Salud

Cómo equilibrar el running con ser madre o padre sin dejar de entrenar

Correr con hijos no es imposible, pero exige más que zapatillas y voluntad: requiere tiempo, pactos y mucha flexibilidad.

Nuria Pérez

3 minutos

Entrenar con hijos exige más estrategia que un ultra. No basta un plan de entreno: necesitas un plan familiar.

Ser madre o padre ya es una maratón sin dorsal. Si además corres, la cosa se complica: pañales o rodaje, deberes o tirada larga, noches en vela o cuestas progresivas. ¿Se puede entrenar con constancia sin descuidar la crianza? ¿O hay que elegir entre ser persona corredora o adulta responsable? La buena noticia es que no hace falta renunciar a correr, pero sí hay que ajustar expectativas, redefinir prioridades y encontrar nuevas formas de medir el éxito. En este artículo te contamos cómo equilibrar el running con la maternidad o paternidad sin perderte ni a ti ni a quienes más te necesitan.

No vas a correr igual que antes, y eso está bien

La crianza transforma el tiempo, el cuerpo y la energía. Si antes tenías tardes enteras para entrenar o podías improvisar un rodaje nocturno, ahora tu horario depende de fiebre, deberes o rabietas. Eso no significa dejar de correr. Significa que el running con hijos es distinto, y la clave está en adaptarse. Un estudio en Journal of Family Psychology (2020) muestra que las madres y padres que mantienen actividad física regular presentan menos estrés y una percepción más positiva de la crianza. El freno más común es la culpa por dedicar tiempo a uno mismo. La conclusión es clara: cuidarte no es egoísmo, es parte del equilibrio familiar.

El nuevo entrenamiento: logística, acuerdos y mucha flexibilidad

Entrenar con hijos exige más estrategia que un ultra. No basta un plan de entreno: necesitas un plan familiar. Aquí van unos consejos prácticos:

  • Negocia espacios de entrenamiento con tu pareja o red de apoyo.
  • Aprovecha ratos muertos: rodajes cortos durante la siesta o sesiones exprés antes de la cena.
  • Entrenar menos no es entrenar peor: la regularidad puede más que el volumen.
  • Incluye a los niños: patinete, bici o parque mientras corres cerca.
  • Organiza turnos en pareja: un día corres tú, otro la otra persona.

No todo el progreso se mide en kilómetros

Quizá este año no corras una maratón. Quizá tus ritmos bajen o necesites más descansos. Pero eso no implica perder nivel. Estás aprendiendo a correr en una etapa nueva, y eso también es crecimiento. La psicóloga deportiva Helene Joncheray señala: “Cuando un corredor se convierte en madre o padre, necesita redefinir su relación con el rendimiento. No se trata de bajar el listón, sino de cambiar la escala”. Celebrar tres entrenamientos semanales puede ser tan valioso como una marca personal. Y cruzar meta con tus hijos animando pesa más que muchos podios.

¿Y el descanso? Ese bien escaso

La crianza temprana es un triturador de sueño. Correr con privación de descanso puede ser contraproducente: aumenta riesgo de lesiones, irritabilidad y malas decisiones. Si acumulas noches sin dormir:

  • Sustituye intensidad por movimiento suave.
  • Prioriza descanso frente a rodaje.
  • Recuerda: parar también suma salud.

El descanso, en esta etapa, puede ser una siesta breve, una ducha sin interrupciones o un paseo sin carrito. Aprovecha lo que tengas.

Educar con el ejemplo: tu deporte también es crianza

Tus hijos te ven correr. Ven que te organizas, que te esfuerzas, que fallas y lo intentas de nuevo. Aunque aún no lo entiendan, les transmites un mensaje poderoso: el bienestar importa y la constancia vale la pena. Muéstrales que a veces cuesta, que hay cansancio, pero también satisfacción. Haz que vean que correr no es una huida, sino un compromiso contigo mismo.

Lo que los padres y madres corredores (con ojeras) no deben olvidar:

  • Correr con hijos es posible, pero con metas más flexibles.
  • Entrenar no es egoísmo: cuidarte es cuidar.
  • Acepta altibajos de rendimiento: es parte de la crianza.
  • La constancia emocional también cuenta.
  • Tus hijos no necesitan un maratoniano perfecto, sino un adulto presente.

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