Imagina terminar una tirada larga y que en lugar de recurrir siempre al plátano o la barrita energética, optes por algo más fresco: una pera. Esta fruta de apariencia humilde puede convertirse en la compañera ideal de quienes suman kilómetros cada semana. Rica en agua, ligera en calorías y con un equilibrio perfecto de azúcares naturales y fibra, la pera aporta lo que necesitas para recuperar sin saturar el estómago. Además, su contenido en antioxidantes, potasio y vitamina C le otorgan un papel destacado en la salud del corredor, ayudando a reponer minerales, reforzar el sistema inmune y proteger frente al daño oxidativo del entrenamiento intenso. Si a todo esto añadimos que es fácil de digerir, portable y económica, tenemos una aliada que merece mucho más protagonismo en la dieta de cualquier runner.
Por qué los corredores deberían mirar al frutero con otros ojos
Las peras aportan 85 % de agua, lo que las convierte en un tentempié perfecto para contribuir a la hidratación. En carreras con calor, esa carga líquida ayuda a reponer lo que el sudor se lleva. Pero no se trata solo de agua: contienen azúcares simples como fructosa y glucosa, que proporcionan energía rápida, junto con fibra soluble (principalmente pectina), que regula la absorción y evita picos bruscos de glucemia. Además, la fibra mejora la microbiota intestinal, y un intestino feliz es un corredor feliz: menos problemas digestivos en carrera y mejor aprovechamiento de los nutrientes.
Nutrientes clave de la pera para corredores
Potasio para los músculos
Cada pera mediana aporta alrededor de 200 mg de potasio, fundamental para la contracción muscular y la recuperación tras el esfuerzo. Un déficit de este mineral se asocia con calambres y fatiga.
Vitamina C para reparar
Aunque no es tan rica en vitamina C como los cítricos, una pera cubre en torno al 10 % de la dosis diaria recomendada. Esta vitamina contribuye a la reparación de tejidos y a reducir el daño oxidativo del ejercicio intenso.
Antioxidantes discretos, pero eficaces
Polifenoles y flavonoides presentes en la piel de la pera ayudan a reducir la inflamación tras entrenamientos duros. Eso sí: conviene lavarlas bien y comerlas con piel para aprovechar todo su potencial.
¿Cuándo es mejor comer peras si corres?
- Antes de correr: una pieza pequeña, 30-40 minutos antes de entrenar, aporta energía ligera sin provocar pesadez.
- Después del entrenamiento: combinada con yogur o frutos secos, facilita la reposición de glucógeno y minerales.
- Entre comidas: como snack refrescante en días de calor, ayuda a mantener estables los niveles de azúcar y la hidratación.
Beneficio | Explicación rápida |
Hidratación | 85 % de agua |
Energía ligera | Azúcares simples + fibra soluble |
Recuperación muscular | Potasio contra calambres |
Sistema inmune | Vitamina C y antioxidantes |
Digestión | Pectina que cuida la microbiota |
Las peras no tienen la fama del plátano ni la reputación antioxidante de los frutos rojos, pero son un comodín perfecto para el corredor. Aportan agua, energía suave y micronutrientes que ayudan a mantener la maquinaria en marcha. En resumen: si quieres correr ligero, hidratado y con una sonrisa, dale a la pera el sitio que merece en tu dieta.