Sara Gallego: "Puedo volver a batir el récord de España"

La plusmarquista española de 400 vallas regresó a la competición tras casi dos años en blanco por lesión. Explica la reconstrucción física y mental con la que espera volver “mejor que antes” y consagrarse como una de las top mundiales.

Sara Gallego ha regresado a la competición con unas expectativas acorde a su talento: quiere brillar en el Mundial de Tokio y superar su propio récord nacional de 400 metros vallas. AITOR MATAUCO
Sara Gallego ha regresado a la competición con unas expectativas acorde a su talento: quiere brillar en el Mundial de Tokio y superar su propio récord nacional de 400 metros vallas. AITOR MATAUCO

El atletismo español tardará en olvidar el 2022 de Sara Gallego. Con apenas 21 años, la barcelonesa irrumpió en la élite internacional de los 400 metros vallas a golpe de récord nacional. Se convirtió en la primera española en completar la vuelta a la pista y sus 10 obstáculos en menos de 55 segundos, y acabó a un pestañeo de fijar un 53 en su marca personal; dos dígitos que distinguen a las talentosas de las elegidas. Alcanzó las semifinales del Mundial en Oregón, la cuna de NIke, marca a la que patrocina, y solo 11 centésimas la separaron del podio continental en Múnich. Sin embargo, una grave lesión en el tobillo derecho a principios de 2023 la alejó de las pistas durante prácticamente dos temporadas. Adiós a los Juegos Olímpicos de París, esos que llevaban su nombre. Hola a muchos meses de lágrimas, dolor, miedos e incógnitas que por fin ha superado. Tras ese calvario y la simultánea reconstrucción personal que ha llevado a cabo, Sara Gallego se abre en Corredor.

Sara Gallego ha salido de la jaula de las lesiones y va directa a por el bonito futuro que aguarda en los 400 metros vallas, una disciplina en la que esta entre las mejores del mundo. AITOR MATAUCO
Sara Gallego ha salido de la jaula de las lesiones y va directa a por el bonito futuro que aguarda en los 400 metros vallas, una disciplina en la que está entre las mejores del mundo. AITOR MATAUCO

Lo primero de todo, ¿cómo estás actualmente? Después de casi dos años sin apenas correr y solo un mes de competición el pasado junio, ¿te sientes plenamente de vuelta?

Fue a finales de julio cuando comencé a notar que era yo otra vez. Me sentía bien entrenando, volví a encontrarme fuerte y a sentirme cómoda corriendo… Creo que el mes que estuve compitiendo a full no acabé de sentirme yo misma. También porque si hubiera sido por mí no hubiera competido, pero tenía que hacerlo sí o sí, porque el Campeonato de España estaba ahí y había que hacerlo. Fui, entre comillas, obligada, pero no me sentía preparada para volver a la pista. Notaba que me faltaban muchas cosas. Sentía que me faltaba ritmo y que me faltaban entrenos. Entonces salía sin confianza y eso no es lo mejor para debutar, pero había que hacerlo. Percibía que tenía que ir siempre forzándome, me faltaba esa chispa que ahora estoy empezando a notar entrenando. Necesitaba tiempo para prepararme bien, que me salieran buenas sesiones de entrenamiento, y ahora que están saliendo me vuelvo a sentir yo, estoy más orgullosa, más confiada… Todo sale más fácil y vuelvo a tener la confianza de que vamos a volver a tope. Y, por qué no, incuso mejor que antes.

¿Te obligaste a competir en un intento desesperado por llegar a París o mirando al ranking de cara a 2025?

Fue un poco, por un lado, porque ya llevaba dos años sin competir y eso tampoco era bueno para mi cuerpo. Creía que debía empezar a competir cuanto antes, aunque no estuviera en forma. También tenía ganas, por supuesto, de ponerme delante de los tacos y hacer una competición. Sí es cierto que no eran las mejores condiciones para hacerlo, pero me forcé por el tema de los Juegos y de intentarlo por si sonaba un poco la flauta. Ya desde la primera competición, que me quedé tan lejos (58.13), vi que eso ya estaba descartado, pero en ese momento nos fijamos como objetivo intentar ganar una medalla en el Campeonato de España. Simplemente eso: al menos sacar la cabecita por ahí y dejarme ver un poco.

