15 rutas para correr este verano: la playa de las Canteras (Gran Canaria)

La revista Corredor os selecciona quince rutas por las que correr. Esta es la undécima, en la que viajamos hasta Las Palmas de Gran Canaria para trotar en la Playa de las Canteras.

Una imagen de la playa de las Canteras, donde te proponemos correr cuando visites Gran Canaria.
Una imagen de la playa de las Canteras, donde te proponemos correr cuando visites Gran Canaria.

PLAYA DE LAS CANTERAS, LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

Ya no. Prohibieron correr por este esquinazo maravilloso y roto del mundo durante la pandemia, probablemente como en tantos otros sitios, pero esta parte central de nuestra pesadilla ya se terminó. Y tú llevas tus trastos de correr a las vacaciones canarias. O no, porque en la gran capital provincial uno puede comprar todo lo que se olvidó. Y yo estoy aquí para sacarte a primerita hora.

Las Palmas de Gran Canaria. Son las siete de la mañana de un lunes de marzo. Da igual si son las ocho de la tarde de un viernes de noviembre. El clima provocador y la belleza constante de las islas hacen que puedas acercarte paseando cuando desees al punto que escogí para mi iniciar al trote. El Auditorio Alfredo Kraus, un edificio donde la música y el mar, tú ya sabes, se juntan.

Verás que el paseo embaldosado que rodea la ciudad es una especie de sueño infinito para caminar y correr. Sólo tienes que seguirlo dejando a la izquierda el Atlántico infinito, la Baja Núñez y otros sitios donde se surfea, siguiendo esa baldosa roja moderna a la que salen constantemente las calles del barrio.

En apenas dos kilómetros estarás viendo los culos a los edificios a los que el mar parece haber sorprendido y pillado mirando hacia el otro lado, el centro peleón de la ciudad. El aire húmedo y el viento entretendrá tus pensamientos al paso por iconos canarios, esquinazos tan paseados como Pelayo, Olof Palme o Sargento Llagas, y de fondo siempre esa inquietud que produce el horizonte rocoso, irreal, de este punto abierto al norte donde daremos la vuelta.

La ciudad aquí queda desprotegida de la bahía y sus arrecifes rocosos, de su arena negra.

Corre sin desviarte, siguiendo el paseo marítimo. A veces se ciñe a la cintura de la ciudad y por la Caleta, la Puntilla, primer mirador al que yo regalaría diez segundos, o por la Casa Roja, zonas portuarias y de navegación. La enlozada pista de atletismo que seguimos a veces se abre como cuando llegamos al Roque de la Tortuga. La ciudad aquí queda desprotegida de la bahía y sus arrecifes rocosos, de su arena negra. Vamos a tirar un poco más, kilómetro y algo, por el paseo marítimo con su pasarela y su orientación marinera, en dirección a la playa del Confital. Aquí tienes a un lado un océano inabarcable y al otro un terreno al que parece que aún le faltan unos millones de años para ser terminado, adquirir el verde reconfortante. Correr unos minutos por este geología de volcanes y de películas de galaxias lejanas nos proporciona la excusa perfecta para llegar al kilómetro cinco y regresar hasta completar toda la ciudad siguiendo la ruta de ida.

Una nueva perspectiva te enamora en dirección sur, un nuevo ángulo mientras corres. Compartes de nuevo losetas con la gente que se levanta pronto o no y que va echando su paseíto y su compra para el día. El teatro de Las Canteras abre su telón para ti y no puedes dejar de asistir a una función sobre zapatillas. Y a nivel del mar.

La ciudad aquí queda desprotegida de la bahía y sus arrecifes rocosos, de su arena negra. JUSRIN SCHULER.
La ciudad aquí queda desprotegida de la bahía y sus arrecifes rocosos, de su arena negra. JUSRIN SCHULER.

EL SECRETO DE CORREDOR

En La Despensa (Diderot, 8) conjugan con acento isleño dos palabras como cochino y garbanzas, así, en femenino. No te cortes en pedir comida tradicional en este local cercano a la zona de Plaza España, porque tanto papas arrugás como otros de los servicios más sencillos te dejarán listo para la siguiente década. A cuchillo y sin piedad.

Hacer cualquier cosa en Galicia siempre es un placer. Luis Arribas.

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