en tu dieta diaria.

Relacionado

Este alimento es la leche

Cruzar la meta y hacer sonar la campana es parte de la idiosincrasia de Val d'Aran Pyrinees by UTMB®. LIQEN STUDIO

Relacionado

Montañas, valles y campanas