Ha tenido que esperar, pero se acabó la inactividad. Atrás las lesiones, en el horizonte, volver a ver el nombre de Sara Gallego en la parte noble de las carreras importantes. AITOR MATAUCO
Ha tenido que esperar, pero se acabó la inactividad. Atrás quedaron las nubes grises, en el horizonte aguardan a Sara Gallego las partes nobles de las carreras importantes. AITOR MATAUCO

Viendo tu progresión, hace dos años todo hacía indicar que París 2024 serían ‘tus’ Juegos Olímpicos. Sin embargo, una serie de lesiones de las que ahora hablaremos te han impedido no ya estar, sino incluso poder pelear realmente por clasificarte. ¿Cómo los has vivido?

La verdad, ahora estoy en el punto de que ya lo he aceptado. Cuando salió la lista de la gente que iba a ir a los Juegos sí que me vino un bajón bastante heavy de asimilar. Porque sí, sabía que no iba a estar, pero fue ahí cuando realmente fui consciente de que se iban a hacer y yo no iba a participar; de que la gente iba a ir y cumplirían sus sueños, y yo no había podido hacerlo. Me dio un bajón de tristeza, de impotencia, de rabia y de decir: “Joder, me ha pasado todo en el peor momento”. Luego acepté que no iba a estar allí y vi algunas competiciones porque quería ver competir a mis amigas y porque me encanta, aunque no lo seguí como si hubiera estado allí, a full, porque no me hubiera hecho bien estar regodeándome en eso.

No siempre has estado en ese punto. Has llegado a decir en ocasiones durante tu lesión que ver atletismo te dolía. ¿Qué sentías cuando llegaban los campeonatos a los que estabas acostumbrada a ir y a ti te tocaba quedarte sola en casa? Sola literalmente, porque tus padres (responsables del medio Carrer Lliure, que sigue el atletismo catalán en todas las grandes citas) han continuado viajando a los campeonatos.

La diferencia con el momento actual es que ahora yo puedo correr y me siento bien corriendo. Antes, es que ni siquiera podía andar ni hacer vida normal sin dolor. Entonces era como “no quiero ver que la gente puede hacer cosas que yo no puedo” y como que no tenía asimilado todo eso y me dolía, de verdad, ver atletismo. Me hacía daño y me hacía volver a frustrarme y pensar que no podía. Ahí lo que quería era separar y hacer otras cosas totalmente distintas y al final en mi casa, por bueno o malo, estamos muy metidos en atletismo todos, mi padre sobre todo; cuando hay una competición se habla mucho de eso, mis padres incluso van allí… Cuando no estaba bien prefería evitar hablar de todo eso. Hoy en día creo que eso ya lo hemos superado, estamos en un punto distinto y no me importa que se hable de atletismo, no me importa que se hable de los Juegos, dentro de una normalidad, que tampoco sea monotema.

Nike, su principal patrocinador, ha estado junto a ella en los malos momentos; ahora toca disfrutar de nuevo en los buenos. AITOR MATAUCO
Nike, su principal patrocinador, ha estado junto a ella en los malos momentos; ahora toca disfrutar de nuevo en los buenos. AITOR MATAUCO

¿En quién te has apoyado para afrontar todo ese proceso psicológico que ha durado casi dos temporadas?

