Salud

Por qué dormimos peor durante el confinamiento

El coronavirus se llevó entre otras cosas nuestras rutinas y eso afecta directamente a la calidad y duración del sueño

Soy Corredor

2 minutos

Por qué dormimos peor durante el confinamiento

El equipo de CORREDOR\ sigue trabajando con gran esfuerzo e ilusión para manteneros informados. Si quieres apoyar nuestro periodismo y disfrutar de las ventajas de hacerte prémium, suscríbete a nuestra web aquí (el primer mes es gratuito*).


El confinamiento nos ha obligado a modificar nuestros hábitos, rutinas, quehaceres diarios… y una de las consecuencias de este cambio de vida es que dormimos peor, quizás más horas, pero con peor calidad.

El sueño provoca una serie de cambios fisiológicos en nuestro cuerpo y, aunque desconocemos exactamente todas sus funciones, entre otras cosas nos ayuda a reponer los niveles de glucógeno cerebral, ayuda a regular el metabolismo de nuestro cuerpo y a nuestro sistema de defensa a luchar contra las infecciones tan relevante en estos momentos.

No dormir lo suficiente o hacerlo de forma incorrecta aumenta el grado de ansiedad, altera los niveles de azúcar en sangre, empeora el sistema inmunológico y puede provocar un aumento de peso, entre otras muchas consecuencias.

No olvidemos que una buena noche de sueño es tan importante como la actividad física y una dieta saludable.

¿Por qué dormimos peor durante el confinamiento?

Como las señales externas que llegan a nuestro sistema nervioso, para controlar los ciclos circadianos e identifican el momento del día en el que nos encontramos, resultan insuficientes, nuestro reloj biológico interno está completamente desajustado que se traduce en una menor calidad y duración del sueño; si a eso le unimos la incerdumbre, el miedo y la ansiedad, el cóctel solo nos depara signos negativos sobre el sueño, haciendo que nos cueste conciliarlo o nos despertemos varias veces en mitad de la noche.

Además los horarios alterados de nuestras rutinas ya que, por ejemplo, no hay que madrugar tanto para llevar a los niños al colegio o para ir al trabajo o puede comerse o cenar a cualquier hora; el exceso de uso de pantallas y la saturación de mensajes y vídeos a través de todos los dispositivos hasta el último momento antes de acostarnos; por qué no decirlo, la tentaciónde la siesta cuando se nos va de las manos... todo acaba influyenfo directamente en nuestro sueño.

Rutinas para mejorar nuestro sueño

  • Es importante, además de mantener los horarios, realizar ciertas rutinas antes de irse a la cama: lavarse los dientes, apagar la tele, dejar el teléfono lejos nuestro, leer un rato...
  • Baño o ducha relajante: un baño tibio, una ducha o un baño de pies unos 90 minutos antes de acostarse pueden ayudar a relajarse y mejorar la calidad del sueño, especialmente en los adultos mayores.
  • Huir de las copiosas cenas: las cenas abundantes y tardías contribuyen a dormir peor. Hay que hacer cenas ligeras y no tomar azúcar en exceso.
  • Vete a la cama a la misma hora: más importante que el número de horas es el hábito de irse a dormir siempre a la misma hora y despertar también a la misma hora, incluso en los fines de semana. La rutina ayuda a regular los ritmos internos de nuestro cuerpo.
  • Haz la cama cada día: el confinamiento en casa puede impulsar a algunos a dejar la cama deshecha, sin saber que el arreglarla puede ayudar a elevar el ánimo.
  • La importancia de la habitación: si se trabaja desde casa, los expertos aconsejan especialmente que no se haga en la misma habitación en la que se duerme. Es importante que el dormitorio sea el lugar de descanso y no de llevar a cabo otras tareas. En el caso que no se disponga de otro lugar en el que trabajar, al menos, que no se haga en la cama, sino en una mesa. Esto ayuda a que el cuerpo asocie la cama con dormir y no con trabajar, ver la tele o utilizar el móvil.

 

 

Relacionados