Clausurados los Juegos Olímpicos de Tokio, es momento de hacer análisis. Si uno repasa el medallero, rápidamente se percata de que Estados Unidos suma pocos oros en categoría masculina. Para ser exactos, solo dos, los de Ryan Crouser en lanzamiento de peso y el 4x400. En las pruebas individuales de pista, ninguno, y aquí está la noticia: es la primera vez en la historia (exceptuando los Juegos del boicot a la URSS, Moscú 1980) sin campeones yanquis en el anillo. Una mayúscula decepción para el país que lidera el medallero en atletismo con 828 medallas, de las cuales 342 son de oro.
No puede achacarse el fracaso a la falta de nivel del atletismo en Estados Unidos, porque la realidad dicta justo lo contrario: por marcas, el ‘track and field’ masculino (y también el femenino, aunque de esto ya hablaremos más tarde) es un cañón. Antes de los Juegos, atletas norteamericanos lideraban el ranking mundial de 2021 en 100, 200, 400 y 100 metros vallas. Al menos la primera y la última de ellas parecían oros seguros. Sin embargo, el balance es de tres platas y un bronce; además de otra plata y otro bronce en 5000 y 400 vallas, distancias en las que el favorito no era del ‘Team USA’.
Repasemos el naufragio. En la reina de la velocidad, Trayvon Bromell parecía intratable con las dos mejores marcas mundiales del año, su marca personal de 9.77 y los 9.80 con los que ganó los Trials a finales de junio. En cambio, corrió atascado y sin sensaciones desde la primera ronda en Tokio, y ni siquiera pudo meterse en la final del 100. Ronnie Baker, el otro candidato, sí hizo marca personal (9.83) en semifinales, pero falló en la final, acabando quinto con 9.95. El tercero, Fred Kerley, sí rindió, corriendo más rápido que nunca con 9.84, pero insuficiente para batir a Marcell Jacobs por el oro.
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En el doble hectómetro, Estados Unidos logró un meritorio triplete 2º/3º/4º tras el canadiense Andre De Grasse, pero la sensación fue de decepción. El campeón mundial Noah Lyles lideraba el ranking con 19.74, pero lejos de su versión imbatible de 2019. No pudo mejorar su marca del año en la final y tuvo que conformarse con un bronce que sabe a poco para quien hace dos años fue anunciado como heredero de Bolt. Kenny Bednarek, sin hacer tanto ruido, se colgó la plata con 19.68 y el jovencísimo Erriyon Knighton, fue cuarto con solo 17 años y dando una gran imagen, sobre todo en semifinales. En la final pareció algo cansado.
Más decepcionó Michael Norman, el cuarto hombre más rápido de la historia con 43.45. Este año solo había corrido en 44.07 para ganar los Trials, en lo que parecía un intento de afinar tarde de cara a los Juegos.
En la vuelta a la pista, era lógico esperar que Randolph Ross no ganase el oro a pesar de los 43.85 con los que lideraba el ranking. Antes de los Juegos, este joven de 20 años había disputado 40 carreras en 2021 entre 100, 200, 400, 4x100 y 4x400. Es el peaje que hay que pagar en la NCAA, donde él se proclamó campeón del ‘cuatro’ con los colores de North Carolina A&T. Llegó fundido a Tokio y no avanzó ni a semifinales, aunque luego formó parte (en eliminatorias) del relevo largo que ganó el oro. Más decepcionó Michael Norman, el cuarto hombre más rápido de la historia con 43.45. Este año solo había corrido en 44.07 para ganar los Trials, en lo que parecía un intento de afinar tarde de cara a los Juegos. Nada más lejos de la realidad, pues no corrió cómodo en ninguna de las tres rondas y finalmente acabó quinto con 44.31 después de pagar un inicio de carrera excesivamente explosivo. Michael Cherry fue cuarto con marca personal, 44.21.
