Los test de juventud de Kilian Jornet

En su juventud, Jornet realizó un test en el que estuvo días sin comer y seguía entrenando para saber dónde estaba el límite de su cuerpo.

Una imagen del corredor de montaña Kilian Jornet. Foto: Lymbus.
Una imagen del corredor de montaña Kilian Jornet. Foto: Lymbus.

Kilian Jornet ha querido explicar en sus redes sociales cómo ha experimentado durante años con su cuerpo para descubrir sus límites físicos y mentales. Experimentos que llevaron en una ocasión en su juventud, por ejemplo, a encadenar sesiones de entrenamiento habituales en días en los que no consumía alimento. 

Así lo explica Kilian Jornet en sus redes sociales:

Hoy os contaré sobre una de las sesiones de entrenamiento que creo que son las más interesantes. Yo lo llamo INFIERNO (HELL en inglés, Holistic Exploration of the own Limitations with the purpose to Learn): significa exploración de las propias limitaciones con el propósito de aprender. Es un concepto muy simple de explicar, más difícil de poner en práctica.

Debemos aislar un elemento de nuestra práctica y en un entorno seguro (punto importante) llevarlo a su límite. El objetivo es conocer nuestras limitaciones como individuos para poder poner un margen de seguridad razonable cuando estamos en una actividad real.

Esos pueden ser desde los más simples de probar (por ejemplo, cuánto tiempo puedo colgarme de un brazo) hasta los más complicados (capacidades de lucidez en el situaciones técnicas después y durante una carrera larga sin parar con una gran cantidad de falta de sueño; la imagen que adjunto es de cuando yo terminó este tipo de "prueba"). Ahí se puede comprender la importancia de hacerlo en un entorno seguro, por lo que cuando llegas al límite deseas estar en un lugar donde alguien pueda encontrarte en poco tiempo.

Una de mis pruebas favoritas fue dejar de comer y seguir corriendo. Cuando estaba en la universidad de Fontromeu y comencé a hacer ultras, me preocupaba la posibilidad de perder una estación de avituallamiento o no poder comer a una gran distancia, así que para ver qué podía controlar, dejé de comer y seguí entrenando como normalmente (entre 3 y 4 horas al día). La potencia y la velocidad disminuyeron drásticamente el segundo día, pero no la resistencia. Finalmente el quinto día me desmayé (expliqué mi ubicación para que alguien pudiera encontrarme si no despertaba) y empecé a comer de nuevo. Ahora sé que no es un problema perder una estación de ayuda o si no puedo comer durante un esfuerzo de 24 horas.


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Pobres zapatillas, ya no las quiero ni ver.

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