Estamos ante el mejor momento de la historia del maratón femenino. De largo. Con mucha diferencia.
Estamos en el mejor momento de la historia, y la placa de carbono como excusa.
Nunca siete mujeres españolas conseguían la marca mínima exigida (este año 2:28:00) para participar en unos Juegos Olímpicos. Nunca.
Nunca habiendo corrido casi un minuto por debajo de un récord nacional vigente y perenne durante 27 años hasta el diciembre anterior, retratado casi con fotos en blanco y negro, y haciéndolo, de paso, casi minuto y medio por debajo de la mínima exigida para ser olímpica, te podías quedar en casa y ver los Juegos Olímpicos en la televisión. Es el caso de más de una. Está pasando.
Esta es la situación. Durante 27 años el récord de España femenino estaba intacto e inmóvil en unos 2:26:55. Lo hizo Ana Isabel Alonso en 1995.
Ahora, en solo 27 meses, no es que hayamos estrenado nueva recordwoman nacional, la elegida fue Marta Galimany, si no que, en el tiempo transcurrido entre el 3 de diciembre del 2023 y hoy día, han sido siete las atletas que han conseguido correr por debajo.
Se dice que con las nuevas zapatillas se corree más. Pero ¿cuánto más?, ¿un minuto en un maratón? ¿quizás dos? Estas atletas han corrido bastante más que eso y su mérito va mucho más allá de un nuevo par de zapatillas por muy mágicas que sean.
Mayo del 2017. Monza, Italia
Se cumplirán pronto siete años desde la primera vez que vimos en acción zapatillas de correr con placa de carbono.
Fue en el proyecto Breaking2 y se intentaba bajar de las 2 horas en maratón. Se acercó Eliud Kipchoge parando el crono en 2:00:25. No lo consiguió.
Desde esas primeras zapatillas de altura sobredimensionada y placa da carbono en su interior, un sinfín de opiniones, de hechos contrastados y también de conversaciones de bar que no han hecho más que despistar al personal, dominan las conversaciones y cuestionan cada nueva marca personal, cada récord.
Se ha dicho de todo. Se decía que esas zapatillas te podían lesionar. Que solo valdrían para corredores con zancada y pisada perfectas. Que solo para los más rápidos. Que para los corredores de a pie, que no, que harían el efecto contrario. De todo se escuchaba y se leía. Una avalancha de negacionismo que poco a poco y a fuerza de experimentación en el asfalto se fue diluyendo y dando paso a la obviedad. Con esas zapatillas se corría más y mejor.
Las marcas competencia de la pionera pasaron de reírse de tal invento a correr contra reloj para incorporar su propia versión en su catálogo. Era un tema evidente. Más evidente de lo que nunca se había visto antes. Y hablamos de algo tan sencillo como de zapatillas de correr, un campo en el que poco más o menos nos creíamos que ya estaba todo inventado.
Propulsión vs protección
La fama, la conversación simplista, el titular rápido y el clic fácil se lo llevó la placa de carbono. Pero había más.
Hasta ese momento, hasta mayo del 2017, la carrera giraba entorno a crear las zapatillas más ligeras posibles para buscar el mínimo gasto energético y así las mejores marcas. Llevábamos años girando entorno a lo mismo. Más ligeras, mejores.
Desde ese proyecto y esas primeras zapatillas sobredimensionadas el enfoque cambió radicalmente.
Buscando una suela intermedia con más centímetros de espesor que pudiera alojar una placa de carbono en su interior. Más aún. Buscando una suela de suficiente grosor como para que esa placa de carbono tuviera la curvatura necesaria como para funcionar según los tests de laboratorio, se investigó y se descubrieron nuevos materiales que, aun construyendo media suelas de elevado grosor, su relación volumen/ peso fuese mejor que lo utilizado hasta la fecha. Así pues, zapatillas más voluminosas, pero igualmente ligeras. Y dentro de ese volumen, una placa de carbono estratégicamente curvada para funcionar como se esperaba.