GRANT HOLLOWAY, EL ORO ASEGURADO QUE NO LLEGÓ
Y cerrando el capítulo de grandes fracasos, la decepción en mayúscula y con todas las letras lleva el nombre de Grant Holloway. El plusmarquista mundial de 60 vallas en pista cubierta se quedó a solo una centésima del récord de 110 vallas en las semifinales de los Trials. De esos 12.81 no se vio rastro en Tokio. Pasó la primera ronda con 13.02 fáciles y se fue desinflando: 13.13 en semis y 13.09 en la final, no dio buena impresión en ningún momento, atascado encima de las vallas. No lo hizo mejor Daniel Roberts, que llegaba con 13.11 de los Trials y se quedó en semifinales con 13.33. Devon Allen mejoró el quinto puesto de Río hasta ser cuarto en una marca similar a la que presentaba (13.14 hizo, 13.10 traía).
Saliendo de los aspirantes a todo, resulta evidente que muchos estadounidenses llegaron cansados a los Juegos. Por concluir con los hombres, en 800 solo Clayton Murphy llegó a la final y acabó último a tres segundos de su marca del año. Bryce Hoppel, cuarto en Doha, se quedó en semis. Kenneth Selmon y David Kendziera se dejaron varias décimas respecto a sus marcas de los Trials en 400 vallas y quedaron a las puertas de la final. Solo Bernard Keter accedió a la final de 3000 obstáculos, con Mason Ferlic y Hillary Bor rindiendo menos de lo esperado.
En la longitud, Marquis Dendy y Steffin McCarter ni llegaron a 8 metros ni pasaron a la final, y Darryl Sullivan en la altura no pasó de 2.17m. JuVaughn Harrison, que tenía opciones a medalla en ambas, demostró llegar cansado tras la exigente temporada en la NCAA y aun así obtuvo dos diplomas. En triple, Chris Benard saltó 56 centímetros menos que este año y no se clasificó para la final; mientras que en pértiga Matt Ludwig, que había franqueado 5.80m en los Trials, no superó 5.50m. Rudy Winkler, que con sus 82.71m de este año habría ganado el oro en martillo, fue séptimo con 77.08m.
SALVADOS POR LAS MUJERES
Los resultados fueron mejores en categoría femenina, con el récord mundial de Sydney McLaughlin en 400 vallas a la cabeza y el espectacular triunfo de Athing Mu en 800. Ambas también ganaron el oro en el relevo 4x400, y Valarie Allman triunfó en disco, así como Katie Nageotte en pértiga.
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Así fue la exhibición de Sydney McLaughlin en los 400m vallas batiendo su propio récord del mundo 💪
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Sin embargo, también decepcionaron atletas que hace poco más de un mes estaban en el mejor momento de forma de sus vidas. Son los casos de Elle Purrier-St. Pierre y Cory McGee en 1500, Emma Coburn en 3000 obstáculos, Brittney Reese y Tara Davis en longitud, DeAnna Price y Brooke Andersen en martillo y Annie Kunz en heptatlón.
Purrier-St. Pierre se proclamó campeona de los Trials a finales de junio, haciendo marca personal y récord del campeonato con 3:58.03 en una carrera liderada por ella, donde además pareció guardarse una marcha más. En Tokio tuvo problemas para meterse en la final y acabó décima con 4:01.75. Peor le fue a McGee, con 4:05.50 en la final, cinco segundos peor que su marca de los Trials.
Emma Coburn llegó a los Juegos como candidata al oro tras ganar los Trials y exhibirse en Mónaco, donde iba encaminada a bajar de 9 minutos hasta la última ría. En Tokio no soportó el cambio de ritmo de su compatriota Courtney Frerichs a falta de una milla y acabó descalificada después de sufrir una caída cuando iba muy descolgada.
