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La soja es uno de los alimentos más estudiados por científicos y nutricionistas desde hace décadas, y a medida que avanzan las investigaciones van cayendo mitos acerca de sus beneficios y perjuicios y naciendo otros nuevos. Considerada uno de los mejores alimentos que existen, pero ni sirve para curarlo todo ni es perjudicial para la salud.
Es una buena fuente de proteína vegetal, contiene los nueve aminoácidos esenciales para el organismo, y eso la convierte en un alimento imprescindible para vegetarianos y veganos. Además contiene abundante fibra.
Pero estas propiedades de su nutrientes solo podemos absorberlas cuando la tomamos de forma natural como el edamame o productos elaborados como el tofu, tempeh o miso, siempre que no contengan azúcar añadido, grasas, sodio o conservantes. Ten en cuenta que los alimentos elaborados a partir de ella que imitan la carne, las barritas, yogures y polvos de proteínas solo contienen proteínas aisladas de soja y no nutrientes del haba de la soja entera.
SOJA: Su relación con el cáncer de mama
Uno de los componentes de la soja, las isoflavonas, es de lo que más controversia ha creado a lo largo de los últimos años. En los primeros estudios científicos se relacionaban con el crecimiento de células cancerígenas, pero las conclusiones han ido cambiando a lo largo de las últimas décadas.
Una de las investigaciones publicada en la revista estadounidense Cancer, con 6.235 mujeres estadounidenses y canadienses procedentes del Registro Familiar de Cáncer de Mama determinó que no representa un riesgo de desarrollar cáncer de mama. También estudiaron otros datos que pudieran haber influido en su salud como la práctica de ejercicio, peso y hábitos como fumar o beber. Luego dividieron a las mujeres analizadas en cuatro grupos según la cantidad de isoflavonas que consumían a través de alimentos de soja.
Descubrieron que las que formaban parte del grupo que tomaba mayor cantidad de isoflavonas, entre media y una ración a la semana, presentaban una mortalidad un 21% menor que las que estaban en la franja inferior de consumo.
SOJA: Su relación con LA FERTILIDAD
El mito de que resulta perjudicial para la fertilidad también ha caído con las investigaciones de los últimos años.
Un consumo moderado no tiene ese efecto. A mediados de los 2000 muchas mujeres occidentales sustituyeron la leche de vaca por la de soja. Entre otras cosas porque se afirmaba que evitaba los sofocos y otros síntomas de la menopausia. Ahora se sabe que es cierto, pero no en todos los casos. Tiene que ver con un tipo de isoflavonas conocido como equol, que el organismo produce de forma natural, pero no en todas las mujeres.
Entre las que lo producen, tomar soja puede contribuir a paliar los síntomas negativos de la menopausia. Y se puede comprobar mediante un análisis de orina, aunque hay un método más rápido que es probar a incluir soja en la dieta durante un mes o mes y medio. Si hay mejora en los sofocos es que el cuerpo produce equol y la soja ayudará con los desagradables efectos secundarios.
SOJA: Su relación con LA TIROIDES
No es muy conveniente en cambio en personas con una tiroides menos activa de lo normal,deben controlar la cantidad que toman porque se ha demostrado que interfiere con la absorción de los medicamentos que combaten esa dolencia. No hay que prescindir de ella por completo, pero sí consumirla de forma moderada.
SOJA: Su relación con EL CORAZÓN
Otra de las polémicas recurrentes es si es buena o mala para el corazón. De entrada, sustituir alimentos de procedencia animal por vegetales como la soja disminuye la toma de grasas saturadas mientras eleva la de fibra, y ambas cosas son positivas para la salud coronaria.
La soja reduce el colesterol, los triglicéridos y el colesterol malo. Por el contrario aumenta el colesterol bueno, que contribuye a “limpiar” las arterias.
En cuanto a la cantidad de soja que conviene consumir, debe ser moderada, como ocurre con todos los alimentos.
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