El secreto del PEBA
Pues bien, esos materiales, en general derivados del denominado PEBA (Polyether Block Amide), se han convertido en los verdaderos protagonistas sin saberlo, tanto o más que las placas de carbono para, y aunque solo sea uno de los motivos, influir en las mejoras que estamos viendo en los maratones de los últimos años.
Nos ayudamos de ChatGPT: PEBA significa Poliéster de Bloque de Éter en la construcción de calzado deportivo. Es un material utilizado en la fabricación de suelas de zapatos deportivos debido a su ligereza, flexibilidad y capacidad de absorción de impactos. PEBA proporciona una combinación óptima de durabilidad y rendimiento para calzado deportivo de alto rendimiento.
En cada uno de los 25.000 impactos contra el suelo que se producen en un maratón, nuestro cuerpo recibe una fuerza equivalente a nuestra masa corporal multiplicada 2.5-3.0.
Ligero, justo lo que se buscaba, para construir volumen sin sacrificar ligereza.
Flexible, con gran memoria elástica, tan importante como lo anterior, un material que tiene una increíble tendencia a recuperar su forma inicial una vez deformado. Impacto tras impacto.
En cada maratón impactamos unas 25.000 veces contra el suelo. Y en cada uno de estos impactos, nuestro cuerpo recibe una fuerza equivalente a nuestra masa corporal multiplicada 2.5-3.0. O sea, que un corredor de 70kg de masa corporal, recibe en cada impacto aproximadamente unos 175kg que, multiplicados por esos
25.000 impactos en un maratón, se traducen en más de 4.000 toneladas a lo largo de un maratón.
Reducir esto es clave. No solo en el propio maratón, también en los largos kilometrajes que estos maratonianos realizan durante su preparación.
Y así tener las piernas más frescas al día siguiente. Y así reducir el riesgo de lesiones. Y así dejar que los kilómetros pasen por tus piernas sin tanto traumatismo. Y así poder entrenar más al día siguiente. Y al siguiente. Y así, el día D a la hora H, tener las piernas mejores para cuando llegue la parte final. Y así, y entre otras cosas, conseguir que los muros sean menos muros y que cada vez veamos mejores partes finales en la mayoría de las actuaciones de nuestros maratonianos y maratonianas.
Y hay más. No es solo la placa de carbono y la espuma PEBA de nueva generación y alta capacidad de absorción de impactos. No es ni siquiera únicamente la combinación de ambas.
Es que, además, al disponer de más volumen debajo del pie, también se disfruta de más espacio para que los geniales diseñadores de zapatillas creen una forma como de balancín, constante en todos estos modelos, que ayuda al pie a que transite hacia el siguiente apoyo con más dinamismo, con más agilidad, más rápido.
No es todo la placa de carbono y su efecto catapulta. Es mucho más que eso. Es que se ha conseguido enfocar la construcción de las zapatillas de maratón de una manera totalmente distinta. Distinta y mejor.
Cada vez corremos mejor
Todo lo anterior es válido, pero no solo.
Cada vez se entrena mejor. Lo siento por los más ‘old school’ de la sala. Cada vez se entienden mejor las zonas de esfuerzo del cuerpo humano a la hora de trabajar cuando preparamos a nuestros atletas para su siguiente maratón. Cada vez se interioriza más y mejor que meterte palizas a ritmos altos, puede que te de moral, pero también te mina las piernas para la sesión del día siguiente.
También es verdad que si un día te equivocas sale al campo tu amiga PEBA a suavizar el efecto del error en tus piernas.
Antes acertaban más los malos. Esos que se pasaban al maratón porque su capacidad para correr rápido en pista era demasiado limitada. Esos acertaban por que carecían de capacidad para equivocarse y pegarse alegrones en un día tonto. Los buenos, los rápidos, los que tenían la capacidad de correr bien ‘por abajo’, esos muchas veces erraban y fracasaban nunca consiguiendo aquella marca que creían que merecían. Ya no se escucha tanto ese “estaba para hacer tal o cual marca”. Ahora los nuestros las hacen. Y las hacen porque corren mejor. Entrenan mejor. Quizás no más, pero sí mejor.
El maratón se hace joven.
Cuando Kelvin Kiptum (DEP) batía el récord del mundo masculino con 24 años, se convertía en el recordman de maratón más joven de la historia.
