La noche oscura de Toni Abadía

Toni Abadía ha vuelto a disfrutar del atletismo y de la vida. Después del Maratón de Valencia 2020 "todo se rompió" y atravesó una situación complicada a nivel mental que ha superado gracias a su entorno pero también a la labor de un psiquiatra y de los fármacos.

Una imagen de Toni Abadía en el Cross Internacional de San Sebastián. FOTORUNNERS.
Una imagen de Toni Abadía en el Cross Internacional de San Sebastián. FOTORUNNERS.

Es una entrevista dura. Una confesión a base de verdad que recorre la piel del que la lee erizando los cabellos. Palabras como "muerte", "agobio" o "decepción" se repiten. También "visceral", como se define a sí mismo Toni Abadía. Un hombre que ha atravesado una situación complicada y que ahora, cuando ya ve la luz al final del oscuro tunel, ha querido visibilizar con el objetivo, quizá, de cicatrizar todas sus heridas; pero también, aunque de manera inconsciente, de hacer ver la realidad que ha vivido y que muchas otras personas, deportistas o no, sufren cada día. "Si hubiese acudido antes a un profesional quizá no me hubiera tenido que medicar".

Como si su mente fuera un torrente de agua incontrolable, el atleta habla con una incontinencia verbal pausada y meditada. Estas son las reflexiones recogidas a través de una conversación telefónica después de un entrenamiento de series en el que "ya he vuelto a encontrarme conmigo mismo".

¿Qué ha ocurrido?

Que he aprendido muchas cosas. La primera es que el cuerpo y la mente van unidos. 2020 fue un año complicado, no malo porque fui subcampeon de España de cross, pero cuando llegó la pandemia no la supe gestionar. Generé alrededor de mí un hermetismo gigante y vivía momentos de mucha introspección, cuando yo siempre he sido todo lo contrario, muy extrovertido. Eso sumado a que no podía entrenar porque no tenía ni siqueira cinta y el agobio de que los Juegos Olímpicos siguieran en pie me generó mucha angustia. Empiezas a ver cómo tu cuerpo, fino y fibrado tras el Campeonato de España de Cross, comienza a volverse flácido y no te encuentras a gusto contigo mismo. No me reconocía. Está claro que no lo supe gestionar y hago autocrítica de aquello. En todo este tiempo siempre he tenido apoyo de mis amigos, mi familia, la RFEA, mi club... pero yo mismo me quería hundir. De manera inconsciente, claro.

El final de 2020 fue, quizá, lo que supuso un antes y un después.

Ahí ya empezaba a asimilar que quizá tenía un problema, pero entrenando me encontra muy bien, en la mejor forma de mi vida, y estaba preparando mi debut en maratón que iba a ser en Valencia. Al Campeonato del Mundo de Medio Maratón no puedo ir porque me contagio de COVID-19 y en Valencia me retiro. Allí todo se rompió. Fue una decepción total, no sabía cómo me había podido pasar a mí. Soy una persona que, hasta ahora, todo lo que le entregaba al atletismo me lo devolvía: si entrenaba bien sabía que iba a competir bien. Sin embargo, en Valencia no fue así. En el kilómetro 30 tuve un shock que desembocó en un cólico intestinal que me impidió respirar y así estuve varias horas. 

Pero lo peor no fue eso, porque yo en ese momento ya estaba sufriendo a nivel mental. Estaba muy obsesionado, con una hipocondría muy fuerte. Veía cómo gente como Pau Donés u otras personas que eran refrentes para mí lo pasaban muy mal o incluso fallecían. Es que empezaba a sentir la muerte muy cerca con solo 30 años. Una situación de obsesión maniaca-compulsiva de la que no fui consciente hasta bien entrado 2021. Y todos esos problemas los somatizaba en el aparato digestivo: acidez, reflujo gástrico, dolor... 

Abadía en el Hipódromo de Lasarte, donde se disputa el Cross Internacional de San Sebastián. FOTORUNNERS.
Abadía en el Hipódromo de Lasarte, donde se disputa el Cross Internacional de San Sebastián. FOTORUNNERS.

¿Año nuevo vida nueva?

El 1 de enero de 2021 hago mi presentación con mi nuevo club y sponsor, adidas. Tenía mucha ilusión pero también responsabilidad y llegaba con muchas ganas de devolverles la confianza. Era una apuesta de futuro y habíamos firmado durante 4 años, pero yo quería resultados inmediatos. Intenté entrenar teniendo en el horizonte los Juegos Olímpicos, sabiendo que el sistema de calificación por World Ranking me facilitaba las cosas, pero nada fue como pensaba.

