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El sistema inmunológico es la defensa natural del cuerpo contra los antígenos. Pueden ser gérmenes como bacterias y virus; o sustancias químicas o toxinas. También pueden ser células dañadas por el cáncer o quemaduras solares.
Cuando el sistema inmunitario reconoce un antígeno, lo ataca y a esto se le llama respuesta inmune. Parte de esta respuesta es producir anticuerpos que son proteínas que actúan para atacar, debilitar y destruir antígenos.
A partir de ahí, el sistema inmunitario recuerda el antígeno. Si vuelve a reconocerlo, puede identificarlo y enviar rápidamente los anticuerpos correctos. Gracias a esto, en la mayoría de los casos no enfermamos. A esta protección contra una determinada enfermedad se le llama inmunidad.
¿Qué tipos de inmunidad existen?
Hay tres tipos diferentes de inmunidad:
- Inmunidad innata: es la protección con la que se nace, es la primera línea de defensa de tu cuerpo. Incluye barreras como la piel y las membranas mucosas. Evitan que sustancias nocivas entren al cuerpo.
- Inmunidad activa: también llamada inmunidad adaptativa, se desarrolla cuando nos infectamos o vacunamos contra una sustancia extraña. Suele ser de larga duración.
- Inmunidad pasiva: ocurre cuando recibimos anticuerpos contra una enfermedad en lugar de producirlos a través del propio sistema inmunitario. Por ejemplo, los bebés recién nacidos tienen anticuerpos de sus madres. También podemos obtener inmunidad pasiva a través de productos sanguíneos que contienen anticuerpos. Este tipo de inmunidad nos brinda protección inmediata, pero solo dura unas pocas semanas o meses.
Cinco hábitos para fortalecer tus defensas
- Tu alimentación es clave para el sistema inmune
Las vitaminas E, C, los betacarotenos y minerales como el zinc y el selenio son potentes antioxidantes. Los antioxidantes protegen a las células encargadas de la defensa y a las mucosas que nos aislan del exterior. Nos aseguramos su aporte verduras y frutas de invierno, tubérculos, setas, bayas y frutos secos.
Suplementos naturales como la miel, jalea real y polen que son concentrados de sustancias antisépticas y protectoras de las mucosas frente a las infecciones.
No te olvides de estar bien hidratada, ya que si lo están tus mucosas lucharán con mayor eficacia. Ten cuidado, especialmente cuando salgas a correr o lo hagas en interior, manteniendo un aporte constante para no deshidratarte.
- Intenta respirar por la nariz
Una vía directa de aceso de los virus de la gripe es la nariz y boca.
Si respiras por la nariz usas el filtro natural que además de calentar el aire previamente elimina microorganismos por medio de las inmunoglobulinas AIG.
- Entrena de manera consciente y constante
Lo hablamos en el pódcast de esta semana con Soraya Casla, el ejercicio físico, de forma constante, fortalece el sistema inmune.
- Evita la sequedad en casa, la humedad ambiental es necesaria
No hace falta que reproduzcas la neblina londinense, pero algo de humedad ambiental es imprescindible para que tus mucosas estén bien hidratadas y puedan luchar contra los patógenos.
Pon un humidificador con romero, eucalipto o lavanda y aumentarás la protección que supone una mayor humedad.
PÓDCAST: Una charla con Ana Lozano
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