Cuando Eliud Kipchoge tenía 24 año, estaban batiéndose en el tartán, a golpe de vuelta rápida, respondiendo al dogma de que, para correr maratón siempre hay tiempo. Primero buscas tu limite en la pista y, cuando lo encuentras, entonces es momento de probar en los 42,195 kilómetros sobre asfalto. Debutó a los 29 años.
La Laura Luengo de hace diez o quince años, no estaría calzándose sus nuevas On Cloudboom Echo3 con placa de carbono y espuma de última generación para preparar su siguiente maratón. A sus 26 años, Laura Luengo no habría siquiera debutado en maratón, esto es lo cierto. Laura estaría puliéndose en pruebas de pista esperando el momento en el que, tarde quizás, debutar en la distancia de Filípides y agotar sus últimas balas.
Que los atletas suban antes a la distancia de maratón, tanto a nivel nacional como internacional, es otro de los factores a tener en cuenta, quizás, para explicar lo que está pasando, y no seguir poniendo a la placa de carbono como excusa.
El muro es menos muro. Y somos menos valientes
Los nuestros y los no nuestros llegan mejor entrenados. Además, llegan con un cuidado plan de nutrición en carrera y pre-carrera. Esto también es un factor a analizar.
Pero, y sobre todo, corren mejor el día de la carrera. Hasta hace muy muy poco, menos de lo que te imaginas, lo comentado entre corredores de maratón de nivel élite nacional y desde ahí hacia abajo, era que la primera media maratón había que pasarla rápido. Que lo que ganaras en esa primera parte ya lo tenías ganado. Que al final, ibas a llegar cansado igual.
Quizás alguno esté leyendo este texto con marcas en su palmarés no inferiores a 2:10:00 que pasaron su media maratón a menos de 1:04:00 teniendo que retirarse poco después. Esto pasaba. Y muy habitualmente. Salir a jugársela y no tener claro, como ahora, que las dos medias se corren iguales y que, en todo caso, acabando un poco más rápido la segunda mitad es como se han batido las mejores marcas. De España, de Europa y del Mundo. En hombres y en mujeres.
De esto no se habla porque da más clics hablar de las placas de carbono
Pero lo cierto es que el récord de España de chicas estuvo en las listas 27 años sin ser superado. Desde los 2:26:55 de Ana Isabel Alonso en 1995, ninguna mujer había conseguido correr más rápido hasta diciembre del 2022 cuando Marta Galimany paró el crono en Valencia en unos increíbles 2:26:14.
27 años después.
Ahora, a febrero del 2024, no es sólo Marta Galimany la que corre por debajo de ese récord de Ana Isabel Alonso. Son, ni más ni menos, que siete las atletas que corren por debajo de esa marca hasta hace menos de 18 meses imbatible.
Ester Navarrete y Meritxell Soler corriendo por debajo de 2:25:00. Fátima Azzaharaa y Laura Luengo corriendo por debajo de 2:26:00. Irene Pelayo y María José Pérez haciéndolo en poco más de 2:26:30. Y la recientemente nacionalizada Maajida Maayouf acreditando un 2:21:27.
Aún no sabemos quién representará a España en el maratón olímpico. Lo que sí sabemos es que estas siete mujeres se lo merecen -solo podrán ir tres- y han conseguido elevar el nivel del maratón femenino a cotas hasta hace poco inimaginables.
Y no es culpa de la maldita placa de carbono ni de las Cloud Echoboom3 y sus hermanas. Esa es solo la excusa que nos ponemos para no decir que nuestras atletas son simplemente mejores corredoras de maratón. Y sus entrenadores también. Que este es un deporte de equipo.
Nota: el salto más grande en la evolución del récord del mundo femenino en los últimos 25 años se dio antes de que aparecieran las placas de carbono y las zapatillas de ultima generación. El salto más grande lo dio Paula Radcliffe cuando, en el 2003, y con unas tradicionales zapatillas de maratón de la época, rebajó el récord del Mundo hasta unos estratosféricos 2:15:25, un tope que duró en las tablas otros 16 años y hasta el 2019.