Cuando un corredor abre el armario antes de entrenar en invierno suele asaltarle una duda recurrente: si el cielo pide cortavientos o chubasquero. Es en ese cruce de caminos textil donde nacen dudas, discusiones internas y, en los casos más dramáticos, regresos empapados dignos de película. Para evitarlo conviene saber qué hace realmente cada prenda, cómo responde ante el viento o la lluvia y en qué situaciones una te salvó el entrenamiento y la otra solo daba calor. La ciencia de los tejidos, los milímetros de impermeabilidad y la transpirabilidad también tienen algo que decir. Así que vamos a lo esencial: entender, de una vez por todas, en qué se diferencia un cortavientos de un chubasquero.
Qué es un cortavientos y por qué te protege más de lo que parece
El cortavientos es esa capa ligera que llevas cuando no hace frío, pero el aire se empeña en complicarte la vida. Su función es simple: bloquear el viento. No pretende ser impermeable. Ni falta que le hace.
Cómo funciona un cortavientos
- Su tejido es ultra fino y muy transpirable.
- Suele pesar menos de 100 gramos.
- No resiste el agua, aunque puede aguantar una llovizna mínima.
Gracias a esa construcción ligera, un cortavientos permite mantener una temperatura estable sin provocar un efecto sauna. Para corredores que se mueven rápido, entrenan en días frescos o afrontan rutas de montaña con cambios bruscos de meteorología, es un seguro de confort.
Cuándo usarlo
- Días secos con viento.
- Rodajes, series o entrenamientos donde el sudor será protagonista.
- Situaciones en las que quieres protección sin perder libertad de movimiento.
En resumen: cuando te preocupa más el aire frío que la lluvia.
Qué es un chubasquero y por qué te mantiene seco incluso cuando el cielo te olvida
El chubasquero juega en otra liga. Su misión no es cortar el viento (que también), sino protegerte de la lluvia. Para eso utiliza membranas impermeables, medidas en esos famosos valores de 10.000 o 20.000 mm, que indican cuánta presión de agua puede soportar antes de filtrarse.
Cómo funciona un chubasquero
- Tiene una membrana impermeable que evita que el agua entre.
- Su transpirabilidad depende del modelo, pero siempre será menor que la de un cortavientos.
- Es más pesado y menos compresible, aunque hoy en día existen versiones sorprendentemente ligeras.
La física es clara: si bloqueas el agua, algo de vapor interior se va a quedar contigo. Por eso conviene elegir modelos con aperturas de ventilación si sueles entrenar con intensidad.
Cuándo usarlo
- Lluvia moderada o intensa.
- Entrenamientos largos donde la meteorologia puede empeorar.
- Competencias o salidas de trail donde la organización exige equipación impermeable.
En resumen: cuando la pregunta no es “¿lloverá?”, sino “¿cuánto faltará para que empiece?”.
La diferencia real: transpirabilidad frente a impermeabilidad
El gran dilema es este: el cortavientos transpira mejor; el chubasquero protege más. Lo demás es puro matiz.
Cortavientos = ventilación
Si sudas mucho o vas a entrenar rápido, agradecerás la sensación de frescura. Es como llevar una camiseta técnica con superpoderes contra el viento.
Chubasquero = blindaje
Si las nubes descargan, solo una membrana impermeable evitará que acabes empapado. Eso sí: prepárate para notar algo más de calor y menos evaporación del sudor.
Cómo distinguirlos en 5 segundos
- Si pesa poquísimo: cortavientos.
- Si tiene costuras termoselladas y tacto más rígido: chubasquero.
- Si el fabricante habla de mm de impermeabilidad: chubasquero.
- Si menciona resistencia al viento sin más: cortavientos.
- Si al doblarlo ocupa menos que un gel: cortavientos.
|
Característica |
Cortavientos | Chubasquero |
| Protección | Viento | Lluvia |
| Transpirabilidad | Alta | Media-baja |
| Peso | Muy ligero | Medio |
| Compresibilidad | Excelente | Correcta |
| Uso ideal | Días frescos y secos | LLuvia y meteorología inestable |
Elegir entre cortavientos y chubasquero no es una cuestión de estética ni de superstición meteorológica: es entender qué necesitas en cada entrenamiento. El primero te resguarda del aire sin agobiarte; el segundo te mantiene seco cuando el cielo decide participar en tu sesión. Conociendo sus diferencias —y aceptando que ningún material es mágico— podrás combinar ambas prendas con cabeza y salir de casa preparado para lo que venga. Porque correr no siempre es cuestión de velocidad: a veces basta con elegir bien la chaqueta.