Por un lado, mi psicóloga. De hecho, que ahora trabaje con psicóloga fue un poquito a raíz de esto también, porque antes siempre había podido gestionar bien todas mis emociones y siempre había sabido detectar lo que me pasaba y cómo gestionarlo... y en esta lesión era como: “Uno, no estoy sabiendo qué me está pasando; y dos, no sé cómo gestionarlo”. Me sentía frustrada, todo me sentaba mal y tampoco sabía cómo arreglarlo, así que entraba en un bucle de estar de mal humor, llegar a casa y también estar mal… Mi psicóloga fue un apoyo muy importante porque me dio las herramientas para conocerme y entender por qué me estaban pasando estas cosas. Luego una persona que también me ayudó mucho fue mi fisio, Miquel Ángel Cos, que me dijo “Sara, tienes que aceptar que tienes esta lesión”. Parece algo muy simple, y yo sabía que tenía una lesión, pero no quería aceptar que era más grave que un esguince, quería que fueran dos meses y ya se me pasará. No, no, acepta que es un síndrome de Sudeck, que puede durar un año, un año y medio… No se sabe. Hay que tener paciencia. Por supuesto, me he apoyado bastante en mi familia, aunque me ha costado mucho mostrarme vulnerable con ellos, y pese a que a veces no se lo demuestre les valoro muchísimo. También a mi pareja, que me ha ayudado mucho sacándome de la burbuja del atletismo.

Volvamos al principio de ese calvario. “Un puto esguince de tobillo”, que decías tú misma, y que, sin embargo, se complicó mucho más de lo habitual.

En la primera competición en pista cubierta de 2023, un año que comenzaba con las expectativas muy altas, fui a hacer una salida de tacos fuerte antes de empezar y me rompí el isquio. No una rotura muy grande, pero sí lo suficiente como para saltarme la temporada de pista cubierta porque no queríamos ir con prisa. Cuando ya estaba recuperando la forma, en marzo de 2023, se me fue el pie derecho en un ejercicio de vallas. Inmediatamente me di cuenta de que era algo grave porque me dolía un montón, se me hinchó al instante… Como Miquel Cos estaba en el Europeo de Pista Cubierta y tampoco tenía otro fisio que conociera mucho, no me llevó nadie en concreto en esos primeros días, simplemente fui al médico, me dijo que tenía un esguince y me dio unas muletas. Ahí empezó ya todo un poco mal, creo que la cagamos.

¿Cuándo descubren que lo que tienes no es un esguince normal?

El síndrome de Sudeck muchas veces viene de un esguince que no se ha curado bien. Como teníamos un Mundial ese año dijimos: “Hay que darse un poco de prisa”. Y ahí lo hicimos mal porque tú no puedes poner tiempo a una lesión, la lesión te pone el tiempo a ti. Quisimos ir más rápido de lo que se podía. Sentía que no iba todo bien porque ya había tenido esguinces y este no seguía el proceso de recuperación habitual, después de un mes todavía me dolía bastante. Había empezado incluso a correr algún día, pero vimos que no estaba siguiendo el ciclo normal, me hicieron otra resonancia y vieron que tenía el ligamento completamente roto. Eso chocó a la médico del CAR de Sant Cugat, Montse Bellver, y valoramos la opción de operar. Después de unas semanas de mucha ansiedad decidimos no operar y con Miquel (Cos) volver a ponernos muletas de nuevo, inmovilizarlo bien para que el ligamento pudiera curarse. Total, que habíamos estado primero con el tobillo inmovilizado, luego moviéndolo para tratar de poder competir y después inmovilizado de nuevo, y muchas veces el Sudeck viene del desuso de esa zona. Habían pasado dos meses y medio del esguince y todavía me dolía hasta por las noches, más que el primer día. Me hicieron una gammagrafía ósea y ya vieron que tenía síndrome de Sudeck. Fueron unos meses de ir perdida, incluso el fisio y la médico. Decidí tomarme vacaciones y desconectar del todo del pie. Muy poco a poco fui mejorando y sin ningún sentido: un día estaba mejor y otro un poco peor, sin haber hecho nada distinto.

¿Cuánto duró ese proceso y cuándo empezaste a poder correr?

