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El año pasado, en Viena, el gran maratoniano keniano Eliud Kipchoge cubrió los 42 kilómetros y 195 metros en 1 hora, 59 minutos y 40 segundos. Pese a no oficializarse como récord del mundo, sí que sirvió para hacer ver a la comunidad atlética que el ser humano está capacitado para correr tan rápido como Kipchoge y su equipo creía antes del INEOS 1:59 Challenge. Un esfuerzo agotador que Kipchoge culminó, como nos acostumbra, con una tremenda sonrisa.
De hecho, por momentos parecía estar riéndose durante el propio reto. Tal y como contó después a los periodistas, sonreía para relajarse y sobrellevar el dolor, empleando una estrategia que algunos corredores llevan largo tiempo creyendo cierta: sonreír mientras corres puede ayudarte a correr de manera más eficiente.
Considerando el tiempo y el esfuerzo que dedicamos a entrenar y centrarnos en la técnica de carrera, cuesta creer que algo tan simple como una sonrisita de satisfacción pueda surtir mucho efecto en nuestro rendimiento. Pero la ciencia lo corrobora. Los estudios muestran que cuando enriquecemos el entrenamiento con una sonrisa, sentimos que el esfuerzo aplicado (el que percibimos) es mucho menor que el esfuerzo que dedicamos cuando fruncimos el ceño mientras nos ejercitamos. Hasta ahora no había estudios que investigaran seriamente la manipulación de nuestra expresión facial mediante sonrisitas y sus efectos sobre nuestra economía de carrera o esfuerzo percibido mientras corremos.
Los corredores que sonrieron en el estudio gastaban menos oxígeno, corrían de forma más económica y tenían un menor nivel de esfuerzo.
Investigadores de la Ulster University (Irlanda del Norte) y de la Swansea University (Gales) pidieron a un grupo de 24 corredores que se pusieran una máscara para medir el consumo de oxígeno y luego completaran bloques de 4-6 minutos corriendo sobre cinta mientras sonreían. El estudio, recientemente publicado en Psychology of Sport and Exercise, halló que los corredores que sonrieron gastaban menos oxígeno, corrían de forma más económica y tenían un menor nivel de esfuerzo percibido que los del grupo de control y aquellos que fruncían el ceño.
“Economizaban un 2,8% más cuando sonreían que cuando arrugaban el entrecejo”, dice Noel Brick, profesor de psicología del ejercicio en la University of Ulster y coautor del estudio. La razón tiene que ver con la repercusión facial. “Cuando adoptamos una expresión, se puede experimentar el estado emocional que asociamos con esa expresión”, dice Brick. “Asociamos la sonrisa con la felicidad y el disfrute, estados que nos hacen estar más relajados. Así que, cuando sonreímos, estamos conscientemente tratando de relajarnos. Por el contrario, si optamos por fruncir el ceño, experimentamos un estado emocional de tensión y menor relajación”.
Aunque una mejora del 2,8% pueda sonar intrascendente, equivale a mejorar tu marca aproximadamente un 2%, afirma Brick. Esto significa que si corres un maratón en 4:20 o 4:45 (el tiempo promedio para hombres y mujeres, respectivamente), cruzarás la línea de meta unos 5 minutos antes, mientras que si corres un 10K entre 55 y 64 minutos, puedes recortar 1 minuto entero. Y si tu tiempo en 5K es inferior a 25 minutos, el mero hecho de sonreír puede ayudarte a cubrir la distancia 30 segundos más rápido, un resultado valioso para un esfuerzo tan pequeño. “Las mejoras en la economía de carrera serán al principio pequeñas, pero un corredor relajado es un corredor eficiente”, añade Brick.
Los corredores tienden a tensarse cuando mantienen ritmos altos, concretamente apretando la mandíbula.
Este pequeño truco es sobre todo útil para corredores que necesitan preservar toda la energía posible durante un rodaje largo. Los corredores tienden a tensarse cuando mantienen ritmos altos, concretamente apretando la mandíbula, lo cual puede impedir que el corredor se beneficie de una vía de aire abierta y relajada y cuando un corredor va muy rígido, se cansará mucho más rápido. Queda claro que sonreír es clave, pues conlleva una mentalidad positiva. Y correr implica tanto un juego físico como mental.
OTROS ESTÍMULOS OBVIOS
La ciencia indica que estos simples trucos alternativos también pueden ayudarte a alcanzar tu pico de rendimiento.
- Redefine tu diálogo interior cambiando el “Yo” por el “Tú”, pues las frases en primera persona pueden ser agobiantes.
- Cuando empieces a fatigarte, recita tu mantra de referencia en voz alta para conferirle más fuerza.
- Anima a otros corredores de tu alrededor para mejorar tus propios ánimos y resultados.