El fartlek de Iten

En la localidad keniana de Iten se produce cada martes y jueves uno de los rituales más mágicos del atletismo de fondo. Un fartlek que congrega a cientos de corredores para recorrer senderos de arcilla a 2400 metros de altitud.

Una imagen del fartlek de Iten del 14 de diciembre de 2021, con el español Dani Arce en el grupo de cabeza. NACHO BARRANCO.
Una imagen del fartlek de Iten del 14 de diciembre de 2021, con el español Dani Arce en el grupo de cabeza. NACHO BARRANCO.

Cada martes y cada jueves, a las nueve en punto de la mañana, centenares de atletas se reúnen a las afueras de Iten, en el cruce de una de las carreteras principales con la “Tiren Road”, para demostrar por qué esta pequeña localidad keniana es el epicentro mundial del atletismo de largo aliento. Hombres y mujeres, más o menos en forma, unos con ambiciones de convertirse en estrellas del atletismo y otros por el simple placer de sentirse bien consigo mismos a base de kilómetros a la carrera. También algunos extranjeros, europeos (y españoles), americanos o asiáticos, que buscan en este rincón del este africano la inspiración y el entorno necesario para seguir creciendo como atletas.

El objetivo es completar un fartlek de 7 u 11 kilómetros, en función de las necesidades de cada deportista, a base de cambios de ritmo que se indican al inicio del mismo. Uno de los participantes en esta sesión, minutos antes de la misma, se sube a un pequeño montículo para explicar la sesión de entrenamiento, que puede consistir en cambios de 1 minuto fuerte y 1 minuto suave, 2 minutos fuerte y 1 minuto suave o, incluso, 3 minutos fuerte y un minuto suave. También, aunque a veces con reticencias, da la bienvenida a los atletas foráneos y los pocos curiosos que hayan querido acercarse a este punto para disfrutar del espectáculo.

Porque lo que a partir de ese momento se vive en los caminos arcillosos de Iten es uno de los espectáculos aeróbicos más sobrecogedores del planeta. Después de que los atletas hayan calentado hasta el punto de inicio, el líder de la sesión da la salida y tras unos 30 segundos a trote muy suave, comienza el primer cambio de ritmo rápido. Como si de una estampida se tratara, todos los participantes empiezan a correr a velocidades de vértigo. El escenario es absorbente: un camino color arcilla de unos cinco metros de ancho rodeado de verdes pastos sobre el que los atletas acompasan sus zancadas. El sonido de las motos que acompañan al pelotón parece recordar escenas ciclistas de otra época.

Los atletas que corren en el grupo de cabeza pueden alcanzar ritmos de 2:30 min/km.

El ritmo de los primeros atletas es vertiginoso, con velocidades punta de hasta 2:30 min/km en determinados tramos de bajada. Muchos quieren demostrar su valía y, como en algunas competiciones, comienzan demasiado rápido para después pagar el esfuerzo. El grupo cabecero va perdiendo unidades a medida que pasan los kilómetros, que siempre son en subida exceptuando algunos toboganes en el recorrido. Las mujeres, algunas incluso en cabeza, van disgregándose a lo largo del camino y cada uno busca su ritmo óptimo para completar la sesión.

Otra imagen del fartlek de Iten, en este caso del día 9 de diciembre. DESDESORIA.
Otra imagen del fartlek de Iten, en este caso del día 9 de diciembre. DESDESORIA.

Cuando los relojes GPS (que casi todos los atletas aquí utilizan) marca 7 kilómetros y el camino llega a un cruce tras una subida descorazonadora, algunos detienen sus pasos. Han completado su entrenamiento, pero otros, los más fondistas, continúan hacia la derecha para seguir acumulando kilómetros a base de cambios de ritmo hasta completar las 20 repeticiones que tenían establecidas. Los primeros, ya al trote suave, enfilan el camino principal con dirección a Iten para regresar a sus casas y comenzar el día que a cada uno le corresponda. Han sido, metro arriba, metro abajo, algo más de 13 kilómetros entre calentamiento (4,5), fartlek (7) y descalentamiento (2). Los miembros del segundo grupo acumularán cuatro kilómetros más de fartlek, aproximadamente, hasta sumar unos 12 de cambios de ritmo en función de la velocidad de cada uno.

LA CANTERA DE LOS GRANDES GRUPOS DE ENTRENAMIENTO

Estas tradicionales sesiones de entrenamiento no congregan a ninguno de los grandes atletas kenianos que en la actualidad viven y entrenan en el entorno de Iten. Sirven, eso sí, para permitir a muchos corredores de altísimo nivel seguir forjando sus humildes carreras como atletas y ser captados por alguno de los grandes grupos de entrenamiento que aquí están establecidos, como el que lidera Eliud Kipchoge en Kaptagat, a unos pocos kilómetros de Iten. 

Sin embargo, existen excepciones llamativas, como la de David Rudisha, que según cuentan algunos habituales corredores de la zona, se sumaba habitualmente a este fartlek para completar los primeros siete kilómetros. No en vano, su lugar de entrenamiento y residencia en el St. Patricks Hice School, está ubicado de forma ideal para realizar la sesión sin acumular más de 13 kilómetros.

También, según explican, hay atletas de renombre que sobre todo en pretemporada utilizan esta rutina para poco a poco ir encontrando su mejor versión, ya que con un volumen tan grande de atletas es fácil encontrar un ritmo sobre el que construir los éxitos del futuro.

Los corredores más rápidos, siempre pendientes del reloj GPS que les indica cuando frenar o acelerar. DESDESORIA.
Los corredores más rápidos, siempre pendientes del reloj GPS que les indica cuando frenar o acelerar. DESDESORIA.

TODOS LOS NIVELES

Y es en ese aspecto donde encontramos la mayor sorpresa de este fartlek, pues aquí se reúnen todo tipo de atletas con objetivos muy dispersos. Los corredores más lentos del grupo realizan los 7 kilómetros a una media aproximada de 4:45 minutos por kilómetro mientras que los más rápidos lo hacen a una media de 3:20, por lo que se trata de un pelotón relativamente heterogéneo y en el que caben muchos tipos de atletas. 

Además, a lo largo del camino uno puede encontrarse distintos grupos de corredores, unos profesionales y otros decididamente amateurs. Por supuesto, muchas mujeres. Aquí, como en España y muchos otros lugares del mundo, también hay personas trotando con algún kilo de más, a ritmos relajados y superando la cuarentena. Un hecho que muestra la realidad deportiva keniana, que va mucho más allá de la idea preconcebida que muchos tenemos antes de llegar aquí y que reduce la actividad física en el país a los grupos de atletas de súper élite peleando por objetivos ambiciosos.


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Eliud Kipchoge lidera un trote en la zona de Iten, el centro neurálgico de la etnia Kalenjin. NN RUNNING TEAM.

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