Husillos: "Cuando veo entrenamientos de 2018 pienso: 'vaya mierda hago ahora'"

Entrevista en exclusiva con Óscar Husillos realizada una semana después de su título europeo de 400 metros en pista cubierta y antes de un verano con los Juegos Olímpicos en el horizonte.

Óscar Husillos tras lograr el título europeo de 400 metros en pista cubierta. |Foto: Sportmedia.
Óscar Husillos tras lograr el título europeo de 400 metros en pista cubierta. |Foto: Sportmedia.

A estas alturas de la película, pocas presentaciones son necesarias para un tipo que lleva desde el verano de 2017 luciendo con pasmosa efectividad la camiseta de la selección española. Pero ha sido ahora, después de un 2019 complicado en el que se vio alejado de su mejor nivel y de un 2020 prácticamente en blanco después de un confinamiento domiciliario del que salió lejos de parecer un atleta de élite, cuando Óscar Husillos ha subido, por fin, a lo más alto de un pódium internacional. Hablamos con el reciente campeón de Europa de los 400 metros en pista cubierta. Lo hacemos de su camino hasta la medalla en Toruń (Polonia), de su entrenamiento, sus fantasmas y su motivación. De su futuro, en los Juegos Olímpicos de Tokio y más allá. De cuando ya no corra de forma profesional. De cuando sea entrenador. De cuando, quizá, vuelva a vestirse de rojo y gualda en los campeonatos internacionales en categoría máster. De rivales, compañeros y referentes. Hablamos largo y tendido con un corredor que es tan buen atleta como conversador. 

¿Tienes la sensación de haber cumplido un objetivo vital tras el oro en Toruń?

Sí. Aunque podríamos decir también que es la primera piedra salvada de esta temporada porque el objetivo principal son los Juegos Olímpicos de Tokio. Bien es verdad que el oro en Toruń es una meta cumplida después de haber hecho aquel cambio de prueba a los 400 metros. Además, después de la pandemia y de un año prácticamente sin competir estoy contento de poder haber disfrutado de este título, tanto por mí como por mi entrenador, Luis Ángel Caballero. 

Quizá a Glasgow 2019 llegabas con más presión mediática pero te encontraste con un extraterrestre llamado Karsten Warholm. ¿Cómo has vivido la aproximación hacia este Campeonato de Europa?

Es verdad que en 2019, después de lo ocurrido en el Mundial de Birmingham, se me miraba con lupa. Veníamos de aquella final en la que antes de ser descalificado había batido el récord de Europa y en verano fui segundo del ránking europeo, corrí por debajo de 45 segundos y podríamos decir que ya era una referencia. Llegaba a Glasgow con aspiraciones a todo pero te toca un atleta como Warholm y claro, la presión aumentó todavía más. Este año, tras la pandemia, la presión me la he puesto yo mismo. Sabía que quería llegar en forma al Europeo y eso también te genera dudas internas porque la mínima la conseguí muy tarde. Eso sí, las sensaciones entrenando eran fantásticas y todo ello se vio en el campeonato con tres carreras muy poco separadas en las que, pese a no ser el favorito en la final por la marca del año, pude ganar. En las finales gana el que haya podido aguantar mejor el paso de las carreras.

Pocos te daban como favorito, alguno ni siquiera para las medallas.

Me fui creciendo durante el campeonato. Yo sabía que estaba en muy buena forma. La carrera del World Indoor Tour de Madrid me puso un poco más arriba en el ranking para tener una buena calle en la primera ronda, algo que por ejemplo no tuvo Lucas Búa al que le tocó salir por la calle 3, y eso es muy determinante en pista cubierta. Sabía perfectamente mi nivel y mi estado de forma y luego vas viendo que algunos de los favoritos van cayendo, lo que te da todavía más motivación. Y en la final la verdad es que creo que entre los holandeses se estorbaron buscando ese título y yo supe aprovecharlo. 

Detrás de este oro hay un sufrimiento tremendo. Tanto físico como mental.

Mucha gente me pregunta cómo he conseguido aguantar todo el verano entrenando sin competir. Es un poco extraordinario pero yo iba en verano a entrenar y disfrutaba muchísimo porque estaba sin la presión de la competición. Y sabía que la planificación de verano iba a ser vital para el invierno. Recuerdo hacer un rodaje de seis kilómetros a 4:20 min/km y luego hacer 5 repeticiones de 1.000 metros a 3:15 min/km, algo que no es muy habitual para entrenar 400 metros. Pero habíamos perdido la base durante el confinamiento y teníamos que entrenar así, de forma tranquila y disfrutando. Evidentemente había días en los que sufrí entrenando pero tenía claro el objetivo: llevar a cabo un gran verano de 2021 con el colofón de los Juegos Olímpicos en Japón.

