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Cuando un corredor ha pasado la primera fase de adaptación, en la que ya disfruta corriendo largas distancias a ritmos suaves o medios, con buenas sensaciones en los entrenamientos y compitiendo de vez en cuando, quiere pasar a un segundo estadio, donde buscará mejorar sus tiempos en las distancias en que compite. Es ahí cuando empieza a interesarse por la calidad, los cambios de ritmo y las series.
PRUDENCIA RÍTMICA
Con este tipo de entrenamientos fraccionados las mejoras son más rápidas y consistentes. El riesgo está en equivocarse en los ritmos y hacerlas demasiado rápido. Esto te puede llevar al dolor, al agotamiento prematuro e incluso a la agonía. Suele ocurrir porque la series largas las realices a ritmos que deberían corresponder a las cortas. Las puedes hacer así porque recuperas demasiado y eso te permite ir demasiado fuerte para tu capacidad real.
RECUPERAR ES LA CLAVE
El quid de la cuestión está en la recuperación y no en los ritmos. Es la que nos permite saber si el ritmo es adecuado o no. Si en un minuto, después de una serie, un corredor es incapaz de recuperar 25 pulsaciones es que está yendo demasiado rápido y ese entrenamiento no lo va asimilar. Bien es cierto que puede haber algunas excepciones, sobre todo si el pulso máximo es muy bajo (con unas 20 será suficiente). Por ejemplo, acabar la serie a 148 pulsaciones no es lo mismo que acabarla a 172 o 184. En el primer caso es suficiente con 20 de recuperación, en el segundo 25 y en el tercero se han de haber recuperado, al menos, 30.
PAUSAS BREVES
Las recuperaciones deberían ser cortas, en torno a un minuto al trote. Pero pueden oscilar entre 45’ segundos y 2 minutos. Eso dependerá del nivel del corredor y de la distancia. Un corredor que prepare distancias de menos de 10km podrá recuperar dos minutos en las repeticiones largas, de 2km o más. Si se prepara para 10km y medio maratón, debería moverse en torno al minuto. Pero si prepara maratones tiene que recuperar poco, 45’’, sobre todo en las cortas.
EVALUAR NUESTRA FORMA
Gracias a las recuperaciones podremos saber nuestro estado de forma y también si estamos haciendo bien o mal las series. ¿Cómo es esto? Pues muy sencillo, cuantas más pulsaciones recuperes en un minuto más en forma estás. Por ejemplo, si después de acabar a 192 pulsaciones, al minuto bajas a 128, significa que estás muy en forma. Por el contrario, si después de acabar a 184 pulsaciones al minuto solo bajas a 155 es que no estás muy fino, o que has realizado mal la serie por ir demasiado fuerte. Este es el parámetro más valioso cuando se entrena con pulsómetro: el índice de recuperación.
UN PAR DE CONSEJOS EXTRA
1. ENTRENA EN PROGRESIÓN
Empieza suave en la primera serie y procura que la última sea la más fuerte. El organismo tiene memoria selectiva y se quedará con las intensidades de las últimas series de cada entrenamiento. Esto hay que hacerlo recuperando muy poquito. Si quieres hacer 8 repeticiones de 1.000m a una media de 4’, empieza sobre 4:15 y acaba sobre 3:45 o 3:40.
2. TEN PACIENCIA
No podemos pensar que entrenando series una semana a la siguiente estaremos a tope. Sólo después de varios meses de trabajo sistemático se empiezan a notar los primeros síntomas de una progresión evidente.
PÓDCAST CORREDOR: Las ventajas del entrenamiento en altura
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