Realmente sin dolor, sin ningún tipo de molestia, fue casi en junio. Es más, algún día que le meto caña en series, al día siguiente me despierto con un poco de molestia, pero por supuesto nada que me impida hacer cosas. Poder entrenar con un dolor tolerable, desde abril.

Es Sara Gallego, es la mejor y está lista. AITOR MATAUCO
Es Sara Gallego, es la mejor y está lista. AITOR MATAUCO

Pero en el Meeting de Madrid del World Indoor Tour en febrero hiciste de liebre.

Ahí todavía me dolía, pero como entrenando también me molestaba había asumido que igual ese dolor lo iba a tener de por vida, o para mucho tiempo. Me decían: “Mientras no te vaya a más…”. En una escala de dolor del 1 al 10, en febrero tendría un 4 o un 5, o sea, que lo notaba bastante. También es verdad que ahí me rompí el isquio y eso me obligó a parar, hizo que también el tobillo tuviera un poco de descanso y me permitió coger aire, dar otro salto de calidad en la recuperación. El dolor me bajó a un 2, que casi no me molestaba, desde junio estaba el 1 y desde finales de julio en el 0. Es ahora cuando realmente estoy bien.

Durante todo ese tiempo en el que no podías entrenar con normalidad, ¿cómo era tu rutina diaria?

El 100 % de los entrenamientos los hacía en la piscina, porque al principio no me dejaban hacer bici ni elíptica, ni por supuesto correr. Me metía en la piscina a las 9 o 9:30, temprano, porque por las tardes aproveché para hacer un poquito de currículum y estuve trabajando en una empresa. Total, que hacía una hora u hora y pico de piscina, luego me iba al gimnasio y hacía máquinas, algo a lo que no estoy acostumbrada, algún día lo combinaba con fisio y después a casa, una ducha y a trabajar. Salía a las 8 de la tarde, vuelta a casa a dormir y otra vez a empezar.

¿En qué momento de todo este parón fuiste consciente de que, si llegabas a París, no iba a ser en el estado de forma que deseabas?

Cuando me rompí el isquio por última vez, a finales de marzo, que además fue una rotura fibrilar bastante fuerte porque fue en una zona miotendinosa, casi tocando el tendón, dije “ahora sí, 100 %, en el caso de llegar voy a hacerlo justa no, lo siguiente, y no lo voy a disfrutar como podría haberlo hecho si nada de esto hubiera pasado”. Ahí fui realmente consciente, porque antes, cuando había empezado a entrenar, sí creía que podía llegar a los Juegos en un estado de forma bastante decente.

Cronos aparte, ver pasar las vallas a Sara Gallego es una auténtica delicia. AITOR MATAUCO
Cronos aparte, ver pasar las vallas a Sara Gallego es una auténtica delicia. AITOR MATAUCO

Comienzas la temporada el 3 de junio, a menos de un mes del Campeonato de España y el final de la clasificación para los Juegos. ¿Todavía confiabas en poder correr por debajo de los 55.30 que pedía la RFEA y sumar los puntos necesarios para acudir a París?

Antes de Ostrava pensaba que si empezábamos con 56 medios, hacíamos cinco carreras e íbamos mejorando, sumando puntos en todas, era capaz de hacerlo. El problema es que empezando con 58 era imposible. Ahí cambiamos el planteamiento, pensamos en hacer un buen campeonato de España, mejorar poco a poco y ya, porque si no me iba a frustrar intentando conseguir algo imposible. Cuando iba a competir en Ostrava pensaba “a ver si mi cuerpo aún recuerda algo y puedo hacer un 56 y pico”, a pesar de que solo había entrenado un día con vallas. Sin embargo, hice 58.13 y eso fue otro breakdown bastante heavy. Estaba conmigo Carla García y me tranquilizó, me dijo que no me preocupase, que era normal después de tanto tiempo sin competir y casi sin entrenar, y que volvería a mí nivel; me ayudaron mucho sus palabras. Ese día me di cuenta de que no íbamos a llegar a París, pero seguíamos pensando que estábamos mejor que para hacer 58 segundos. En el Meeting de Madrid, tres semanas después, quería hacer un 56 (hizo 56.81) y ahí ya me quedé más tranquila, sintiendo que tenía un poco más, que estábamos en el camino.