Óscar Husillos en el Europeo de Toruń. Foto: Sportmedia.
Óscar Husillos en el Europeo de Toruń. Foto: Sportmedia.

¿Ha habido alguna particularidad en este periodo de entrenamiento? ¿Algún cambio con respecto a otros años?

Hemos cambiado todo porque en mayo recuerdo salir a correr y me daba hasta vergüenza. Tuve que empezar desde cero. Como cuando tu amigo te dice que quiere correr, hacía los rodajes con dos minutos corriendo y uno andando. Poco a poco empecé a coger esa forma física necesaria para un atleta de alto nivel y después de verano pude empezar a hacer trabajo más específico de velocidad, tras esos meses de verano metiendo base. Los ritmos fuertes, eso sí, han sido a partir de febrero y marzo. Como digo, el trabajo ha sido muy diferente porque estuvimos muchas semanas sin poder entrenar durante el confinamiento y eso pasa mucha factura. 

Todo esto se ha notado en que, por ejemplo, tras las tres carreras en Toruń estaba cansado pero creo que he sido más resistente y eso es por la preparación que hemos tenido. La base aeróbica ha sido la clave. En palabras de mi entrenador: “estás entero”. Al final hemos pensado que esto era un paso hacia los JJ.OO. y está claro que podríamos haber seguido alguna semana más si la temporada de cubierta no se hubiera acabado. Ahora he descansado solo cuatro días y ya estamos de nuevo entrenando.

Tengo un cuaderno con mis entrenamientos y veo los del invierno de 2018 y digo: “vaya mierda estoy haciendo ahora”. Es un momento de calentón, después recapacito, hablo con mi entrenador y pensamos en que volveremos a intentar el récord de España.

Hace dos años hiciste 44.92 en Birmingham y ahora estás lejos de esa marca pero sigues siendo competitivo. ¿Cómo ha sido el proceso mental de verte más lento en competición?

Me cuesta mucho a nivel de entrenamiento. Me auto-exijo demasiado pero siempre pienso que ese momento de forma acabará llegando. Tengo un cuaderno con mis entrenamientos apuntados y veo los de hace tres años y digo “vaya mierda estoy haciendo ahora”. Es un momento de calentón tonto, después recapacito, hablo con mi entrenador y pensamos en que ya llegará el momento de volver a correr en 45 segundos, o incluso por debajo y poder atacar ese récord de España de 400 metros que seguimos teniendo en mente. 

¿Cuándo estabas más en forma? ¿En la pista cubierta de 2018 durante el Mundial de Birmingham o en verano de ese mismo año donde corriste en 44.73? 

Recuerdo que cuando hicimos la carrera de Moratalaz en verano mi entrenador me dijo: “estamos al 85%”. Hice dos carreras malas antes, en Roma y en Ostrava, y justo esa misma semana hice 20.55 en 200 metros y unos días después el 44.73. La clave fue esa carrera de 200 en la final de la Liga de Clubes en la que cogí confianza. Después llegó el 45.22 del Campeonato de España, donde controlé mucho la carrera y las dos carreras en 45 segundos del Campeonato de Europa. La verdad que en verano era consciente de lo que podía correr, en invierno no tenía esas referencias. 

Nada más acabar la final en Toruń explicaste en zona mixta que tras cruzar la meta se te vino a la cabeza el miedo a una nueva descalificación. ¿Sigue sobrevolando sobre tu mente?

Sí, eso se va a quedar ahí siempre. Yo sabía que lo había hecho bien y no había habido ninguna mala pisada cerca de las líneas porque ahora siempre me fijo, aunque sea inconscientemente, en cómo voy por la calle. La situación era parecida a Birmingham: estaban los mismos compañeros de selección, los mismos técnicos, los mismos periodistas… 

Más allá de la historia de ese Mundial que todo el mundo conoce, ¿cuál es la espinita que más se te ha quedado clavada en lo que llevas de carrera deportiva? 

Por sensaciones y por la transcendencia fue el Campeonato de Europa de Berlín. Yendo con la segunda mejor marca y quedar sexto… No acabé contento. Y encima ver que en esa final no se mejoró mi marca fue bastante duro. La semifinal no fue muy buena y me tocó la calle ocho en la final, en la que no tienes referencias. Después lo del relevo, que todos veíamos que teníamos el oro en la mano. Un bronce es un grandísimo resultado pero cuando vas casi toda la carrera en cabeza y después acabas tercero la sensación es agridulce, no es como ir cuarto o quinto y acabar en el pódium. 

Ahora ya eres un atleta mucho más conocido pero en 2018 pasaste prácticamente de la nada al todo. ¿Cómo asimilaste todo ese boom?

