Atletismo

Un cambio de narrativa en la regla de las deportistas de élite: "Tenerla es bueno y necesario"

La pérdida de la regla de forma momentánea o total ha estado siempre relacionada a las carreras deportivas de las mediofondistas y fondistas de élite. Nada más lejos de la realidad, solo las que cuentan con una salud hormonal adecuada y mantienen sus reglas durante la mayor parte del año consiguen llegar y asentarse entre las mejores del mundo.

Nacho Barranco

9 minutos

Una imagen de una de las carreras en la primera ronda de los 1500 metros en los Juegos Olímpicos de París. SPORTMEDIA.

Villa Olímpica de París. Una mediofondista del equipo español pide a otra un tampón. No tiene, había tenido la regla hace dos semanas y no metió en la maleta. Otra que anda por el piso sí tiene. Y además del tampón tiene un runrún en su cabeza por el tema de su regla, que no acaba de llegar. Que sí, que no, que nunca te decides. Quedan pocos días para competir y cada atleta prefiere estar en una fase del periodo cuando se pone los clavos. 

Pero... ¿las atletas de élite tienen la regla? Según una encuesta hecha en el grupo de WhatsApp de la Revista Corredor, la mayoría cree que, o no la tienen, o si la tienen la tienen descontrolada. Es fácil entender los argumentos de aquellos que viven ajenos a las deportistas de élite, pues muchas veces ni sus entornos más cercanos conocen esta realidad. Porque, seamos sinceros, casi nunca nadie se ha preocupado de la regla de las deportistas. Siempre ha sido una cuestión que molestaba, más que por los clásicos tabúes sociales, por las inconveniencias que supone para el rendimiento deportivo. "No hay que endulzar el discurso: la regla a veces es una mierda, pero como otras facetas físicas, hay que trabajarlas". Habla Anna Carceller, médico deportiva, especialista en fisiología de la mujer deportista.

Y continúa Marta Pérez, plusmarquista española de los 1500 metros y atleta que trabaja desde hace años con Carceller: "He vivido situaciones complicadas en ciertos momentos del ciclo menstrual y ello no me ha impedido tener una carrera deportiva larga. Duermes mal, estás peor, te hinchas… pero tienes que asumir que eso va a pasar. Por eso es muy importante conocerte, intentar trabajar con alguien que tenga conocimiento del tema y hablar con tus compañeras para saber sus experiencias".

ENTENDER LA REGLA Y TRABAJAR EN ELLA

Dice la médico Carceller que "Es un tema muy heterogéneo. Hay atletas que no se enteran de sus ciclos y otras tienen muchos síntomas y muy diversos. Por eso hay que recoger datos, ver tendencias y asumir patrones. Cuando lo sabes puedes anticiparte y la regla deja de ser un problema, si es que lo ha sido en algún momento. Y, sobre todo, tienes estrógenos que te van a permitir adaptar y recuperar de forma óptima a los entrenamientos. Porque si no hay un sostén detrás de la atleta para entender y monitorizar sus ciclos, es muy difícil que por ella misma llegue a esas conclusiones", cuenta una experta que está empeñada en desmontar el discurso que lleva años escuchando, siempre poniendo el foco en aquellas deportistas que no llegan a la élite o, si llegan, acaban por romperse porque su salud hormonal (y ósea, y muscular, y tendinosa) está completamente alterada por una regla que en algunos casos ni siquiera se ha llegado a producir por primera vez.

“Creo que es importante poner el foco en niñas con un conocimiento de sus ciclos, que saben cuándo pueden apretar a su cuerpo y cuándo no. Eso es ser una atleta madura, sólida y consistente”.

Y como "es imposible que una niña de 15 años llegue a esas conclusiones", Anna habla y explica. Y lo hace de forma contundente. "Si tú a los 14, 15, 16 o 17 años pierdes la regla, que es más común de lo que debería ser, estás perdiendo la oportunidad de generar masa ósea, además de otras cosas, y te estás perdiendo un capítulo importantísimo que además es irreversible. Si esto lo pierdes, así te quedas. Pero también, y esto es muy importante, estás estableciendo una normalidad. La atleta que crece con unas creencias erróneas con respecto a la alta competición y se construye como deportista normalizando las lesiones, el no tener la regla, una alimentación restrictiva, resulta muy difícil de reestructurar en edad adulta". Según Carceller, "la prioridad como colectivo médico tiene que ser que las atletas no lleguen a las consultas habiendo tenido solo una regla con 23 años. Porque más allá de las fracturas de estrés óseo, que son gravísimas, más grave es que esa niña lleve muchos años en un estado patológico tanto físico como mental. Y por eso creo que es importante poner el foco en niñas con un conocimiento de sus ciclos, que saben cuándo pueden apretar a su cuerpo y cuándo no. Eso es ser una atleta madura, sólida y consistente".

