Si estamos hablando de la capacidad de producir una lesión, hay muchos aspectos que van más allá de si las zapas tienen fibra de carbono o no. Entre ellos está la variabilidad individual, condicionada por la particular resistencia de los tejidos de cada atleta, la “tensegridad” o el grado de resistencia de los tejidos a una carga determinada. Pero también la experiencia atlética, el nivel de rendimiento, el grado de exigencia o intensidad en cada entrenamiento, la duración y la frecuencia de las sesiones de carrera, la capacidad de recuperación tras el entrenamiento, la técnica, los aspectos psicológicos, etc.
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Es una realidad, que las zapatillas con suela de carbono se están generalizando en los corredores aficionados, y esto responde a una estrategia de marketing muy bien orquestada. Relacionan su uso con la mejora del rendimiento, pero no hablan a costa de que, porque no interesa hablar de la salud del deportista. Respecto a la mejora del rendimiento, los estudios y los nuevos records en todas las distancias así lo corroboran, confirman ganancias del 4% en la economía de carrera y un 2% del rendimiento. Pero a costa de una mayor rigidez longitudinal de la planta, un “efecto ballesta” que resta flexión al pie, lo que conlleva que otras estructuras del pie y de la pierna tengan que asumir más carga, y esto suponga un mayor estrés en otras zonas y que con el uso “excesivo”, se pueda producir una lesión. A todo esto se le suma una mayor altura de la suela, lo que aumenta la inestabilidad del pie y del tobillo, y con ello un mayor riesgo también de lesión articular. Todos hemos oído de algún conocido que está sufriendo alguna lesión por usar este tipo de zapatillas. Pero actualmente, hay muy pocos estudios que relacionen la placa de carbono con la probabilidad de lesión, porque a la industria del calzado para correr no le interesa nada estudiar la probable relación con las lesiones, solo vender más.
Por cierto, los estudios que hay, están hechos con unos pocos atletas de élite, y sus resultados corroboran la mejora del rendimiento sin valorar las molestias o lesiones. Además estos resultados están lejos de poder ser utilizables por los aficionados. Respecto al uso de la placa de fibra de carbono, se introdujo en las zapatillas de atletismo con el objetivo de reducir la pérdida de energía y mejorar la impulsión, pero en sí misma no aporta ni capacidad de amortiguación ni estabilidad, aspectos que vienen condicionados por el resto de la zapatilla.
No hay una zapatilla que reduzca las lesiones ni una marca que sea mejor que otra en ese sentido, porque cada uno corre de forma diferente y tiene unas necesidades biomecánicas diferentes.
Estas otras prestaciones relativas a la espuma empleada en las media suelas y diferentes sistemas de estabilidad según marcas, están determinadas por el modelo concreto de zapatilla. Todas ellas y los diseños biomecánicos que se utilicen, también afectan en el riesgo de lesión, al condicionar o alterar el efecto que la placa de carbono pudiera tener en el usuario. En este consultorio, ya he hablado de la probabilidad de lesión y de que “no hay una zapatilla que reduzca las lesiones”, ni una marca que sea mejor que otra en ese sentido, porque cada uno corre de forma diferente y tiene unas necesidades biomecánicas diferentes. De esta afirmación se desprende, que “no te lesiona la zapatilla sino cómo y cuánto corres con ellas”. Una zapatilla con placa no va a producir lesiones en sí misma, ni tampoco una zapatilla concreta va a prevenirlas, será en todo caso, el inadecuado uso de ellas lo que produzca la lesión. Bien sea, porque se parte de la ilógica elección del modelo para el uso que se le va a dar un aficionado, por no respetar la necesaria y progresiva adaptación, por un exceso de volumen sin respetar el pertinente descanso, u otros errores que atentan contra los principios generales del entrenamiento. Esos errores que acaban pasando factura, y al final, generan molestias que impiden poder seguir corriendo.

¿Qué pasa cuando corremos con placa de carbono?