Fue muy rápido. Recuerdo ir a la Diamond League de Roma ese verano y quedando octavo o noveno, siendo último, me tocó antidoping y allí me encontré a Karsten Warholm que me saludó y estuvimos charlando un poco sin habernos visto nunca antes. Que una referencia como él te reconozca me hizo darme cuenta de la importancia de lo realizado en invierno. Demuestra que igual que yo sentía un profundo respeto por ellos, también ellos lo tenían hacia mí. Ya no era el españolito que iba a competir y nadie reparaba en él, sino que era un rival respetado. Durante ese tiempo fue muy importante tener la cabeza fría y muy bien amueblada. 

Así logró Óscar Husillos el histórico oro en Toruń. Foto: Sportmedia.
Así logró Óscar Husillos el histórico oro en Toruń. Foto: Sportmedia.

Para nuestros lectores que desconocen la preparación de un atleta como tú, ¿cómo entrena un cuatrocentista?

Si hablamos de este año, como he dicho antes hemos trabajado mucho la capacidad y potencia aeróbica hasta finales de diciembre. Estaba rodando tres o cuatro días a la semana durante 20 minutos antes de las series, algo que es fundamental para cansarnos menos a la hora de acumular entrenamientos. Después los periodos son como todos. En periodos de carga se trata de hacer muchas series con poca recuperación y poco a poco ir bajando la distancia y aumentar el descanso. Cuando ya estamos metidos en un periodo más específico como en enero empezamos a hacer entrenamientos más exigentes con recuperaciones incompletas. Un ejemplo: 2x4x300 bajando de 40 segundos con 3 y 10 minutos de recuperación. Para ganar esa tolerancia al lactato en mi prueba son imprescindibles esos entrenamientos. Una vez metidos en periodo de competición, ya en febrero, las recuperaciones entre repeticiones se amplían a entre 10 y 20 minutos. El lunes de la semana del Campeonato de Europa hice 150-250 recuperando 20 minutos. 

Y el gimnasio, claro.

Solemos hacer dos sesiones a la semana: lunes y miércoles. Los periodos de fuerza específica suelen durar dos meses más o menos y vamos ampliando la carga de cinco en cinco por ciento empezando en el 60% de la fuerza máxima. A mediados de enero, además, hicimos una semana de fuerza máxima para ver cómo había ido ese trabajo y esa planificación porque de nada vale meter muchos kilos si luego no eres capaz de moverlos en la pista. Y luego alternamos mucho ejercicios de halterofilia con otros de sentadillas, cargadas, arrancadas, pasos largos, sentadillas con salto… Y en periodo de competición hacemos ejercicios con porcentajes del peso corporal porque son ejercicios más rápidos y explosivos. 

¿Cuánto levantas en sentadilla?

Este año he hecho dos repeticiones con 155 kilos. En verano de 2018 fueron dos con 160. He de decir que mi sentadilla es hasta romper los 90º porque tuve un problema en el rotuliano y prefiero no arriesgar.

Es importante potenciar tanto los C.A.R. como las instalaciones de entrenamiento en ciudades y pueblos pequeños porque un campeón puede aparecer en cualquier lugar. Y lo que es más importante, el entrenador que te sacó también te puede llevar a la élite.

¿Cómo es entrenar lejos de un Centro de Alto Rendimiento?

Pienso que un atleta tiene que estar cómodo y tiene que tener confianza plena en su plan y su entrenador. Un Centro de Alto Rendimiento te puede ayudar a mejorar pero quizá es intenso para todo lo demás. En Madrid, que es el centro por excelencia en España, convives con muchos compañeros y al final acabas hablando de deporte durante 24 horas y a veces eso puede ser contraproducente. Si de verdad te va bien en un sitio, no te muevas a no ser que tengas necesidad por estudios o trabajo. En mi caso, si hace diez años me hubiera tenido que ir a estudiar fuera pues claro que hubiera pensado en Madrid. Por eso es importante potenciar tanto los C.A.R. como las instalaciones y núcleos de entrenamiento en ciudades y pueblos pequeños porque un campeón puede aparecer en cualquier sitio y el entrenador que te enseñó este deporte también puede ser el que te lleve a la élite.

Una situación, la del deporte, que se puede extrapolar al conjunto de la sociedad y que en estos días está teniendo más repercusión gracias a esa revuelta de la España vaciada.

Yo he tenido la suerte de que me he quedado en Palencia porque mis estudios estaban aquí y me sentía a gusto. Soy un privilegiado y vivo a 20 minutos de mi pueblo, con mi familia cerquita. Por eso digo que es necesario potenciar todas esas instalaciones porque mi caso es excepcional e insisto, te puede salir un campeón del mundo o de Europa en cualquier lugar.

¿Serás entrenador?

