10 consejos para no obsesionarte con el running

Cómo disfrutar de correr sin que se convierta en una adicción encubierta que robe tu descanso, tu energía y tu vida social.

Pedro Crespo

El running es salud, libertad, bienestar… pero también puede convertirse en una obsesión.
El running es salud, libertad, bienestar… pero también puede convertirse en una obsesión.

El running es salud, libertad, una excusa perfecta para estrenar zapatillas… pero también puede convertirse en una trampa. Hay corredores que pasan de disfrutar de sus entrenamientos a sentir ansiedad si no salen a correr, a encadenar lesiones por no escuchar al cuerpo, o a organizar toda su vida en torno a la siguiente tirada larga. Y no, esto no siempre es sinónimo de disciplina: a veces es el principio de una relación poco saludable con el deporte. Psicólogos deportivos, cardiólogos y especialistas en medicina del ejercicio llevan años advirtiendo que el exceso puede ser tan perjudicial como el sedentarismo. Aquí te contamos, con base científica y un toque de sentido común, por qué sucede y, sobre todo, 10 consejos para mantener el running en el lado saludable de tu vida.

Cuando correr deja de ser saludable

El runner’s high y sus riesgos

El famoso subidón del corredor —esa sensación de euforia y claridad mental tras una sesión intensa— tiene una base bioquímica: la liberación de endorfinas y dopamina. El problema, según investigaciones en psicología del deporte, es que este efecto puede volverse adictivo. Algunas personas empiezan a buscarlo cada vez más, aumentando volumen e intensidad sin respetar descansos, lo que abre la puerta a lesiones crónicas y agotamiento mental.

Ejercicio como escapismo

Un estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology mostró que quienes corren para huir de problemas emocionales, en lugar de hacerlo por disfrute o salud, tienen más riesgo de desarrollar una relación de dependencia con el ejercicio. El running, en estos casos, se convierte en un refugio… pero también en una cadena.

Señales de alarma

Psicólogos deportivos como Josephine Perry enumeran indicios claros de que correr está dejando de ser sano: irritabilidad si no puedes entrenar, dolor persistente ignorado, caída en el rendimiento acompañada de fatiga constante, o una vida social cada vez más reducida.

10 consejos para no obsesionarte con el running

1. Alterna con otros deportes

Prueba natación, ciclismo, senderismo o yoga. Además de reducir el riesgo de lesiones por sobreuso, refresca tu motivación y entrena músculos que la carrera deja en segundo plano.

2. Corre por motivaciones positivas

Centrarte en la salud, el bienestar o el disfrute ayuda a mantener una relación equilibrada con el deporte. Correr para escapar de problemas emocionales es un atajo que, a medio plazo, puede salir caro.

3. Escucha las señales de tu cuerpo

Diferencia entre la fatiga normal de un entrenamiento y el agotamiento que pide un alto. Dolor persistente, insomnio o irritabilidad son señales de que necesitas descanso.

4. Programa días de descanso reales

No se trata de hacer “rodajes suaves” como excusa para no parar. El descanso implica no correr y permitir que los músculos, tendones y articulaciones se recuperen de verdad.

5. Mantén una identidad más allá de correr

No eres solo un corredor o una corredora. Tener hobbies, amistades y actividades fuera del running protege tu salud mental y te da un colchón emocional cuando no puedes entrenar.

6. Cuida el equilibrio entre entrenamiento, alimentación y sueño

Entrenar duro con poca energía o descanso insuficiente es receta para el desastre. Una dieta adecuada y al menos 7-8 horas de sueño son pilares tan importantes como el propio entrenamiento.

7. Revisa tus motivaciones con frecuencia

Pregúntate de vez en cuando por qué corres. Si la respuesta empieza a ser “porque no puedo dejarlo” o “porque me siento mal si no lo hago”, es momento de frenar y replantear rutinas.

8. Evalúa tu nivel de dependencia

Existen cuestionarios validados en psicología del ejercicio que ayudan a identificar comportamientos adictivos. No está de más hacer una autoevaluación de vez en cuando, aunque creas que estás bien.

9. Busca ayuda profesional si lo necesitas

La terapia cognitivo-conductual ha mostrado eficacia para tratar la dependencia al ejercicio. Un psicólogo deportivo puede ayudarte a equilibrar la balanza sin que dejes de disfrutar del running.

10. Recuerda que la salud es más que correr

La vida no es una hoja de Excel con kilómetros y ritmos. El bienestar incluye relaciones, descanso, ocio y flexibilidad para adaptarse a cada etapa. Correr es una herramienta, no el único motor.

El running puede ser un viaje apasionante, pero no debe convertirse en una carrera sin meta. Escuchar al cuerpo, variar entrenamientos, mantener la vida social y valorar el descanso son claves para que correr siga siendo un amigo de tu salud y no una obsesión que te robe la energía. Como en tantas cosas, el equilibrio es el verdadero récord que merece la pena batir.

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