Me llamo Ana y mi primer contacto con el mundo aventurero del running comenzó en el año 2013, impensable para mí hasta esa fecha.
Todo empezó cuando, tras varios intentos por adelgazar después de mi segunda maternidad, me sentía frustrada, sin energía, desmotivada, sentía que mi cuerpo había cambiado y que aquellos kilos de más vinieron para quedarse; se me juntó con el desánimo por el reciente fallecimiento de mi padre y el recuerdo imborrable también por la pérdida de mi madre cuando yo era muy joven, sentimiento que se acentuó tras convertirme en madre.
Mi marido, que se dio cuenta de aquella situación, y por intentar que recuperara mi vitalidad, me comentó que había encontrado una app para iniciarme a correr y me animó a probarla. Era tal la vergüenza que me daba que alguien me viera correr, que empecé a dar vueltas alrededor de mi casa (vivo en el campo). Iba superando cada sesión con mucha fatiga, y al mes ya me animé a correr por las calles de mi zona por la noche y cuando los niños (de 2 y 5 años en ese año) se dormían. Empecé corriendo 1 minuto y andando 2, hasta que al cabo de 8 semanas me noté que era capaz de trotar 30 minutos sin parar, pero muy muy lenta.
Mi cuñado José Andrés, un apasionado del running, me animó a ponerme por primera vez un dorsal serían mis primeros 10k, fue la “Carrera del Dátil” de mi ciudad; en pocas palabras, la carrera fue un “desastre” llegué fuera de tiempo, hasta activaron el tráfico mientras yo seguía corriendo o muriéndome, la cara de mi hijo cuando llegué a meta era todo un poema, "mami has llegado la última" me dijo y yo no le pude ni contestar y ¡pobre de mi cuñado la carrera que le di!
Muchas cosas no hice bien ese día ni en los días previos, pero sí me fijé en la cantidad de corredores que pertenecían a un mismo club y, al día siguiente, hice una búsqueda activa en redes sociales y así fue como contacté con Pedro Esteso, y que a día de hoy (6 años después) sigo dando gracias por haberlo conocido. Desde la primera vez que empecé a entrenar bajo sus directrices y consejos se preocupó por mí, me transmitió que cada kilómetro son ilusiones teñidas de sacrificio y esfuerzo por cumplir mis sueños (palabras literales de él). Pronto olvidé que corría para adelgazar, para mí era mucho más importante los beneficios que estaba consiguiendo: aumentó mi autoestima, la confianza en mí misma, la felicidad y sobre todo las ganas de superación en todos los aspectos de mi vida.
Mi sensación de querer mejorar y ponerme nuevos objetivos hizo que me atreviera con la distancia de 21’097 m, fue mi primera media maratón en 2015. No os voy a engañar sufrí mucho, muchísimo, y a partir del km 17 cuando ya no tenía casi fuerzas me vino a la mente un pensamiento: el sufrimiento de mis padres para superar sin éxito su enfermedad (ambos padecieron la misma), y me dije que yo no tenía derecho a rendirme solo porque sintiera fatiga o dolor de piernas. Este sentimiento aflora en mí cada vez que lo paso mal en una carrera o en un entrenamiento y hace que no me rinda, por tanto, estoy feliz de haber podido transformar esta nube negra que durante años me atormenta en una aportación extra de energía que me hace superar mis límites.
Por otro lado, me emociona recordar cómo compañeras bajaron su ritmo de carrera por acompañar a las que más lo necesitábamos, dando prioridad a una meta compartida antes de superar sus propios objetivos, es que otro valor que nos transmite el Míster: “Correr es un deporte en equipo”; y ahí está ella, mi amiga Paz, una de tantas guerreras del Club Esteso Runners, persona imprescindible ya en mi vida, terremoto de energía, que no deja que nunca nadie decaigamos, lo da todo y se preocupa por todos, mil gracias.

No voy a negar que hay épocas que tiro la toalla y desaparezco un tiempo de los entrenamientos, soy humana y a veces me siento saturada, no es fácil combinar trabajo, casa, niños, lavadoras, compra, etc; y es mi mente la que me dice cuándo necesito volver a entrenar con el grupo para recargarme de esa energía que me aporta el running, siempre recibiéndome con una sonrisa. Siento que mis días son un puzzle encajado de obligaciones y correr es la pieza que me aporta la energía para superar todo lo demás.
En 2019, un grupo de amigas del club, luchadoras y también con sus propias historias a las espaldas decidieron correr la Maratón de Valencia; durante los entrenamientos yo las acompañaba siempre que podía, admiraba tanto lo que estaban consiguiendo; y el azahar hizo que consiguiera un dorsal para el 10k que se disputaba ese mismo día, pude estar más cerca de ellas. Lo vivido ese fin de semana en Valencia con el club fue increíble, fue una explosión de emociones y de superación; así que sin dudarlo, al día siguiente me inscribí a la Maratón de Valencia 2021. Sé que va a ser una preparación dura, pero muy especial porque vamos a debutar más compañeras con las ya expertas, así que tengo todos los ingredientes para vencer a mis miedos, y hacerme más fuerte en todos los sentidos.

Ya tengo 40 años y ahí sigo y seguiré intentándolo porque gracias a este deporte me encuentro con una vitalidad que ni cuando tenía 20 años. Habrá días mejores y peores, pero siempre me levanto para que mis hijos vean en mí un ejemplo de superación, de vida saludable, que luchen por sus sueños y que nunca se rindan aún llegando los últimos a una meta.

Animo a todas las mujeres de cualquier edad y condición física, a que prueben este deporte, que se dediquen un tiempo a ellas mismas, comprobarán que no están solas, y los beneficios hacia los demás son enormes, sin duda es la mejor medicina cuando por tu mente pasan las llamadas nubes negras.
Agradezco de corazón a mi familia que siempre me apoya y me esperan detrás de cada meta para recordarme los orgullosos que se sienten de mí, sea cual sea el resultado.

No nos puedes haber emocionado más Ana, tremenda historia de superación.
Muchas gracias por compartir tu historia con nosotras, felicidades por esa persistencia y a por Valencia´2021, ¡la meta de ese maratón te espera!