Me han tentado por diferentes ámbitos pero tengo claro que quiero sacarme el título de entrenador, ejercer y tener la suerte de encontrar un diamante en bruto. Disfruto mucho hablando con los chavales jóvenes que entrenan cerca de mí. Y luego ya te digo, también he pensado en preparar oposiciones a Policía Nacional o Guardia Civil… No lo sé, es algo que me plantearé en el futuro.

10 imágenes del histórico oro de Óscar Husillos en Toruń
La rabia de Husillos al verse campeón de Europa de 400 metros en pista cubierta. Foto: Sportmedia.

¿Eres el mejor cuatrocentista español de siempre?

No. Todavía no. Aunque en pista cubierta tenga tres medallas internacionales y los récords de 200, 300, 400 y 4x400 metros, no lo considero así. Creo que para ello tengo que tener más medallas internacionales. Me queda mucho.

Pero sí que eres un hombre fuerte, querido y respetado dentro de la selección.

En este Campeonato de Europa me he dado cuenta de eso. Éramos un equipo muy joven y se echaba de menos a referentes más veteranos como Úrsula Ruíz, ‘el Pájaro’ o Carlos Tobalina. Los capitanes eran Adel Mechaal y Aauri Bokesa y es verdad que ya me sentía entre el grupo de los veteranos. Los jóvenes se preocupan por ti y en cierta medida guardan las formas. La verdad es que sienta muy bien. 

¿Qué ha pasado con el relevo en los últimos años?

La motivación sigue siendo la misma o mayor. No queremos quedarnos fuera de los JJ.OO. Todo lo bueno que nos pasó fue por entrar en una dinámica positiva y es lo que tenemos que volver a encontrar. En el Campeonato del Mundo de Doha nos desinflamos, llegaron las lesiones y eso nos ha relegado en el ranking mundial, por lo que es muy importante estar en los World Athletics Relays de mayo y pelear por esa plaza olímpica. 

¿Crees que los velocistas estáis poco valorados en España, un país muy centrado en el mediofondo y el fondo?

Hay épocas. Es verdad que con el boom de los años ‘90 y 2000 con figuras como Fermín Cacho, Abel Antón o Juan Carlos Higuero sus pruebas se consolidaron entre las favoritas de los españoles. Después ha llegado un vacío en el que creo que se ha democratizado todo un poco más pero considero que a nosotros se nos cuida muchísimo y que desde aquel verano de 2017 en el que nos bautizaron como los ‘Spanish Beatles’ hemos tenido mucha repercusión.

¿Cómo se ve desde el mundo de la velocidad el debate de las zapatillas?

Creo recordar que yo he corrido con zapatillas con placa de carbono, que la llevaba en una versión anterior del modelo de adidas que utilizo para competir. El tema es que ahora es la combinación de esas placas con las espumas ultrareactivas lo que está ayudando a los fondistas a recuperar mejor después de entrenamientos y competiciones. La tecnología avanza y creo que ese es el mejor resumen. Son épocas y es verdad que ha sido una revolución muy rápida que ha hecho que todas las marcas se vuelvan locas por encontrar zapatillas competitivas. En mi caso, las zapatillas que uso no llevan espuma moderna y creo sinceramente que son las mejores para mi prueba. He visto los modelos de New Balance o los de Nike, que todavía no se han autorizado, y creo que llegará un cambio también a la velocidad.

¿Cuáles son tus atletas favoritos de siempre?

Usain Bolt y Allyson Felix. Por su transcendencia, en categoría masculina creo que Bolt ha sido imprescindible. Además tuve el infortunio de ver su retirada en directo, lesionado, y eso me dejó un vacío tremendo en aquel Mundial de Londres. Y en mujeres la referencia es Allyson Felix. La más grande, la más laureada. Los dos son ídolos de juventud y he tenido la suerte de ver el auge de sus carreras deportivas cuando yo era un adolescente. 

¿Correrás carreras populares cuando te retires?

Me dicen que antes de retirarme pase a los 800 metros. Yo cuando no pueda competir en 400 metros me retiraré. Quién sabe si luego tendré una segunda juventud como Reyes Estévez. Yo quiero seguir haciendo deporte porque es salud y quizá me anime a correr carreras populares o me atreva con el mundo máster para competir en campeonatos internacionales.

¿Por qué corres?

Porque todo empezó de forma natural. Comienza siendo una afición corriendo carreras populares por los pueblos de la provincia de Palencia, llegas a la pista, corres un 800, luego un 1.500 y acaba convirtiéndose en tu trabajo. Y me encanta, claro. Si no me gustase me hubiera buscado otro trabajo. Es mi sustento y mi pasión. Evidentemente tampoco disfruto cuando estoy una hora que no me puedo ni mover después de un entrenamiento duro pero me gusta el deporte y ahora mismo es lo que más me llena.

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