En ese sentido, hace énfasis la experta en que “es importante que a la asociación clásica de ‘el deporte de élite no es saludable’ hay que cambiarle el enfoque. Estamos hablando de personas muy seleccionadas, fisiológicamente muy especiales. Son la mejor expresión del cuerpo humano. Y como tales, están preparadas para asumir las exigencias del alto rendimiento siempre y cuando su entorno esté preparado para cuidarlas como merecen. En mi experiencia, los cuerpos y mentes sanos son los que dan lugar a rendimientos excelentes y, sobre todo, mantenidos en el tiempo”.

Cinco mujeres, cada una con un origen y una historia personal, con Marta Pérez en el centro, en los Juegos Olímpicos de París. VSM PHOTOEVENTS.

SOBRE LOS CUERPOS DE LAS ATLETAS

Habla también de cuerpos. De tipologías y atletas que vemos cada vez más. "Quiero pensar y pienso que el deporte femenino en muchas disciplinas está cambiando porque la corporalidad asociada a esos deportes también está cambiando. Estamos viendo a atletas más fuertes, más musculadas, más sanas. Las atletas que no tienen hormonas, que no pueden muscular, no van a tener cabida porque no van a ser competitivas. Ahora coexisten pero en el atletismo español lo podemos ver: las que llegan muy lejos son las que tienen la regla. Lo vemos también en el ciclismo. Los cuerpos que tienen la regla son los cuerpos que pueden generar adaptaciones a largo plazo. Pueden generar masa muscular y potencia, que es lo que te dan los estrógenos". Por eso la médico no puede entender cómo, “por no asumir responsabilidades, hemos normalizado algunos cuerpos que todos sabemos que no están bien”.  Y hace autocrítica: “estamos fallando todos cuando nos damos cuenta de que algo no va bien en el cuerpo de una niña pero nadie se cuadra y toma decisiones”.

Una versión cortoplacista que muchas veces podemos ver en atletas que despuntan, brillan durante una temporada o dos y después entran en barrena. Una lesión tras otra. Una tortura tras otra que acaba afectando también a nivel psicológico. “Muchas veces estas chicas viven una ‘luna de miel’ en la que tienen resultados que luego no pueden mantener porque su cuerpo no aguanta más. Es durísimo para ellas. Pero es que algunas de estas consecuencias se mantienen aunque la atleta empiece a trabajar teniendo en cuenta su salud hormonal. Por eso el recurso de ‘pierde la regla ahora que cuando dejes la élite ya volverá’ es absolutamente caduco. Las secuelas de este enfoque se quedan aunque podamos trabajar en ello y vemos atletas que, pese a haber recuperado su salud hormonal, sufren fracturas de estrés porque su calidad ósea sigue siendo deficiente”, explica Carceller.

“Si vas a apretar las tuercas durante un mes, tu cuerpo va a tener que estar en un estado de abundancia el resto del año”.

Según Marta Pérez, hablando de su experiencia personal, "puede suceder que una deportista de alto nivel en una situación de alta exigencia física tenga un ciclo más alargado o incluso pierda una regla. No es un drama y no pasa nada. Es una adaptación fisiológica al estrés físico al que sometes a tu cuerpo. Pero igualmente hay una inmensa mayoría de mujeres que mantienen su ciclo menstrual mientras compiten aunque estén en esa situación. Todas esas situaciones están en la normalidad". Y responde Anna Carceller en esta charla entre ambas: "Si pierden la regla dos meses, lo que se considera una amenorrea funcional adaptativa, no tiene aspectos negativos si está controlada y supervisada. Al fin y al cabo hablamos de alto rendimiento, de estar temporalmente en esa fina línea entre lo que es tu mejor versión y lo que es demasiado. Un cuerpo puede aguantar más allá de sus límites si tiene una base sólida. Es decir, si vas a apretar las tuercas durante un mes, tu cuerpo va a tener que estar en un estado de abundancia el resto del año".

Una imagen de la primera ronda de los 1500 metros en los Juegos Olímpicos de París. VSM PHOTOEVENTS.