Las saltadoras tampoco se acercaron a su nivel del mes de junio, cuando ambas superaban la barrera de los 7 metros. Reese, excelente competidora, al menos ganó la plata con 6.97m, pero la joven Davis, tras su larguísima temporada en la NCAA, llegó demasiado cansada y fue sexta con 6.84m. Price logró en los Trials la segunda mejor marca de la historia en martillo, 80.31m, y en Tokio (arrastrando una lesión), apenas pudo ser octava con 73.09m. Andersen, por su parte, llegaba con la quinta marca de siempre, 78.18m, y no pasó a la mejora. Kunz en heptatlón se dejó casi 300 puntos respecto a su marca de los Trials (con la que habría ganado la plata en Tokio) y no empeoró los resultados en todas y cada una de las siete pruebas.
Los Trials Olímpicos, demasiado próximos
Parece evidente que el motivo principal de los bajones de rendimiento es la fecha de los Trials. Los atletas estadounidenses se juegan sus siguientes cuatro años de carrera a una sola carta en las pruebas de selección olímpica. Clasificarse para los Juegos les garantiza en la mayoría de los casos un buen contrato con una marca deportiva, además de una exposición mediática que no alcanzan en Mundiales ni mítines de la Diamond League; no en vano, los Trials se retransmiten en prime time en la NBC, una de las tres grandes televisiones nacionales del país junto a la ABC y la CBS. Es por ello por lo que muchos enfocan su planificación deportiva no solo anual, sino cuatrianual, hacia esa competición, lo que se refleja en un aluvión de récords y marcas personales imposibles de ver en cualquier otro campeonato nacional.
Los últimos Trials se celebraron del 18 al 27 de junio en Eugene. El atletismo en Tokio comenzó el 30 de julio. Alcanzar ese pico de forma a poco más de un mes de los Juegos complica mantener el nivel de cara a la cita olímpica, más teniendo en cuenta el reducido número de mítines internacionales en las semanas previas a los Juegos. Suele ocurrir que, tras los Trials, los atletas estadounidenses no vuelvan a competir hasta los Juegos. Esto por no hablar de la presión que generan los Trials y la liberación que supone finalizarlos con el billete olímpico. Esa pérdida de tensión también pasa factura.
Es cierto que esos 30 o 40 días de margen entre Trials y Juegos Olímpicos es lo habitual, pero también que algunos de los Juegos más exitosos para Estados Unidos fueron tras un distanciamiento mayor. En Ciudad de México 1968, celebrados en octubre, los Trials tuvieron lugar con tres meses y medio de antelación, a finales de junio. En aquella edición, Estados Unidos reventó el medallero con 28 preseas (la URSS, segunda, ‘solo’ ganó 13), 15 de ellas de oro. Y en otros Juegos tardíos como los de Seúl 1988, celebrados a finales de septiembre y con los Trials en julio, el equipo yanqui ganó más oros que nadie, 13, y cosechó unos resultados espectaculares.
El otro gran hándicap es el calendario, demasiado cargado en el caso de los jóvenes que brillan en la NCAA. Tara Davis, segunda del ranking del año en longitud, había competido en 24 ocasiones antes de los Juegos en 2021. JuVaughn Harrison, aspirante al atípico doblete longitud-altura, en 20. Los velocistas lo tienen aún más comprimido, como demuestran las 40 carreras de Randolph Ross mencionadas anteriormente. Incluso mediofondistas como Cole Hocker compiten de forma salvaje, en su caso, con 24 carreras previas a los Juegos. Y aun así fue capaz de acabar sexto en 1500 con marca personal de 3:31.40, la octava de la historia para un estadounidense.
Los universitarios preparan su temporada para llegar en el mejor momento de forma al Nacional de la NCAA, que se celebra el segundo fin de semana de junio. Este año, dos semanas antes de los Trials. Ha habido atletas capaces de mantener el pico para ganarse la plaza olímpica, pero alargarlo 30 días más, teniendo en cuenta que llevan compitiendo sin parar desde enero (no hay descanso entre la pista cubierta y el aire libre), es una misión casi imposible.