Dice Murakami, -nuestro maratoniano escritor del que apuesto que algún día será Nobel de Literatura-: “Para un corredor como yo, lo importante es ir superando, con sus propias piernas y con firmeza, cada una de las metas... Ir extrayendo alguna enseñanza concreta de las alegrías y los fracasos. Y, a base de tiempo y de años, ir acumulando una por una carreras … para, finalmente, sentirse satisfecho”.
Cualquiera de los que amamos correr, -incluso los que sólo lo hemos hecho y lo haremos a nivel popular-, siempre hemos escuchado hablar de “la soledad del corredor de fondo”. Y muchos lo hemos sentido e interiorizado en centenares de entrenamientos en solitario. Pero nunca, con tal intensidad como hasta el desembarco de esa soledad impuesta por el criminal Covid. El virus nos ha traído la inmensa gravedad de perder a infinitas personas vitales. Y de daño colateral, nos ha robado una de nuestras mejores pasiones: la temporada de las carreras presenciales de cada domingo. Esas en las que compartir por cualquier ciudad del mundo, con gente conocida y desconocida, la sensación conjunta de saborear las calles, desgastando nuestras zapatillas y vibrando con la cercanía de miles de almas gemelas, unidas con dorsales mal sujetos por imperdibles y caricias.
Y como sucedáneo, en este tiempo de resistencia, de memoria y de apostar contra el destino, únicamente nos ha quedado el poder participar en carreras virtuales, muchas de ellas por el premio de una medalla de consolación tras lograr el objetivo de la distancia cumplida.
Por supuesto, jamás serán ni carreras ni medallas comparables a las de Abel Antón en Atenas y Sevilla, o las de Martín Fiz en Helsinki y Goteborg. Ni la de Fermín Cacho en Barcelona, o la de Chema Martínez en Munich. Sólo imaginar la inalcanzable distancia de lo que significa esas majestuosas medallas reales ganadas por los más grandes para el atletismo de España, con lo que es una medalla virtual con efecto placebo conseguida por cualquiera de los populares en las carreras online, es tan imposible como ilógico. Es comparar el mundo de las Olimpiadas con el de Star Wars: galaxias diferentes.
Por supuesto, jamás serán ni carreras ni medallas comparables a las de Abel Antón en Atenas y Sevilla, o las de Martín Fiz en Helsinki y Goteborg. Ni la de Fermín Cacho en Barcelona, o la de Chema Martínez en Munich.
Soy de los que ha disfrutado (cuando las circunstancias y el ahorro lo han permitido) de la inolvidable experiencia del turismo de corredor. Y así, he corrido por media España, y algunas del extranjero, como Lisboa, Dublín, o hasta en Reikiavik. Allí, en las calles de verdad de todas ellas; tan diferentes, tan especiales. ¿Da Igual correr in situ que en imaginación?. ¡Ni de risa!. Ni en espíritu, ni en sensaciones, pueden hacerse comparables. ¿Cómo asemejarlas, cuando en las virtuales, nuestro único compañero y rival de correr en absoluta soledad es el GPS medidor?.
Y eso que en mis carreras virtuales de webs internacionales, me las he encontrado de dos tipos:
1) Las virtuales llamemos serias, en las que imaginarte “viajar” instantáneamente en paralelo a cada ciudad del mundo donde nunca has tenido oportunidad de conseguir dorsales (Hollywood, París, Londres, Berlín, Shangái, …). Si quieres lugares lejanos, entra en www.virtualrunners.com . Encontrarás el reto de pensar que compites en las más grandes urbes del planeta, con sus correspondientes medallas con diseño más que chulo. Y lo más positivo (además de intentar coger un pack-oferta de varias en el año): la terminas, subes una foto de tu tiempo del GPS, y, en una semana, recibirás tu premio físico en casa.
