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Si consigues disfrutar bajando una montaña estarás cerca de llegar a una de las mejores sensaciones que puede haber. Marchar con eficacia cuesta abajo, avanzando, sin que te cueste y encima gozando del entorno, es lo más. Esto bien lo sabe Kilian Jornet, verle bajar de un pico es como ver a una ardilla descendiendo de su árbol, ambos parecen desafiar la ley de la gravedad. Pero, ¿Cómo lo hace Kilian para aunar velocidad y exactitud en la pisada? ‘El Rey de la carrera por montaña’ nos lo explica en unos sencillos consejos:
Fundamental ir a la montaña
Para ser eficaz bajando montañas hay que trabajar la técnica in situ. Está muy bien trabajar muchas horas en el gimnasio hasta conseguir ser muy fuertes a nivel excéntrico pero esta no es del todo la solución. Para descender bien hay que ensayar la bajada una y otra vez, sólo así iremos depurando nuestra técnica.
Cierra los ojos y anticipa
A la hora de bajar rápido no todo se reduce a piernas y músculos, la vista también entra en juego. Prever la ruta y sus obstáculos es tan importante como ser fuerte y rápido. Al igual que ocurre en el esquí, escoger la línea idónea es fundamental para hacer un descenso ideal. Cuando vas muy rápido apenas ves donde pones los pies, pero tu bajada estará asegurada si eres capaz de anticipar dónde vas a colocar los próximos pasos. Una buena manera de coger soltura es cerrar los ojos mientras bajas, al tiempo que tratas de recordar el terreno que tienes delante. Eso sí, ¡tan sólo muy pocos segundos! Y si no, puedes practicar en casa como en este vídeo subido durante el confinamiento por la COVID-19.
Bajar rápido pero relajado
Las dos variables más importantes para hacer una buena bajada es saber anticipar el terreno y conseguir hacerlo de forma relajada. Es imposible que nuestros músculos no estén en tensión a la hora de afrontar un descenso pero eso no implica que todo nuestro cuerpo esté tenso. Relajar las partes que apenas utilizamos nos ayudará a ser más eficaces a nivel energético. Una buena manera de conseguir este relax es coger la bajada como un divertimento. Para ello, puedes relajar los brazos y cada dos pasos dar un pequeño salto. La confianza conseguida con este ejercicio te hará bajar igual de rápido o más qué antes, pero relajado.
Estírate
Ser flexible es una de las mejores formas de poder adaptarte de forma adecuada al terreno por el que corres. En la montaña nos exponemos a muchas situaciones diferentes y por ello cada recurso que tengamos cuenta. Trabajar la flexibilidad y la elasticidad de nuestros músculos nos ayudará a ser mejores bajadores.
Evita el dolor, imagina que estás en otro mundo
Cuando se corren muchos kilómetros es inevitable que surja el dolor. Todos los corredores lo sufrimos y forma parte del juego. Existen muchas estrategias para minimizarlo y evitar pensar en él. En mi caso intento distraerme y disfrutar del paisaje, escuchar música o conversar con otros corredores. Incluso he llegado a imaginarme que son un guerrero perseguido por un ejército, ¡y claro no queda otra que correr y correr!. Para evitar pensar en el dolor hay que imaginar que estás en otro mundo.
¡Bajar sí, pero no olvides la cuesta arriba!
No sólo de la bajada vive el corredor de montaña, subir también es importante. Para ello también hay que entrenar la subida. ¿Cómo?, algo tan sencillo como buscar cuestas empinadas y caminarlas nos puede servir de mucho. Muchos corredores que vienen del asfalto van sobrados de ritmo, tanto en llano como en subida tendida, pero cuando esta última se empina y no pueden correrla, se clavan por no saber andar. Ensayar la subida utilizando la técnica de hacer palanca con las manos sobre las rodillas es un gran ejercicio que nos puede ayudar a ser corredores más completos.
PÓDCAST CORREDOR: Las ventajas del entrenamiento en altura