Es una conversación en la que se derrocha positividad. También en la que es palpable la sensación de que la persona al otro lado del teléfono ha atravesado una situación profesional y vital que estará marcada para siempre en su futuro. Es Esther Guerrero la que responde a preguntas simples, a un "qué tal" que sirve como preámbulo a una detallada contestación en la que la atleta, que ya está cerca de volver a sentirse como tal, cuenta que "llevo dos semanas entrenando con una planificación normal, sin adaptaciones raras por la lesión".
Cuando hablamos de la lesión nos referimos a la rotura de del tendón que une el bíceps femoral con el semitendinoso de su pierna derecha. "En teoría y según la primera resonancia, me rompí el tendón por completo, pero después de tres semanas y cuando bajó la inflamación se veía que había una pequeña parte que no se había roto, por lo que a partir de ahí es donde se ha empezado a recuperar el tendón trabajando con factores de crecimiento", explica la atleta de New Balance. Un tratamiento por el que apostó después de una difícil decisión: "corrí en Ourense y a las 24 horas, después de la primera resonancia, me dijeron que tenía que operarme. Yo me negaba a aceptar que no podía ir al Campeonato del Mundo en pista cubierta de Belgrado, creía que no era para tanto. La opción de la operación la rechacé porque quería creer que no tenía esa lesión y porque había otra posibilidad". Otra posibilidad, la de trabajar con los factores de crecimiento, que también resulta más arriesgada. "El riesgo de lesión es mucho mayor y el punto crítico va a ser cuando empiece a trabajar cosas más rápidas y con las zapatillas de clavos, pero es una decisión que he tomado yo y que me permitía llegar a la temporada de verano".
Porque esa ha sido la gran ambición de la atleta de 32 años durante estos meses. "Cuando me pasó me jodía muchísimo perderme el Mundial de cubierta, pero cuando me dijeron el diagnóstico lo puse en perspectiva y vi que eso no tenía tanta importancia. No quería perderme el verano y en ese momento me decían que iba a tener que estar al menos tres meses sin competir", explica. Fue en ese momento cuando decidió asumir su nueva condición y ponerse a trabajar. "Con mi fisioterapeuta, Arnau Mach, empezamos a trabajar desde el primer día, sin unas fechas límite pero sabiendo que era importante ponerse cuanto antes". Y así, a los tres días ya estaba montando en bicicleta, a las dos semanas y media subida en la elíptica y a las cinco corriendo en la Alter-G, la máquina que permite correr reduciendo el peso de la atleta al variar la gravedad.
Estoy contenta pero me duelen todas las partes del cuerpo.
"No quería dejarme porque sabía que si no me iba a costar volver y aun así me está costando. Ahora mismo me estoy dando cuenta de que el cuerpo no recuerda mucho y en las sesiones de series que estoy haciendo me cuesta. Estoy contenta pero me duelen todas las partes del cuerpo". Y no solo eso, sino que ese cuerpo del que habla Guerrero, tan caracterísico por la fortaleza muscular que desprende, ha visto cómo cambiaba en estas semanas: "llevo unos ocho años corriendo alrededor de 100 kilómetros a la semana y al estar sieste semanas sin impactar en el suelo he perdido mucho músculo". Y cuando se refiere a mucho, quiere decir que la báscula indicaba cuatro kilos menos, todos ellos de fibras musculares.
La recuperación, por supuesto, no ha sido un camino de rosas. Ni a nivel mental ni a nivel físico. "He conseguido sacar la situación adelante teniendo mucho que hacer y con mi fisio al lado marcándome un protocolo. Gracias a tener una rutina diaria he podido sobrellevar la situación ya que he tenido que estar más horas incluso de las que hago entrenando". Un esfuerzo que ha tenido recompensa, pues según explica la atleta entrenada por Joan Lleonart "el músculo ha cicatrizado bien".
Quiero estar en el Campeonato de España y ser competitiva para tener opciones de ser seleccionable para los internacionales.
Y así, Esther Guerrero confiesa que su intención es "estar en el Campeonato de España y ser lo suficientemente competitiva como para tener opciones de ser seleccionable para los campeonatos internacionales". Piensa en el Mundial de Eugene y también en el Europeo de Múnich, con alguna duda sobre si la distancia serán los 1500 metros o los 800. Una decisión que tomará en función de sus sensaciones en los entrenamientos que vaya desarrollaando en las próximas semanas, sabiendo que "aunque quiero estar bien en junio, el margen de tiempo hasta el final de temporada en agosto es grande y me va a venir muy bien para alcanzar el estado de forma ideal".
Con el objetivo claro, Guerrero ha seguido enganchada a esta vida, la del atleta de élite, que siempre dijo que dejaría en caso de sufrir una lesión grave. "Lo he dicho muchas veces pero ahora estaba viviendo un momento en el que estaba muy enchufada. A veces es muy fácil decirlo pero luego hacerlo... No me he bajado de este tren porque me he demostrado que me gusta y que pese a vivir en Banyoles, algo apartada, me he dado cuenta que el estilo de vida que tenía es el que quiero seguir teniendo".
Seguirá Esther Guerrero disfrutando de su pasión y lo hará a su manera, rodeada de su equipo de confianza y apoyada por una familia incondicional, sus grandes apoyos durante estos dos meses que han pasado desde la lesión sufrida el 27 de febrero en la pista cubierta de Ourense.
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