Más allá de la medicación, el psiquiatra me aporta compresión, cariño y desde el primer minuto minimizó mis problemas. Sentí mucho alivio cuando me di cuenta que tenía una línea de trabajo que seguir.

¿Cómo te das cuenta de que estás en una situación tan precaria a nivel emocional?

Gracias a mi entorno. Pepe Mareca, mi entrenador, en junio de este año me dijo que fuera al psiquiatra. Yo vivía en Valencia y muchas veces coincidíamos en Zaragoza y me veía mal. Alicaído y agobiado por los Juegos. Llegó un día que le dije que no podía entrenar por lo problemas de siempre, en el estómago, y pensó que esa decisión diferente me iba a ayudar. Es que estábamos desesperados. Habíamos hecho todo tipo de análisis, de pruebas, buscando enfermedades de todo tipo pero lo que necesitaba era ayuda a nivel mental. Le pedí asesoramiento a mi amigo y compañero Rober Alaiz y me recomendó un psiquiatra de Madrid con el que estoy trabajando. Más allá de la medicación, me aporta compresión, cariño y desde el primer minuto minimizó mis problemas. Sentí mucho alivio cuando me di cuenta que tenía una línea de trabajo que seguir.

¿Qué tipo de medicamentos has tenido que tomar?

Ansiolíticos y antidepresivos. Con la medicación conseguí retomar los entrenamientos de forma más liviana. En aquel momento pesaba ocho kilos más de lo que acostumbraba, tenía todo el rato dolor muscular y no tenía nada de capacidad aeróbica. Asumí que la temporada 2021 no iba a ser como esperaba y simplemente me dediqué a disfrutar lo que estaba consiguiendo Carlos Mayo en verano. Se ha convertido en mi ídolo.

Entiendo que jamás te hubieras planteado estar así. Una persona joven, sana, exitosa…

Pasas de una situación en la que el deporte te transmite esos valores de confianza en ti mismo en cualquier situación de la vida a otra en la que provoca todo lo contrario. Yo no paraba de preguntarme eso que supongo que mucha gente se cuestiona: "¿por qué a mí?". Eso sí, yo siembre viví esta situación desde arriba. Quiero decir, sabía que estaba por encima de este problema y que iba a salir de la situación. Hubo momentos en que no sabía cómo, pero sí que iba a salir. Al final han sido ocho meses lo que me ha costado. Ocho meses en los que no me he sentido solo, sino todo lo contrario, muy apoyado y entendido. 

¿Cómo ha sido la recuperación? Todos sabemos, más o menos, cómo es la recuperación de una lesión física, pero no tanto si la dolencia es psicológica.

El psiquiatra tiene que conocer al paciente, por lo que quedamos, nos vimos, analizó cuáles eran mis incertidumbres, cómo estaba padeciéndolo y cómo lo sufría. Se trata de dar pasos muy pequeños pero muy firmes y sobre todo de no volverse loco ni tener prisa. Además, acompañado de la medicación, al menos en mi caso. Esos medicamentos, además de disminuir mi acidez (yo somatizaba todos los problemas mentales en el estómago), me ayudaron a descansar. Hubo épocas en las que dormía solo una hora por la noche, cuando yo he sido siempre alguien que ha dormido mucho y bien, incluso ha sido uno de mis grandes defectos. He dejado de tomar fármacos hace solo dos semans, pero si hubiese acudido antes a un profesional quizá no me hubiera tenido que medicar.

Abadía, en el centro de la imagen, rodeado de compañeros en el Cross Internacional de San Sebastián, FOTORUNNERS.
Abadía, en el centro de la imagen, rodeado de compañeros en el Cross Internacional de San Sebastián, FOTORUNNERS.

¿Cuándo has empezado a ver la luz?

Volví a correr y me veía muy fofo, sin tono ni masa muscular. Al principio hacía tres o cuatro kilómetros, con acidez y pesadez, pero poco a poco, gracias a lo que estábamos trabajando, empecé a poder correr 10 o 12 kilómetros. Vinieron a mi casa de Valencia dos compañeros de entrenamiento en Zaragoza y un día, con ellos, pude hacer un 1000 por debajo de tres minutos. Y lo veía como un logro. Si te digo la verdad, me veía como un atleta retirado hasta aquel día, que vi que pude hacer eso, estando en una forma paupérrima, pero al menos sin dolor ni acidez en la boca del estómago. 

