Los 800 metros tienen el honor de ser la prueba individual más rápida en la que los competidores comparten espacio. Ocho atletas y un solo objetivo: estar en el lugar correcto en el momento correcto. Porque eso puede marcar la diferencia entre ganar una medalla o irse a casa con las manos vacías.
En este artículo, publicado por World Athletics en agosto de 2021, justo antes de la final de los Juegos Olímpicos de Tokio, se analizan todas las finales de los 800 metros en categoría masculina entre 2008 y 2019, incluyendo tres Juegos Olímpicos y seis Campeonatos del Mundo.
En él se analizan las posiciones de todos los medallistas a su paso por los 400 y los 600 metros, dos de los puntos clave en una prueba de 800 metros. De esta manera se pueden determinar las tendencias en cuanto a las distintas tácticas que utilizan los atletas y se muestran las posiciones que ocupaban en esos dos momentos los que a la postre fueron medallistas.

Los conocidos como 'frontrunners', esos corredores que suelen ocupar la primera posición al paso por los 400 y los 600 metros, son recompensados en los 800 metros en categoría masculina (al contrario que entre las mujeres, donde las que ocupaban la segunda posición tienen el mayor porcentaje de medallas).
Además, los atletas que estaban en tercer lugar en estos puntos acabaron con una medalla más a menudo que los que estaban en segundo lugar. El último corredor en el ecuador de la prueba también tenía más posibilidades de ganar una medalla que los que estaban en cuarto o quinto lugar.
Este hecho se debe a esos pocos atletas que construyen sus carreras desde atrás, con el único objetivo de tratar de cazar una medalla en la recta final aprovechando el desgaste de sus rivales. Quizás por ello no sorprenda que la impresionante carrera de Adam Kszczot para obtener la plata en el Campeonato del Mundo de 2017 en Londres fue la primera gran final en la era posterior a David Rudisha, un hombre que dominó la forma en que se llevó a cabo este evento entre 2011 y 2016.
Antes de 2011, siete de las nueve finales analizadas fueron de "sentarse, esperar y rematar". Carreras en negativo (la segunda vuelta más rápida) y favoreciendo a los rematadores en la recta final de carrera. Rudisha cambió todo eso con su estrategia agresiva que consistía en tomar la delantera desde el inicio, como hizo en la histórica final de Londres 2012.