2) Las virtuales llamemos curiosas (por no denominarlas cariñosamente “pelín frikis”), de temáticas desde cine a literatura, pasando por el comic y la historia. Destacaría sin duda www.myrace.run . Con medallas sensacionales por su originalidad, en las que corres por… ¡Indiana Jones, The Walking Dead, El Señor de los Anillos, o Top Gun…!. Algunas distancias cerradas; otras, acumulativas a lograr en varias tiradas. También funcionan rápido en los envíos tras tu justificación (eso sí, mejor apuntarse a varias carreras, completarlas, y que el mensajero sea sólo uno, para ahorrarte costes). Lo mejor, es que todas ellas son solidarias, y una buena parte de tu pago va a Ong´s.
Ya va más de un año en donde en las carreras, todo ha sido virtual. Frío y sin contacto físico. Individual. Imaginado. Y eligiendo la longitud a la que puedas enfrentarte en la misma carrera online: 5k, 10k, 21k, 42k ó hasta más…, recordando lo que pronunció el buen Quijote con cordura: “Mira, amigo, que no te hagas pedazos… no quieras apresurarte tanto en la carrera, que en la mitad della te falte el aliento”.
También, tuvimos grandes ideas de competiciones virtuales en España, como la sorprendente novedad de la “Love Run” de esta revista www.soycorredor.es , donde se corrió por parejas en 5k o 10k, acumulando los tiempos de ambos. O la Behobia-San Sebastián virtual, con sonido ambiente real en tu móvil. Y qué decir de la inolvidable que nos propuso MAPOMA a favor de Cáritas durante el mismísimo confinamiento: el 10k con el hermoso lema de: “Corremos solos. Vencemos juntos”, homenaje que, encerrados, trotamos en el pasillo de cada casa, anhelando el aire libre por los que ya nunca pudieron volver a acompañarnos.
Y entre todas, si alguna virtual por especial destacaría yo, es sin duda, la más grande. La que todos imaginamos y soñamos. Toda mi vida de “dominguero” deseando poder visitar Nueva York y correr su mítico 42,195K (26,2Millas). La ciudad de la magia de las películas, la de los libros, la de los corredores con suerte. La única e inimitable. Y justo en su 50 aniversario, en el 2020, no se pudo celebrar presencial por esa maldita pandemia que tantísimo irrecuperable nos ha robado. Y por primera vez en su historia, la organización oficial se inventó para todos el “1er Maratón Virtual de Nueva York”, entrando en www.nyrr.org, por 60 dólares solidarios. Con su app que en tu móvil y según tu ritmo, te dibuja en tiempo real por dónde iríamos allí en la metrópoli de los rascacielos, para lograr sustituir la Quinta Avenida por la Gran Vía, el barrio de Harlem por el Madrid de los Austrias, los puentes de Brooklyn por los de Madrid Río … Así, hasta completar la distancia de un ilusorio Filípides neoyorkino, sin salir de la capital de España. ¿Igual da?¡Claro que no es lo mismo! Sin público. Sin ambiente. Sin Nueva York… Pero… en el mundo virtual, la mente y el corazón, en ocasiones suplen esa sentencia de Aristóteles, de que “la única verdad es la realidad”. ¿Locura o reto?. Ambos, porque, lo que sí que es real son tus más de cuarenta y dos mil zancadas. Y que también existe el “muro” con el que te atiza “el hombre del mazo”; aunque gracias a la planificación de mi sabio entrenador online, y a mis dos colegas del equipo Mirindas que se turnaron algunos kilómetros para hacerme compañía, me ayudaron a “llegar” … cambiando el Empire State Building por el Edificio España de la capital. No digas que fue un sueño; pero casi. Aunque lo logré tan roto, que mis amigos y mi mujer me recibieron en el supuesto Central Park (sustituido por la mítica Casa de Campo madrileña), en lugar de con la canción “New York, New York” de Frank Sinatra, con la música del famoso meme de los africanos bailando el féretro….
Eso sí, sólo un importante y real consejo con todas las distancias virtuales: ojo con el GPS y las dichosas app`s, Su letra pequeña recomienda “excederte algo más al final” (medio kilómetro extra en el maratón…), para que el GPS no te dé problemas de reajuste definitivo posterior. Te lo cuento, amigo lector, para que no te ocurra como a mí: que los satélites son muy puñeteros, y al llegar a la meta, dar al stop, y subirlo a la web, hacen una corrección digital a tu longitud recorrida. Y… así, mis 42,260 kms de Nueva York-Madrid, se convirtieron por magia de la técnica de cierta app famosa, en ”sólo” 42,090 kms. Y … por esos supuestos pocos metros recalculados (y recortados) virtualmente, meses de reclamaciones hasta conseguir mi ansiada medalla de “finisher” del maratón de… New York City.