Cuenta la mediofondista que, a lo largo del año, “las sensaciones con tus ciclos no siempre son las mismas”. Porque no es lo mismo tener la regla cuando tu entrenamiento está basado en el volumen y no en la intensidad, en esas épocas de “abundancia” de las que hablaba Carceller, en las que la composición corporal de la atleta está muy lejos de estar en ese límite que normalmente marca el porcentaje de masa grasa de las deportistas, que cuando llega estando en un periodo competitivo de alta intensidad. “Cuanto más en forma estoy y más al límite físico me encuentro, noto que mi ciclo no me produce tantos cambios hormonales”, explica Marta Pérez. Podría decirse, pues, que cuanto más en forma está la atleta menos sintomáticas son sus reglas.

“Durante muchísimos años no tener la regla era positivo y en muchos ambientes se sigue viendo como algo intrínseco al deporte y la mujer”.

Pero no todas las atletas son iguales ni sus experiencias son las mismas. Por eso, de forma tradicional, ha sido común intentar retirar la regla a las deportistas de alto nivel. Muerto el perro, se acabó la rabia. Algo así debían pensar en un pasado no tan lejano que, en realidad, sigue presente en algunos estamentos del deporte profesional. “Durante muchísimos años no tener la regla era positivo y en muchos ambientes se sigue viendo como algo intrínseco al deporte y la mujer. Estas narrativas están muy metidas en la mente de personas vinculadas al deporte, también en la de algunas atletas que han crecido con esa idea sobre el deporte de élite”, explica Carceller, que habla con un cierto tono de desesperación sobre este tema.

Ella conoce las consecuencias de no tener esa regla. Las ha visto en las mujeres que llegan a su consulta, la mayoría después de una fractura de estrés, uno de los síntomas más habituales de una salud hormonal deficiente que comenzó a fraguarse mucho tiempo antes. “Si la primera consulta es cuando ya se han hecho una fractura de estrés es que llegamos tardísimo. Pretender recuperar un proceso tan largo, sobre todo si ya ha habido fractura, y pretender seguir compitiendo es complicadísimo”, dice Carceller. “El pico de masa ósea se alcanza en las primeras tres décadas de la vida, pero el 95% de la densidad máxima se consigue alrededor de los 18 años. A partir del pico todas las mujeres pierden masa ósea con el paso de los años. Por eso, cualquier alteración en los estrógenos durante la ventana del desarrollo puberal hasta los 18 o 20 años hará que el pico de masa ósea de esa mujer sea menor de lo que sería en condiciones normales. Si las cogemos a tiempo, pueden recuperar los valores o al menos minimizar las perdidas, pero después de esa ventana ya es difícil que alcancen la mineralización que hubieran tenido en condiciones normales. Además hay que tener en cuenta que estos procesos son muy largos. No es raro ver chicas en la consulta que con 21 años han tenido dos o tres reglas en su vida. O amenorreas de ocho, nueve o diez años de duración. Esto significa que se han construido como atletas en unos hábitos que cuesta mucho cambiar porque su propia identidad como atletas está basada en ellos. Y esto alarga muchísimo la recuperación”.

“Igual que controlas muchas variables del entrenamiento, de la nutrición o de la recuperación, también tienes que tener consciencia y control de tu ciclo menstrual”.

“Por esto que cuenta Anna”, dice Marta Pérez, “es crucial e imprescindible que durante tu desarrollo deportivo hayas tenido la regla”. Cuenta la dos veces olímpica que, según su experiencia personal y la de sus compañeras, “para buscar una exigencia deportiva muy alta es necesario tener una salud hormonal correcta”. De hecho, incide en la idea de que “dentro del rendimiento deportivo, igual que controlas muchas variables del entrenamiento, de la nutrición o de la recuperación, también tienes que tener consciencia y control de tu ciclo menstrual”.

Una de las ideas que se pueden extraer de esta charla es que no te va a ir mejor por no tener la regla; de hecho, te va a ir peor. Porque la realidad es que la gran mayoría de fondistas y mediofondistas a nivel mundial, las que todos tenemos en mente, cuentan con una salud hormonal correcta. Y sí, podrán perder la regla en algunos momentos puntuales de la temporada, pero también saben que durante la mayor parte del año su deber es, igual que hacer los entrenamientos de series, levantar pesas en el gimnasio o madrugar para las tiradas largas, saber convivir con su regla. Cuidarla y mantenerla. Y eso, métanselo en la cabeza, no convierte a estas deportistas en más débiles. Son más cíclicas, sí, pero no menos fiables. Pueden tener una competición buena o mala, como todos los deportistas, también los hombres, pero si están en forma, y para estarlo han tenido que tener la regla, van a ser fiables cuando se pongan un dorsal.

Las atletas de la segunda semifinal de los 1500 metros de los Juegos Olímpicos de París en los últimos metros de la prueba con el público entregado. VSM PHOTOEVENTS.

 

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