No quería aceptar que tenía algo más grave que un esguince.

Después de un mes intenso en el que compites hasta siete veces, acabas la temporada con 56.63. Todavía lejos de tu mejor nivel, pero acercándote. ¿Qué sensaciones te ha dejado?

Creo que ahora estoy empezando a sentirme bien y eso me deja con muy buen sabor de boca. Junio fue un mes de competir y acabar reventada después de cada carrera, sentía que mi cuerpo no estaba asimilando bien las cargas y los entrenamientos, que no se recuperaba bien… Tampoco estaba pudiendo entrenar mucho con tanta competición. Necesitaba volver a sentirme cómoda y corriendo bien para poder encarar la temporada que viene de otra manera, y estas últimas semanas lo estoy consiguiendo. Siento que sí puedo volver a estar en mi mejor nivel y estoy motivada para poder rebajar mi récord de España.

¿Tienes miedo a una recaída en el tobillo?

Ahora mismo no tengo miedo de volver a caer, siento que no me va a dar más problemas, pero sí es cierto que al principio sí lo tenía. En ciertos entrenamientos, por ejemplo, intentaba hacer los menos saltos posibles, evitaba correr por sitios inestables… Estaba un poquito obsesionada en ese sentido, pero ahora tengo cero miedos, estoy mucho más tranquila. Si acaso tenemos que controlar un poco el isquio para que no vuelva a darnos problemas.

Durante todo el tiempo que estuviste lesionada, trabajaste con un objetivo muy claro: poder llegar a los Juegos Olímpicos. Descartado París, ¿ahora qué?

Pasé de tener un objetivo marcado en rojo y bien grande en el calendario a que de golpe desapareciera. Fue muy duro que se desvaneciera el sueño olímpico y a partir de ahí tuvimos que volver a reconstruirme mentalmente y decir “bueno, tendremos otros Juegos, no son los últimos. Tengo 23 años y los próximos me llegarán con 27, que creo que es la edad idónea para rendir al máximo nivel”. Y, por supuesto, el año que viene hay Campeonato del Mundo, no nos olvidemos. Que sí, que no tiene el mismo impacto mediático que unos Juegos, pero al final el nivel es el mismo y te puedes poner objetivos igual de grandes. Voy a empezar a trabajar para acabar de pulir todo lo que tenemos para que la temporada que viene empecemos a full. El año que viene pienso hacer todo superbién, todo perfecto para que no me pase absolutamente nada y voy a estar muy muy centrada en lo mío para evitar que haya lesiones y contratiempos. Tengo muy buenos recuerdos de estar en Tokio, aunque al final no competí (fue reserva en el 4x400 mixto de aquellos Juegos), y es como que me tiene algo guardado. Ojalá hacer allí un récord de España de nuevo.

Sara Gallego tiene que atarse fuerte las zapatillas porque en su prueba hay competidoras que son leyendas. AITOR MATAUCO
Sara Gallego tiene que atarse fuerte las zapatillas porque en su prueba hay competidoras que son auténticas leyendas. AITOR MATAUCO

Tu 2022 nos hizo soñar con una cuatrovallista española entre las mejores del mundo. ¿Qué objetivos te gustaría cumplir antes de cerrar tu etapa en los 400 vallas?

Ahora mismo tenemos planteado romper la barrera de los 54 segundos. Me encantaría llegar a hacer un 53 y pico y hacer la rítmica ideal hasta la tercera valla a 15 pasos y luego todas a 16. Eso significaría estar luchando por una plaza de finalista en un Mundial o unos Juegos Olímpicos y, por qué no, dependiendo del año, ganar una medalla en un Campeonato de Europa.

