Hay ganas. Quizás demasiadas; no para la mente, pero sí para el cuerpo. La máquina, en el mejor de los casos, ha estado a medio rendimiento. El sábado toca arrancarla, que no exprimirla. De eso habla el mallorquín Johny Ouriaghli, discípulo aventajado del que fuera mejor entrenador mundial de medio fondo en la década de los 80, el rumano Ion Puica (la colección de medallas olímpicas de sus pupilas es fascinante). Su cuadra de élite (con los obstaculistas olímpicos Abdelaziz Merzougui e Hicham Sigueni al frente) está con el cuchillo entre los dientes y a ellos, como también a sus populares del Club Ada Calviá Vistasol (y a nosotros, oyentes de la octava edición del podcast CORREDOR), les recomienda paciencia. ¿Pero cuánta? ¿Cuál es el principal consejo que da a sus atletas con vistas al primer día que puedan entrenar fuera de casa? ¿Cómo debería ser la primera sesión para todos aquellos que hayan pasado el confinamiento sin una máquina aeróbica en su casa; ni rodillo, ni bici de ciclo indoor, ni elíptica ni cinta de correr? Y, ¿en el caso de los que sí dispusieran de una herramienta para currarse el aeróbico durante el tiempo que no hemos podido salir?¿Cuándo podríamos firmar el primer entreno de calidad?¿Y cuánto tiempo será necesario para poder correr a tope? Si te interesa, ya sabes: ¡Corre, dale al play!
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