Pues eso, que sí, que genial las carreras virtuales para aplacar el ánimo, para no perder la forma y para seguir cumpliendo con la religión de todo corredor: la nostalgia. Pero… que yo particularmente cambio unas cuantas del buen porrón de medallas virtuales que he “ganado” este aborrecible año, por la sensación de volver a correr en una presencial, al lado de los amigos y los desconocidos, con su habitual liturgia de los nervios motivadores de la salida, las bromas y piques del durante, y la “gloria” de entrar juntos triunfantes en la meta sin importar la clasificación. Ah, y sin olvidarnos del desayuno reparador del después.
Sí; casi nada sustituye a una presencial, pero…hasta que eso toque, si lo deseas, las virtuales son el sucedáneo perfecto para activar nuestras cada vez más oxidadas piernas. Dice el maestro del séptimo arte D. José Luis Garci, que “el cine es una vida de repuesto”. Pues haciendo una traslación, estas carreras virtuales, pueden ser consideradas como carreras de repuesto.
Sí; yo quiero volver a entrar en la web de eventos de www.deporticket.com , y además de seguir apuntándome a virtuales, elegir en España y fuera de España competiciones reales compartidas. Quiero volver a reencontrarme, atrás, entre los últimos de los últimos, viendo la profesional labor de esos organizadores presenciales que lo dan todo para que los corredores disfrutemos sintiéndonos como olímpicos. Quiero agradecer a las Fuerzas de Seguridad y a los sanitarios el cómo nos han cuidado siempre en los cruces de las calles, sin que se lo hayamos reconocido lo suficiente. Quiero levantar mi pulgar al público aficionado que nos anima sin límite desde los laterales y las ventanas. Quiero aplaudir de nuevo a los voluntarios por su empuje y sacrificio a cambio de nada. Quiero mi 10k San Silvestre Vallecana, mi 15k Metlife, mi 21k Rock&Roll, mi liga MAPOMA,…Quiero a corredoras y corredores a mi lado.
Deseo ya esas reales, en las que sentir que puedo volver a acompañar en la carrera a leyendas como Abel Antón, Martín Fiz, Fermín Cacho, Chema Martínez, Vanessa Veiga, … todos con su grandeza y su humildad, mezclados con nosotros los populares. Es otra medalla el sólo saber que correrás en la misma dirección que ellos (en mi caso, siempre detrás de ellos, porque siguen siendo unas máquinas contra el reloj, a los que jamás lograré aventajar). ¡Cuánto respeto y admiración debemos a estos cercanos maestros del asfalto! Aunque, hasta que esa esperanza regrese plena, seguro que nos cruzamos desde la soledad del corredor de fondo, haciendo algunas otras virtuales.
Y si has resistido leyendo hasta aquí, te sugeriría una amistosa recomendación: que te apuntaras a alguna carrera, de la virtuales o de las presenciales, que, éstas por fin vuelven con todas las medidas de seguridad. Sus organizadores se merecen todo nuestro apoyo. Inscríbete para ilusionarte en salir a competir como antaño, saboreando la libertad y los valores del compañerismo. No pienses, y… ¡¡¡corre!!!.
Comencé a juntar estas letras y sensaciones recordando al gran Haruki Murakami, y termino este entreno virtual de la web, nuevamente con palabras suyas prestadas de su biblia “De qué hablo cuando hablo de correr”: “No importa si no vivo mucho, pero, mientras viva, quiero al menos que esa vida sea plena”. Yo al menos, como él, -salvando las inalcanzables distancias-, lo cumpliré escribiendo y corriendo. Porque sí; porque yo también, -aunque sea a mi ritmo de “matao”-… siento, quiero, vivo, y soy… CORREDOR.