Pesadilla de una noche de verano

La durísima historia (con final feliz) de la corredora de trail running Aroa Sío.

Aroa Sio superó una situación dramáica y ahora vuelve a ser feliz corriendo. | Miguel de la Rúa
Aroa Sio superó una situación dramáica y ahora vuelve a ser feliz corriendo. | Miguel de la Rúa

Hospital de Chamonix. Un día cualquiera del mes de agosto. Aroa Sío acude por segunda vez en una semana. No tiene fuerzas para hablar. Casi tampoco para respirar. Le falta oxígeno. Vomita. Soporta fiebres muy altas. Sigue vomitando. Deja de comer. Está deshidratada. No puede salir de la cama. Sufre un estado casi vegetativo. La situación empeora tanto en tan poco tiempo que incluso olvida el motivo por el que llegó a Chamonix. Solo quiere no tener dolores. Y dejar de perder salud. Está grave y lo sabe. Pierde cuatro kilos de masa muscular durante su estancia al pie de los Alpes. Resulta inverosímil pensar que días atrás corría 40 kilómetros cada mañana como preparación al UTMB, el ultramaratón de montaña más deseado del mundo. Su cuerpo estaba capacitado para recorrer 100 millas de subidas y bajadas. Ahora era incapaz de llegar hasta el servicio. Con miles de preguntas sin respuesta pasando a toda velocidad por su cabeza, Aroa no pierde la templanza y regresa a España con el único objetivo de recuperarse. No importan las carreras. La doctora de Chamonix trató de explicarle por qué había sufrido esos episodios. Al parecer, una doble reacción de su organismo al ponerse la vacuna contra la COVID-19 antes de viajar a Francia. De nuevo en Galicia, su tierra natal, se pone en manos de los médicos. Ecocardiogramas, pruebas de esfuerzo e interminables analíticas que le confirman que está todo bien. Todo. Su cuerpo no arroja síntoma alguno. “Me recetan creatina, vitamina C y zinc como suplementos para recuperar el peso perdido. Y lo consigo. Así, vuelvo a correr después de mucho tiempo y las sensaciones son muy positivas, tanto muscularmente como pulmonarmente. Hago 18 kilómetros con 900 metros de desnivel positivo en una hora y cuarenta y ocho minutos. Estoy contenta”.

Después del peor verano de su vida Aroa busca la normalidad durante el mes de octubre. Y la encuentra. Recupera el peso perdido. También las sensaciones entrenando. Esta vez sí, todo va bien.

Cuando parecía que el final de la pesadilla había llegado, en realidad no había comenzado. Dos días más tarde de su primer entrenamiento siente dolores en la boca del estómago y regresa la fiebre. Le hacen una placa. Todo bien. La fiebre aumenta y llegan episodios de escalofríos. El dolor se extiende hasta los pulmones y aparecen pinchazos en el corazón. Docenas de pruebas de todo tipo no detectan el motivo de los dolores de Aroa. Sigue empeorando y en una nueva placa se vislumbra una mancha. La situación es más que preocupante y su familia sufre momentos de auténtico pánico. Ella está relajada, tranquila y no tiene miedo. Asume que su situación es crítica, sobre todo porque nadie sabe lo que ocurre dentro de su cuerpo. Todo va a peor y llega un momento en el que solo puede mover los ojos. La enganchan durante tres días a una máquina de oxígeno, le hacen otro TAC y los doctores se cercioran de una inflamación de la membrana que rodea algunos órganos vitales. Ahora sí: el origen de todo y el principio del fin de la pesadilla. Sin saber el remedio adecuado para un caso inédito, los cirujanos proponen abrir, sacar muestras y ver por qué ocurre eso. Y ella accede. Firma el consentimiento y los médicos concluyen que se trata de una mediastinitis, una respuesta inflamatoria a consecuencia del coronavirus. La primera así que se ha encontrado hasta la fecha.

Aroa Sío temió por su vida pero ahora la vuelve a disfrutar a tope haciendo lo que más le gusta; devorar kilómetros. | Miguel de la Rúa
Aroa Sío temió por su vida pero ahora vuelve a disfrutarla a tope haciendo lo que más le gusta; devorar kilómetros. | Miguel de la Rúa

Después del peor verano de su vida Aroa busca la normalidad durante el mes de octubre. Y la encuentra. Recupera el peso perdido. También las sensaciones entrenando. Esta vez sí, todo va bien. No hay sustos. No hay dolores. No hay fantasmas. El último retazo de normalidad que falta es colgarse un dorsal. Y claro, lo hace en Ibiza, un lugar talismán para ella. Una isla que desprende energía y ventura por cada uno de sus bosques y caminos. No existe mejor escenario para volver a sonreír.

El dolor se extiende hasta los pulmones y aparecen pinchazos en el corazón. Docenas de pruebas de todo tipo no detectan el motivo de los dolores de Aroa. Sigue empeorando y en una nueva placa se vislumbra una mancha.

3 Días Trail Ibiza es un evento con carácter y personalidad. La carrera idílica para disfrutar del trail running en el mes de noviembre, cuando la Península presenta nieve en la mayoría de sus cumbres más altas. La idea es correr viernes, sábado y domingo. Por eso se ofrece un programa a la carta en el que cada corredor puede escoger la distancia que más le interese. Las hay cortas, medianas, largas y muy largas. Por sus dimensiones, es fácil conocer buena parte de la isla participando en la carrera, como los entornos naturales de Es Vedrà, Serra Grossa, Cala d’Hort, Cap Llentrisca y Sa Talaia, o el centro histórico de Dalt Vila con sus laberínticas calles y empedrados que suben hasta la muralla. Aroa es embajadora del evento y la atleta más inspiradora para todas las mujeres que se inscriben al reto, que son muchas. Tras correr durante más de cuatro horas entre los escarpados senderos del litoral ibicenco, se impone en la modalidad Maratón. Llega a la meta tan feliz como emocionada. Sonríe. No es solo un éxito deportivo. Y lo sabe. Se abraza a su pareja. Llora. Le invade un desorden de sensaciones difíciles de gestionar. Pero ya nada importa. Ni siquiera la victoria. Tiene muchas y muy importantes. Se terminó la angustia. Se terminó el sufrimiento. Es hora de comerse el mundo como nunca antes lo ha hecho. 

Archivado en:

A veces un pequeño gesto es suficiente para que nuestra motivación se desborde. | VSMPHOTOEVENTS

Relacionado

Motivación

Preparemos el papeleo para cuando dejemos de correr | Foto: Guille Pozzi

Relacionado

Excombatientes

El próximo 20 de febrero Ayad Lamdassem, retratado aquí por Jaime de Diego, será una de las grandes estrellas del Zurich Maratón de Sevilla, donde lucirá el dorsal 1.

Relacionado

Paciencia