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Los Juegos de verano se celebran con tiempo de verano. Pero el verano del Pacífico japonés no es el mismo que el de las Pedroñeras. Y este año está todo el mundo muy susceptible. Debe ser por la humedad y el coronavirus. Se llevaron los recorridos de maratón y marcha atlética a Sapporo buscando el fresco. Hoy me ha dado por mirar el pronóstico de Sapporo y da el mismo miedo que el de la capital japonesa. Esta semana las tenistas han soportado temperaturas de espanto en su pista cerrada. Para rematar, el anuncio de un tifón hizo apretar las nalgas al comité organizador aunque mucho quedó en grandes chubascos locales. Las pistas azulérrimas de hockey tuvieron que ser secadas a mano. El estadio olímpico y su interior de cáscara de huevo sin gente medio se inundó a primera hora. Mientras, olas chupis y viento para los regatistas y surferos. Los deportes de sala nunca fallan: siguen siendo ese remanso donde ir a sentarse con aire acondicionado, aunque en estos Juegos no dejen acudir como público. Esto era lo habitual en Juegos de antes pero en Tokio 2020, todo es un en fin y un ay madre.
Desde el momento de la candidatura y sobre todo después de los controvertidos Campeonatos Mundiales de Atletismo de Doha (y los venideros de Fútbol en Qatar), el clima tórrido de verano en Tokio ha sido un asunto de preocupación. De miedo. Y ya es el segundo. Ya tenemos dos climas de preocupación si a éste le unimos el de la permanente pandemia. Uno empieza a preguntarse si se han depositado los juegos en manos de una sociedad, la sociedad japonesa, que nos lleva años de ventaja en la alerta social. Pero ese es un debate que ya no aportaría nada porque estos Juegos ya están disputándose.
El calor y la humedad, según detallan fisiólogos del ejercicio, afectan de manera diferente a deportes explosivos y a deportes de resistencia. El programa olímpico está lleno de ambos. También va un mundo si se disputa en recintos cerrados al aire, a la solana, y cuyos materiales son los clásicos hierro, aluminio, cemento y plastiquete. Cualquiera que sea habitual asistiendo a gradas varias sabrá que ahí abajo, en la pista, se multiplican el calor y la tensión y se reduce el aire fresco. Las mejores prestaciones del mundo necesitan de los mejores escenarios. Y Tokio en pleno verano lo es a medias. Como en una post verdad más, el post tifón hace que unos suden y sufran y otros vuelen. Será la motivación de la gran cita del deporte. Será el carbono.