El corazón de un deportista de élite suele presentar un tamaño algo superior al habitual. Se dice que, más o menos, este órgano tiene el volumen del puño del sujeto en cuestión. Víctor Tomás, 1,78 de altura y 89 kilos en época de competición, mueve un corazón enorme con, hasta hace poco, dos grandes compartimentos: uno para el balonmano, el deporte que le llevó a lo más alto, y otro para el Barça, con el que conquistó 69 títulos en sus más de dos décadas como one club man azulgrana. Pero el corazón de Víctor le dijo en 2020 que no podía seguir compitiendo en balonmano. Una cardiopatía que, año tras año dándolo todo, seguía agravándose y con un diagnóstico claro: o paras o en el futuro no podrás montar en bici, jugar con tus hijos o, por qué no, salir a correr, le dijeron los médicos del club. Ante una perspectiva así el cerebro toma los mandos de la situación: rueda de prensa en Can Barça para anunciar que dejas las canchas a final de temporada, que te quedarás a dos títulos de igualar a David Barrufet como el jugador más laureado del club y que cambiarás el ruido del pabellón por el silencio del despacho.
Víctor Tomás conquistó 69 títulos con el Barça de balonmano.
Pero ese silencio duele. Además estamos en plena pandemia y las incertidumbres son máximas. Víctor acude a la psicóloga para poner en orden corazón y cabeza porque la ruptura, después de tanto tiempo, puede ser traumática. Con la ayuda profesional logra poner coto a los demonios y poder centrarse en la segunda parte del problema: ¿cómo hacer deporte ahora después de 20 años al máximo nivel? Los médicos le dicen que puede seguir ejercitándose, siempre que lo haga de manera recreativa. Que eso le vendrá bien y no supondrá un riesgo para su corazón. Y un día de esos en los que echa de menos la adrenalina de la competición se calza las zapatillas y sale a correr. Será en la Cerdanya, en el refugio de montaña en el que se ha instalado la familia durante el confinamiento del maldito virus, en la primavera de 2020.. Correr, que antes era una herramienta del balonmano imprescindible para poder subir 3 o 4 veces al sprint la cancha sin echar el hígado, se convierte en un fin en sí mismo, en un modo de tener la mente despejada y disfrutar un poco más cada día. Curiosamente, aprender a correr para disfrutar y no 'entrenar' es lo que más le cuesta al principio: olvidarse de ritmos y objetivos y salir por el simple placer de salir.
Víctor Tomás ha descubierto que lo mejor de correr no es el trayecto, sino la sensación después de haber corrido.
Mientras va corriendo, su corazón le busca un hueco al running, que poco a poco va llenando ese vacío. Acumulando zancadas y completando rodajes de hasta 20 kilómetros (500 campos de balonmano). Mimando al músculo cardiaco con ritmos reposados y menos exigentes. Un corazón que, día a día, empieza a sentirse cada vez más corredor y te pide cada vez un poquito más largo, un poquito más rápido y que cada día te engancha más. No tardará en llegar el idilio en forma de dorsal. Dos medias maratones, algún que otro 10K, como la Cursa DIR, de la que es embajador, que le sirven para recuperar el gusanillo de la competición, pero siempre desde un punto de vista diferente a cuando llevaba el 8 del Barça en la espalda. Objetivos asequibles para un tipo que fue deportista de élite hasta antes de ayer: bajar de 2 horas en la media, acercarse a los 45 en el 10. Sin estridencias: en su casa ya hay suficientes trofeos y Víctor no necesita ninguno más que su propia recompensa.
Tomás comienza a enamorarse, cada día un poco más, del running. Descubre que lo mejor de correr no es el trayecto, sino la sensación después de haber corrido. Que pasó de 'odiar' ese ejercicio rutinario a convertirlo en algo imprescindible para funcionar en el día a día. El eterno capitán del Barça de balonmano anima a cualquiera que empiece a correr a seguir adelante aunque al principio duela. Progresivamente irán mejorando, ganando en salud y consiguiendo recorrer mayores distancias a menores ritmos. Correr, no en vano, es uno de los deportes con la curva de aprendizaje menos pronunciada. ¿Rutina de entrenamiento? Después de dos décadas dedicándose a la alta competición es el momento de escuchar a su cuerpo. Alterna rodajes suaves rondando la veintena de kilómetros con días de series de 400 metros, dejándose llevar por las sensaciones, por la agenda y, sobre todas las cosas, por la diversión.
Descubre, además, que las zapatillas de balonmano son totalmente diferentes a las de correr. Prueba, entre otras, las On Cloudsurfer 6. De la marca suiza le sorprende la reactividad de su suela y de cómo le ayuda a expulsar el pie incluso a un tipo como él, que se mantiene cercano a su peso de competición (86 kilos), eso sí, con menos grasa y más músculo. Víctor Tomás, ese runner de nuevo cuño que disfruta como nunca del deporte un par de años después de su retirada del máximo nivel. Un corazón enorme en el que guarda un hueco para calzarse las zapatillas, para conquistar Barcelona al trote y para descubrir una ciudad diferente a la que recorría en el autobús del equipo rumbo a un Palau Blaugrana que perdió un extremo para devolvernos un gran corredor.