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La realidad es que nunca destaqué por ser “buena” en algún deporte. Si que es cierto que a lo largo de mi vida, he practicado alguna actividad, como natación, ciclismo o patinaje, pero no de forma constante ni tampoco por voluntad propia.
He vivido en diferentes sitios y siempre he intentado conocer mejor la zona corriendo, nunca llegaba a más de 15, 20 minutos. El lugar que me enganchó de verdad para correr fue Londres, allí es donde comencé con las distancias más largas hasta el momento. Cada día deseaba que llegaran las 20h para ponerme mis zapatillas, una buena playlist y, sin preocuparme mucho por los tiempos, únicamente por llegar cada día un poco más lejos de la casa donde vivía. Poco a poco fui incrementado la distancia, correr 5 kilómetros para mí era todo un logro. En algún momento lo usaba como excusa para escapar del mundo real, de los problemas y situaciones que eran difíciles de controlar, pues era ese instante del día, el único en el que solo pensaba en ir más lejos. Correr me ayudó a superar momentos de mi vida sin apenas darme cuenta.
Aún recuerdo la primera carrera a la que asistí, hace ya 6 años, animada por una amiga, a la que puedo asignarle parte de culpa por la que correr sea a día de hoy mi hobby principal. En esa carrera, experimenté algo diferente, ya no corría para evadirme, sino que ese momento era la primera vez que competía. Y lo hacía conmigo misma, pues no tenía la menor idea de quién iba por delante ni por detrás, mi objetivo era terminar y seguir el ritmo de la persona que llevaba delante para no perderme. Zapatillas que no eran las más adecuadas para correr, ropa térmica que, aunque fuera diciembre, me molestó bastante, ni siquiera había pensado en qué comer y qué no previamente. Detalles y consejos que he ido aprendiendo poco a poco gracias a mi interés en primer lugar y, en segundo, a todas las personas que he conocido a lo largo de este gran recorrido. Pues bien, en aquella primera carrera, por sorpresa me comunicaron que quedé tercera. Yo, sin preparación previa, en condiciones no muy favorables, subía al podio con una media de 5:21 min/km. Algo totalmente nuevo para mí y que resultó ser otra razón más por las que seguir participando en carreras populares.
Si había llegado ahí con no mucho esfuerzo, pensé que entrenando más a conciencia, tal vez podría llegar aún más lejos. Es entonces cuando me uní a un grupo de corredores de mi pueblo, Corremolinos Consuegra, donde conocí a gente con experiencia y con ganas de compartir kilómetros.
Puedo afirmar que he logrado evolucionar gracias a la perseverancia y el compromiso. Hay bastante sacrificio en cada pequeña mejora de marca. Pero sobre todo, y como conclusión, lo que me hace seguir y sé que es así en muchas más personas, es la motivación de superarse a uno mismo.
Ser tu propio contrincante en cada carrera y cada entreno, promueve además generar unos hábitos de superación en todos los aspectos de la vida. Luchar y trabajar duro para ser mejor en lo que uno se proponga. Y, por supuesto, todas las personas que se conocen en este mundo, pueden aportar un apoyo infinitamente beneficioso. Ahora formo parte de Club Corredores, un club de Madrid con gente increíble en el que me siento muy arropada.
Espero poder seguir haciendo lo que me gusta mucho tiempo más y como siempre termino en mis posts #rundeeprunwild
¡Muchas gracias Sara por compartir tu historia de compromiso y perseverancia con nosotras!
PÓDCAST: María Matilla, la sonrisa en handbike de las carreras populares
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