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Limpiar las zapatillas de correr: cómo dejarlas como el primer día

Cómo cuidar la limpieza de tus zapatillas sin estropearlas: un método práctico, seguro y recomendado por expertos en material deportivo

Pedro Crespo

2 minutos

Limpiar tus zapatillas de correr como es debido no exige grandes esfuerzos: solo un poco de paciencia, jabón neutro y movimientos suaves.

Las zapatillas de correr acumulan sudor, polvo y pequeñas batallas contra charcos o caminos secos, y aun así solemos olvidarnos de que también necesitan un mantenimiento serio. Limpiarlas no es solo una cuestión estética: influye en su durabilidad, en su rendimiento y en la comodidad que ofrecen a cada pisada. Una buena limpieza ayuda a conservar la estructura de la mediasuela, a mantener la malla exterior en buen estado y a evitar olores persistentes. El problema es que muchos métodos populares, como la lavadora o los productos abrasivos, acaban dañándolas más que ayudándolas. En este artículo encontrarás un procedimiento simple, seguro y casero para recuperar tus zapatillas tras cada aventura sin comprometer su vida útil. Nada de complicaciones ni inventos raros: solo lo que realmente funciona, explicado paso a paso para que tus compañeras de entrenamiento vuelvan a sentirse casi nuevas.

Por qué nunca deberías meter tus zapatillas en la lavadora

Meterlas en la lavadora parece una solución rápida, pero es el método más eficaz para acortar su vida útil. El centrifugado, el exceso de agua, los detergentes agresivos y el calor deterioran las espumas, debilitan los pegamentos y deforman las zonas termoselladas. Aunque salgan aparentemente limpias, habrán perdido estabilidad y capacidad de amortiguación. Por eso, cuando hablamos de la forma “ideal” de limpiarlas, el primer paso es descartar por completo la lavadora.

El método ideal para limpiar tus zapatillas de correr

1. Retira plantillas y cordones

Saca las plantillas para que se aireen bien y lava los cordones aparte en agua tibia con un poco de jabón suave.

2. Elimina la suciedad seca

Choca suavemente las suelas entre sí para soltar barro y polvo, y usa un cepillo de cerdas suaves para retirar suciedad superficial sin dañar la malla.

3. Prepara una mezcla de agua tibia y jabón neutro

No utilices productos abrasivos ni detergentes en polvo. Basta con unas gotas de jabón de manos o lavavajillas suave para obtener una limpieza eficaz sin riesgo.

4. Limpia con movimientos suaves

Usa un cepillo o esponja humedecidos en la mezcla y frota con movimientos circulares. En la malla, sin presionar demasiado; en la suela, puedes insistir un poco más para despegar restos incrustados.

5. Aclara con moderación

En lugar de meterlas bajo el grifo, elimina el jabón con una toalla húmeda. Evitas que absorban demasiada agua y reduces el tiempo de secado.

6. Déjalas secar al aire, sin sol ni calor directo

Ponlas en un lugar ventilado y rellénalas con papel absorbente para conservar la forma y acelerar el secado. Neveras, radiadores o secadores están prohibidos: endurecen y deforman los materiales.

¿Cada cuánto conviene limpiarlas?

Si no hay barro, basta con un mantenimiento ligero —cepillado y ventilación— después de la mayoría de entrenamientos. Una limpieza profunda cada dos o tres semanas suele ser suficiente, salvo que hayas corrido en superficies húmedas o muy sucias.

Errores comunes que debes evitar

  • Usar detergentes fuertes o abrasivos.
  • Sumergirlas completamente en agua.
  • Exponerlas al sol directo durante horas.
  • Frotar la malla con cepillos duros.

Limpiar tus zapatillas de correr como es debido no exige grandes esfuerzos: solo un poco de paciencia, jabón neutro y movimientos suaves. Evitando la lavadora, controlando el agua y secándolas al aire conseguirás que mantengan su estructura, su comodidad y su capacidad de respuesta. Un calzado limpio dura más y trabaja mejor a tu favor en cada entrenamiento.

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