Que alteramos la forma con la que corremos, esto es, variamos nuestra biomecánica de carrera. Una alteración de la cinemática articular hace que varíe la implicación muscular de los músculos de la pantorrilla, el tríceps sural, peroneos, tibial anterior y posterior, pero también del tendón de Aquiles. Esto produce un estrés en diferentes estructuras musculo tendinosas, pero también a nivel óseo, requiriendo una adaptación progresiva para evitar la lesión por sobrecarga o estrés. La mecánica de las articulaciones de la cadera y la rodilla es similar a la que se produce con una zapatilla convencional, pero la extensión máxima del tobillo es menor. También es menor la flexión de la planta del pie y por ende tienen un menor protagonismo las articulaciones metatarsofalángicas. La placa de carbono contribuye a una menor perdida de energía y mejora la fase de propulsión. La zancada se alarga y la oscilación vertical se incrementa debido a la menor implicación articular del pie y del tobillo. Por esta razón, en las primeras sesiones con ellas se percibe un incremento del esfuerzo muscular en gemelos, especialmente en el gemelo interno, pero también en el tibial anterior y en el tendón de Aquiles. Estas molestias se deben a la diferente distribución de las cargas, incrementando la sensación de incomodidad. A estas sensaciones, se le debe sumar una mayor fatiga muscular por el mero incremento de la velocidad de carrera. Si, usar zapas con placa aporta un efecto placebo que lleva al atleta a incrementar el ritmo por el mero hecho de correr con ellas. Y no todos los efectos son atribuibles a la placa, también hay efectos relativos al grosor de la espuma que amortigua y a la manera como retorna la energía, que ofrecen los nuevos materiales utilizados en las medias suelas de estas zapatillas. Estos últimos años se han desarrollado nuevos materiales de EVA, TPU y PEBAX, que absorben y almacenan el doble de energía que antes cuando el pie se apoya en el suelo, y la devuelven cuando se impulsa, reduciendo la implicación muscular en ese sentido.
A fecha de hoy, las marcas de zapatillas están desarrollando modelos más acordes a las necesidades de corredores populares, permitiendo aprovecharse de estas prestaciones y tratando de reducir las incomodidades derivadas de la rigidez e inestabilidad propia de modelos de alto rendimiento. En este sentido, se ha incrementado el drop de 4 a 8 mm, y se ha aumentado la anchura del antepié y retropié para ganar en estabilidad, así como se ha incrementado la suavidad en el contacto con el suelo y en la transición de la pisada, para mejorar esa sensación de comodidad durante su uso. Pero aun con todo esto y respecto a las lesiones, se ha observado un incremento de las afecciones óseas en corredores que utilizan solo este tipo de calzado. Inflamaciones del periostio tibial y de las articulaciones entre los huesos de los pies. También un incremento de fracturas por estrés, en concreto se ve que sale mal parado el hueso navicular. El navicular está ubicado en el lado medial del pie, y se articula con otros huesos del tarso permitiendo estabilizar el pie al correr. En mi opinión, la causa no está en la placa de carbono, el error radica en usarlas en exceso, en no respetar el necesario proceso de adaptación progresiva a esta nueva tecnología. Y también en el sobre entrenamiento, en no descansar el tiempo necesario que permita regenerar las estructuras musculares, tendinosa y óseas afectadas, una vez se termina la sesión de entrenamiento.
Para concluir, precaución con estos nuevos modelos y no pretender emular a Eliud Kipchoge. Cada uno de nosotros tiene una biomecánica de carrera diferente, unos tiempos de contacto con el suelo y una relación de impacto-absorción en cada zancada diferente. Hay considerables diferencias de diseño entre marcas, e incluso entre modelos de una mima marca y sus diferentes evoluciones. Así como, las innovaciones en las prestaciones de las espumas que acompañan a la placa, hacen muy difícil generalizar y afirmar que causen en sí mismas, más lesiones. Lo que está claro, es que si las usas hay que permitir el proceso de adaptación, respetar los principios del entrenamiento y combinar su uso con otros modelos de calzado, primando la salud por encima del rendimiento. Y lo que es indiscutible, es que esta tecnología propulsiva ha venido para quedarse.
Referencias:
- *Adam Tenforde et col. Bone Stress Injuries in Runners Using Carbon Fiber Plate Footwear. Sports Medicine. 2023.
- *Kim Hébert-Losier et col. Advancements in running shoe technology and their effects on running economy and performance, a current concepts overview. The biomechanics of running footwear: from injury prevention to performance enhancement. Sports Biomechanics 2023.
- * Yang Song et col. The influence of running shoe with different carbon-fiber plate designs on internal foot mechanics: A pilot computational analysis. Journal of Biomechanics. 2023.