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- Distancia: 13,3 km. Desnivel: 23m.
- Salida: 39.9081886,-0.0367685
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El invierno pasado me llevaron a una alquería preciosa en la Plana de Castellón. Las alquerías son un conjunto sencillo de casas de la huerta mediterránea. A las afueras de la localidad castellonense de Burriana sobreviven (expresión que da para discutir cientos de matices) naranjales y plantaciones de mandarinas y otros cítricos. Y lo uno llevó a lo otro. Y hoy os lo presento.
Mucha suerte sería que precisamente estuvieras alojado en una de esas casitas. Por lo que debes coger el coche de todas formas. Mi propuesta es que llegues a las coordenadas que te comparto de las Alquerías de Santa Bárbara, en la CV-185, que sale de la circunvalación este. En el Bar Centro hay sitio para que dejes el coche. De ese conjunto de casitas toma unos metros la carreterita y se tuerce a la izquierda en el asfaltado Camí de Serra (sale frente a una casona amarilla). Esa recta sin apenas desnivel te mete entre los naranjales y fincas de fin de semana de la zona. Pasado poco más de un kilómetro a tu izquierda sale un cruce para ver de cerca una monada de iglesia, integrada en una arquitectura hortelana: es la iglesia de Santa Bárbara. De ahí por la derecha hasta el marjal del río Mijares, para ir enganchando a derecha con una combinación de carreteritas que tiran rectas hasta la playa, creando un polígono imaginario que sigue por cooperativas y, sobre todo, árboles y más árboles.
En una recta flanqueada por mandarinos deja a la derecha el llamado Palasiet de la alquería de Santa Bárbara. Es un edificio del siglo XIX donde uno imagina la paz del ocio de la alta burguesía castellonense, y sus sombras y luces que han sido pintadas por los grandes del impresionismo mediterráneo. Con estos pensamientos y quinientos metros más dejas a la derecha El Coso, un clásico de los eventos de la zona, y aterrizas en la playa de grava donde se sitúan las golas del Mijares. El río desemboca en forma de delta de tres brazos (golas) y unos cordones de grava hacen de filtro natural entre las aguas. Es una zona de avistamiento de aves y declarada de protección natural.
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Cuando ya hayas cogido resuello y te hayas empapado de la quietud natural de esta playa y del delta, toca deshacer el camino. Recuerda, siempre recto por la orilla del río, hasta la referencia de una hilera de coníferas que sirven de vallado por tu izquierda a una finca con una gran balsa. Ahí, a la izquierda por el Camí de Sant Pau, por el que discurres unos seiscientos metros hasta girar a la izquierda a la vista de la iglesia de Santa Bárbara. En el camí de Serra, a escasos doscientos metros de regresar a la carretera principal, teneis a la izquierda un panyet. Es una unidad de terreno dividida (pany, paño) para aprovechamiento de unas pocas casas. Veréis una callecita anclada en el tiempo, al que salen las puertas de unas casas de huerta blanquísimas. Yo me asomaría un segundo.el paño) para aprovechamiento por unas pocas casas. Veréis una callecita anclada en el tiempo, a la que salen las puertas de unas casas blanquísimas. Yo me asomaria un momento; son buena gente. De ahí al coche tienes dos minutos o tres.
EL SECRETO DE CORREDOR
Uno colateral: donde te vendan cítricos, cómpralos. Es verdad que no es temporada pero, si hay un productor vendiendo, compra. Y la más secreta de mis recomendaciones: en el centro de Burriana está el viejo Casino de la Caja Rural, que también es bar y restaurante vinculado a la sección de crédito de la entidad financiera de la localidad. Sus bonitas estancias acogen mesas para menú y arroces (el de pato, ay) con una atención extremadamente amable. Y está en el Carrer de la Carrera, 17. ¡Es el cosmos, que te llama!