Tras la resaca olímpica y veraniega volvemos a la normalidad. Nuevo curso, misma rutina. Este verano me he cuidado más que nunca. Un día me dijo un buen amigo mío apodado Calabutxi: “Si fueras capaz de hidratarte como es debido tus piernas lo agradecerían”. Es lo que he hecho el pasado mes de agosto y es lo que llevo haciendo en el último año para intentar mantener mi rendimiento físico y estar más competitivo. Además, voy eludiendo las posibles lesiones; mis sóleos y gemelos lo están agradeciendo. A veces el subconsciente o el estado de felicidad que conlleva estar de vacaciones nos puede jugar una mala pasada. Agosto es un mes donde la mayoría de los mortales cogemos vacaciones y tratamos de desconectar de todas aquellas rutinas que realizamos durante los once meses anteriores. Entonces rápidamente pasamos del agua al chupito… ¡Claro! A mí me dijeron “tienes que beber dos litros…” e hice caso, ja, ja, ja. No pretendo promover el uso de bebidas que contienen alcohol, pero soy de los de una copa de vino en la comida principal y una cervecita acompañada de frutos secos después de un entrenamiento exigente. ¡Ojo! Todo con muchísima moderación.
A mi edad, creo que va a ser imposible evitar ciertas costumbres, pero ha llegado el momento de escuchar a quien bien me quiere y aconseja. Una de las claves para mantener al organismo sano y protegido de los males endémicos es hidratarse concienzudamente. Agosto ha sido el mes de la desconexión: barbacoas, chiringuitos, lujuria, olímpico de sillón... Tumbados a la bartola como costillares a la parrilla, vuelta y vuelta. Un kilo de más. ¡Don Colesterol ha llamado a nuestra puerta! Septiembre supone la vuelta al cole, a los entrenamientos y a los hábitos saludables. Me dice Yolanda Vázquez, experta en nutrición, que si quiero hacer una buena limpieza del organismo cada mañana tengo que tomarme un zumo de manzana, remolacha o zanahoria. Estas bebidas aportarán los antioxidantes necesarios para eliminar las toxinas almacenadas. Tras la comida principal sugiero una tacita de té verde. Todo esto acompañado de ejercicio físico, trotes quemagrasas, sesiones de fortalecimiento y, como no podía ser de otra manera, dos litros diarios del líquido elemento, agua. Enseguida vamos a notar cómo la curva de la felicidad va desinflándose. No me prometas nada, sólo prueba a llevarlo a cabo por tu bien. Tras este parón que estoy comentando volvemos a la actividad física. Para ello deberíamos reforzar y tonificar el cuerpo. Es importante trabajar todos los grupos musculares y llevar a cabo tablas de estiramientos, fortalecimiento de abdominales, lumbares... Los primeros días vamos a invertir muy poco tiempo en correr. Vamos cumpliendo años y con la edad, si no trabajamos la fuerza, perdemos masa muscular. Así que más que correr vamos a ir al gimnasio, a realizar un fortalecimiento adecuado.
No importa el ritmo, es más, será mejor que vayas bastante despacio. ¿Agujetas? Todas, yo también las tengo. Las agujetas son un síntoma de inactividad; la musculatura ha descansado y, a partir de ya mismo, reclama entrenamiento. Una alimentación equilibrada y una buena hidratación acompañada de ejercicio físico serán los ingredientes para conseguir de manera más rápida ese punto de forma física del que gozábamos antes de irnos de vacaciones. Ahora toca cuidarse y marcarnos nuevos retos. Una vez más, vivimos unos Juegos Olímpicos maravillosos. Unos se van y otros vienen, nosotros siempre estamos de vuelta.