El pasado 13 de abril fallecía Mario Vargas Llosa a los 89 años de edad. El premio Nobel de Literatura ha sido una de las grandes referencias intelectuales en las últimas décadas y entre todos los recuerdos publicados en los últimos días hemos querido rescatar el que tiene que ver con el Vargas Llosa corredor.
Y es que sí, el peruano también corría. Así lo atestigua el artículo publicado por la revista Jogging en 1982 y en el que el escritor aparece trotando en la playa de la Concha junto al histórico entrenador Bernardino Lombao y al icónico Miguel de la Quadra Salcedo. En aquel artículo, Vargas Llosa explicaba su relación con la carrera a pie, un hábito que adquirió alrededor de 1977. En aquellas primeras épocas, contaba que "corría cuatro o cinco veces por semana, temprano. Los primeros meses sentía aburrimiento y pereza, luego me fui acostumbrando, después apasionando y ahora soy un adicto y un propagandista del jogging, el más divertido y saludable de los deportes".
UN COMBUSTIBLE PARA LAS IDEAS Y UN CÓMPLICE DE LA IMAGINACIÓN
En ese texto, en el que Vargas Llosa también tiene tiempo para el humor ("toda persona que corre se ríe a carcajadas de los humanos que sufren de insomnio o de estreñimiento porque duerme a pierna suelta y tiene un estómago que funciona como un reloj suizo"), también hace hincapié en los beneficios de la carrera más allá de los físicos: "Estoy convencido que mi rendimiento intelectual es mayor los días que corro que aquellos que descanso. En esos veinte o treinta minutos de ejercicio, mientras el cuerpo se va caldeando y expulsando con el sudor toda clase de toxinas, el espíritu se va simultáneamente deshaciendo de preocupaciones e inhibiciones y alcanzando esa tensa serenidad que es la actitud más propicia para la reflexión y la fabulación".
Para acabar, el genial escritor deja clara una premisa con respecto a su pretérita afición: "correr es una fuente de conocimiento, un combustible para las ideas y un cómplice de la imaginación".