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Letesenbet Gidey no corrió el pasado domingo el Medio Maratón de Valencia Trinidad Alfonso EDP. La atleta etíope, actual poseedora del récord del mundo de 5.000 metros (14:06:52) no pudo pelear por la victoria en un evento que tenía marcado en rojo en su calendario y no lo pudo hacer por un motivo simple: la violencia. No fue una lesión, tampoco un mal estado de forma. Lo que impidió que Gidey tomara un avión con dirección a Valencia fue el conflicto armado que desde hace más de un mes domina el día a día de la región de Tigray, al norte de Etiopía, donde ella reside.
Pocos días antes de la prueba en Valencia, la propia Gidey mostraba en su cuenta de Instagram su entusiasmo por competir en el que iba a ser su primer medio maratón, pero finalmente y según han informado diversas fuentes al diario Las Provincias, el viaje hacia Valencia tomó un nuevo rumbo, lejos de los focos de una de las mejores pruebas de atletismo a nivel global. "Puede que tenga que salir de mi casa pronto. El genocidio es un crimen y Tigray no es un lugar seguro. Muchos se refugian en Sudán", escribía Gidey el 13 de noviembre en la misma red social y parece que ese ha sido su destino final.
Se cree que el destino de Gidey ha sido Sudán, un país que acoge ya a casi 50.000 refugiados etíopes.
Nadie sabe, a ciencia cierta, cuál es el paradero de uno de los mayores talentos del atletismo presente. Como explican en Las Provincias, la organización del Medio Maratón de Valencia pudo ponerse en contacto con Letesenbet Gidey unos días antes de la prueba a través de un teléfono satélite. Sin embargo, jamás pudo tomar el avión que le trasladaría a España y ni si quiera su representante ha podido ponerse en contacto hasta ahora.
Se calcula que casi 50.000 refugiados han cruzado la frontera hacia Sudán, un país que pese a encontrarse en una frágil transición hacia la democracia y en plena crisis económica y humanitaria, no ha dudado en abrir sus fronteras para acoger a sus vecinos etíopes. Y ese parece haber sido el destino de una Gidey atrapada por un conflicto que, según algunos expertos, podría desembocar en una guerra civil (si no lo es ya) entre el Frente de Liberación Popular de Tigray y el gobierno centralista dirigido por el primer ministro Abiy Ahmed Ali que en 2019 recibió el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos para poner fin a 20 años de guerra entre Etiopía y Eritrea.
De esta forma y a sus 22 años, Gidey se ha convertido en una de las figuras visibilizadoras de un conflicto que, en medio de la crisis derivada por la expansión del coronavirus, apenas ha tenido repercusión en el mundo occidental. De la misma forma que Feyisa Lilesa dio a conocer los crímenes que se cometían con los ciudadanos etíopes de la etnia Oromo, ahora es Gidey la que está siendo una de las protagonistas de un nuevo conflicto en un país que se ha caracterizado en muchas ocasiones por su inestabilidad interna.
