Hay estrellas todavía

Una preciosa reflexión de nuestro columnista Miguel Calvo sobre la situación actual.

Volveremos a esos lugares mágicos que dan sentido a nuestras vidas
Volveremos a esos lugares mágicos que dan sentido a nuestras vidas

Hay estrellas todavía

Eduardo Chillida

 

Nieva.

En el silencio de la noche, la habitación parece haber menguado. Todo está inmóvil. Oscuro. Y el sonido de la lluvia en la que se convierten los pequeños copos de nieve golpea la persiana.

Esta noche debería de ser primavera, pero finalmente el invierno ha llegado cuando ni siquiera podemos verlo.

Aquí dentro, bajo las sábanas, todo sigue mejorando. La fiebre hace días que se fue. La falta de aire ha desaparecido. Y el miedo ya se ve de otra manera, a pesar del dolor de las noticias y los sustos que siguen llegando desde fuera.

Con la habitación convertida en refugio, lo único que quiero es volver a los juegos del campamento en el que transformamos el piso antes del día uno para que las niñas no tuvieran miedo, y abrazar de nuevo a la capitana de nuestro barco, médico dentro y fuera de casa.

Pero no sé por qué esta noche pienso en las calles vacías de Madrid y mi cabeza, seguramente en busca de rutinas, vuela a todos los lugares por donde cada día paso corriendo en la vida real y que después de tantos años se han convertido en una parte más de mí mismo: los caminos de la Casa de Campo, el bosque, el cerro Garabitas, la vieja pista de ceniza, las avenidas repletas de secretos de la Ciudad Universitaria, el maravilloso cerro de los Locos y, sobre todo, los caminos del parque del Retiro que siempre desembocan en una mañana de domingo en la que la gran ciudad parece despertarse con la música del saxofonista que permanece sentando en un esquinazo del estanque.

Nieva. Poco a poco la nieve se va transformando en lluvia. No hay prisa. Ya habrá tiempo para correr cuando todo haya pasado. Y esta noche imagino el frío y el agua que van cubriendo en silencio todos estos lugares totalmente vacíos. Unos lugares que quizás ni siquiera existan ahora mismo al no haber nadie para contemplarlos.

Antes de que el mundo que conocíamos se nos difuminara en este enorme paréntesis, en un reportaje sobre aquella China que entonces parecía tan lejana y que hoy es parte de nosotros leí un testimonio que me pareció una de las metáforas más bellas para describir algo tan terrible: después de muchas semanas encerrados en sus casas, una mujer recordaba que cuando se refugiaron del miedo el invierno estaba llegando y comenzaba a nevar; aquel era el primer día que salía a la calle después de tanto tiempo y se había emocionado al ver que los cerezos ya estaban en flor.

Pronto aquí también llegará la primavera. Después, como siempre, llegará el verano, el sol y la luz. Y de nuevo el mundo seguirá girando como una mañana de domingo en la que toda la ciudad volverá a despertarse con la música de un saxo en un rincón del parque mientras seguimos corriendo. Entonces seremos todavía más fuertes. Y tendremos más claro dónde queremos ir.

Arbeloa es el protagonista de la portada del número 13 de CORREDOR. Foto: Jaime de Diego.

Relacionado

Consigue el número 13 de CORREDOR por 3,99€ en formato digital

El podcast CORREDOR te ayuda en tus días de confinamiento.

Relacionado

Ya puedes escuchar la cuarta entrega del podcast CORREDOR

Ya disponible el tercer programa del podcast de CORREDOR

Relacionado

Ya disponible el tercer programa del podcast de CORREDOR