¿Y con el 4 x 400? Hasta tu lesión, fuiste una parte importante de este relevo que ha hecho historia en Bahamas, Roma y París, reventando un récord de España que hace nada parecía imposible. Te va a tocar correr mucho en lisos para poder volver…

Esa es otra cosa que me gustaría retomar, competir en el ‘cuatro’. Hace mucho que no hago un 400 lisos y combinarlo con las vallas es algo que me encanta, y más si es para poder hacer un relevo. Es algo que disfrutamos mucho porque, más que compañeras, somos amigas, y compartir experiencias con ellas me suma muchísimo. Ahora ellas están en un momento brillante y me alegra un montón; me encantaría poder formar parte de ello, así que voy a trabajar para correr también bien en lisos. Sé que va a estar complicado porque ya no vale con correr en 52 altos para estar ahí, y el año que viene será aún más difícil.

Me siento yo misma otra vez.

Los fonderos somos muy pesados con querer subir a la gente de distancia, aunque en tu caso tú misma compartes esa inquietud de pasarte al 800. De ti siempre hemos dicho: qué buena ochocentista sería Sara Gallego… ¿Crees que tan buena como en 400 vallas?

No sé si tan buena, eh. Mi padre, que es muy friki, me dijo que mi marca en 400 vallas equivale a hacer 1:58, y en ese momento yo dije: “¡Estás flipando!”. A día de hoy no me veo capaz de hacerlo. Igual luego me pongo a ello y sí, pero hoy por hoy sería una marca muy loca. Sé que cerca de los dos minutos sí puedo estar. El 800 es una prueba que me gusta, también entrenarla, aunque se sufra mucho. Y en competición me gusta que sea un poco más abierto, que pasen muchas cosas y haya todas esas variables, no sea tan medido como el 400 vallas. Cuando crea que he llegado a mi techo o necesite un cambio, ahí va a estar siempre el ‘ocho’ esperándome.

Ver sonreír de nuevo a Sara Gallego, uno de los regalos que nos trajo 2024. AITOR MATAUCO
Ver sonreír de nuevo a Sara Gallego, uno de los regalos que nos trajo 2024. AITOR MATAUCO

¿Has pensado alguna hoja de ruta para ese cambio de distancia?

Sí o sí quiero ir a Los Ángeles 2028 en 400 vallas. Es mi prueba. A partir de ahí me podría plantear subir al 800. Que luego igual siento que me falta algo por mejorar y quiero hacer un año más de vallas… Al final nunca se sabe, pero esa sería mi idea. 


Nike Pegasus 31 ayuda a la atleta Sara Gallego a entrenar y evitar lesiones
Nike Pegasus 41 ayuda a la atleta Sara Gallego a entrenar y evitar lesiones

Con alas en los pies

Sara Gallego realiza gran parte de sus entrenamientos de resistencia con las Nike Pegasus 41. Posiblemente sepa que este histórico modelo ha servido a millones de corredores de todo el mundo por su gran fiabilidad desde 1983, pero lo más probable es que su elección se deba a la combinación de unidades Air Zoom (de gran tamaño en el antepié) y la nueva espuma Nike ReactX, que abarca toda la media suela. Ese mix proporciona más retorno de energía, en comparación con las Pegasus 40, y es ideal para el correr de Sara y sus altos ritmos. La introducción de la espuma ReactX libera una sensación de respuesta muy alta, pero, además, ayuda a reducir la huella de carbono en al menos un 43 % en un par de medias suelas, gracias a la reducción de energía en el proceso de fabricación. La familia Pegasus 2024 incluye una gama de siluetas para todas las necesidades, capacidades y terrenos, entre ellas las Pegasus EasyOn, Pegasus Trail 5, Pegasus Trail Gore-Tex y Pegasus Winter Gore-Tex.

En los pies de Sara Gallego viajan muchas de las esperanzas a corto plazo de España Atletismo. AITOR MATAUCO
En los pies de Sara Gallego se apoyan muchas de las esperanzas a corto plazo de España Atletismo. AITOR MATAUCO

 

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