Sin embargo, es curioso cómo los aficionados y la mayoría de compañeros del atletismo eran ajenos a todo lo que te ocurría. ¿Te ha costado visibilizar este problema?

Hay gente que dice que no quiere dar pena, pero a mí lo que me daba pena era que mi madre o Pepe lo pasaran mal por mí. Que te pregunten que qué tal y muchas veces te planteas mentirles para que ellos no se preocupen. Llegó un momento en el que me di cuenta que lo más inteligente era contarlo. Yo quería que si me escribía al WhatsApp un periodista de toda la vida o un compañero y no le contestaba supiera cuál era el motivo. Que en estas situaciones hay veces que no quieres socializar. En esos momentos, cuando ya empiezo a hacerlo más público, uno de los mensajes que más me ayudó fue el de Javi Zapata, responsable de adidas en España: “por nosotros no tengas ninguna prisa”. Ese cariño fue un soplo de aire fresco para mí, porque además entiendes que él también se está jugando su trabajo por tus resultados. Él, Pepe o mi madre han sido personas muy importantes. Y parece un tópico, pero viviendo esto me he dado cuenta de quiénes son mis amigos de verdad. Todos han estado por encima de mis expectativas. A partir de ahora, todo lo que consiga será en plural.

El 11 de septiembre te vuelves a poner un dorsal en el Campeonato de España de Medio Maratón. ¿Qué sentiste?

Fui yo el que convencióna Pepe, porque la verdad que regresar en un medio maratón, casi sin volumen de entrenamiento... era un suicidio. Pero él entendía el factor emocional y me animó. Ni el resultado ni la marca fuero excelentes, pero sirvió para saber dónde estaba. No me arrepiento de haber tomado esa decisión. Luego hablé con Pepe, que vino a verme, y entre los dos nos dimos cuenta que se había convertido en una lección de humildad: en el último 300 me ganaron cuatro atletas, cuando yo presumo de tener un buen final. 

Mi idea es estar al máximo el 30 de enero de 2022 en el Campeonato de España de Campo a Través.

Poco a poco has ido cogiendo ritmo, en las prueba de campo a través de Soria y Lasarte ya corriste a un buen nivel. Ahora vas al 10K de Alcobendas. ¿Te estás reencontrando con tu deporte sin presión?

Sí. El atletismo es un deporte que al ser individual el mayor handicap es la autoexigencia. Muchas veces quieres más y eres tú al que le tienes que pedir explicaciones. Pero ahora esa presión que he creado en otras ocasiones no la tengo y solo peleo contra el dolor de piernas y el sufrimiento. En un primer momento pensé en pelear por acudir al Europeo de Cross y lo descarté. Prefiero ir más tranquilo, ya que creo que es un proceso muy largo. Tengo muchas ganas del 10K de Alcobendas y estoy realizando entrenamientos en los que ya me veo reflejado. Además, tengo a mi lado al referente a nivel nacional, que es Carlos Mayo. Si entrenas con el mejor, te hace mejor. 

Entiendo que de momento no quieres oír hablar de objetivos, ¿no?

Para mí los objetivos siempre son idílicos. Pensando en situaciones en las que no ocurra ningún tipo de imprevisto. Por eso mi idea es estar al máximo el 30 de enero de 2022 en el Campeonato de España de Campo a Través. El nivel es altísimo pero en mi cabeza me planteo estar entre los 6 u 8 mejores de España en la disciplina. Tengo que estar en mi mejor versión.

Hablábamos de un 2020 malo que acabó con la retirada en el Maratón de Valencia. ¿Crees que hay una presión mediática, de las marcas y de los aficionados, que obliga a los atletas a pasar al maratón? 

Sufro mucho viendo a la opinión pública hablando de Bekele, por ejemplo. O cómo se cebaron con Kipchoge después del Maratón de Londres del año pasado. A mí no me salió el maratón como me hubiese gustado, pero yo firmaría la preparación que hice para la próxima. No sé si seré buen maratoniano pero nunca me voy a criticar no haber hecho todo lo que estaba en mi mano para serlo. Mi fisionomía no es la de Dani Mateo, por ejemplo, y tendré que cambiar el chip: no hace falta ir a 2:50 min/km para preparar un maratón.

¿Para cuándo la revancha?

La habrá pero no próximamente. Quizá para 2023. Ahora quiero coger confianza en pruebas y distancias en las que sí tengo referencias tanto entrenando como compitiendo.

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