Las semanas previas a una cita con los 42 kilómetros y 195 metros no son fáciles para un atleta profesional. Menos kilómetros en los entrenamientos, la sensación de que el objetivo se acerca y la evidencia de que las semanas de trabajo en soledad finalizan. Activaciones publicitarias en redes sociales, entrevistas con la prensa y planificación del viaje. Mantener la calma es el objetivo principal del deportista, tratando de aislarse de todo aquello que pueda extraerle de su rutina, pero pocos conocen las sensaciones de aquellos que han conducido hasta este punto a los maratonianos.
Antonio Serrano, Luis Miguel Martín Berlanas y Jordi Toda son entrenadores. Javi Guerra, Álex Jiménez y Marta Galimany algunos de sus atletas. Entrenadores y maratonianos que en apenas diez días se enfrentarán a un nuevo Maratón de Valencia Trinidad Alfonso. Ellos, los preparadores, serán los protagonistas de estas líneas.
Jordi Toda, entrenador de Marta Galimany, cuenta entre risas que "los miedos me los has empezado a generar tú con estas preguntas". Con tono más serio explica que "mi obsesión es que todo esté controlado y el miedo principal es a todo aquello que no pueda controlar". Pero rectifica: "me da más miedo fallar en algo que podríamos haber controlado y se nos haya escapado".
En el caso de las mujeres, la menstruación es algo que te puede comprometer en función del momento del ciclo en el que se encuentre y eso puede llegar a ser incontrolable.
"El clima no lo puedes decidir y por eso da miedo", continua. "También en las mujeres intervienen más factores que en los hombres. El tema de la menstruación es algo que te puede comprometer en función del momento del ciclo en el que se encuentre y eso puede llegar a ser incontrolable". Pero confía Jordi y dice que "si tú has tenido buenos meses de entrenamiento sabes cómo tiene que salir la carrera y si no sale, por lo que sea, sabes que en abril habrá otros maratones".

Luismi Martín Berlanas, que junto a Juan del Campo prepara a Álex Jiménez, incide en el pensamiento de Toda sobre la confianza en el trabajo realizado. "Si en algún momento observas que el atleta tiene dudas, hay que apoyarse en los argumentos que hablen sobre cómo ha ido la preparación. Si todo ha ido bien sobre el papel, aunque el papel lo aguante todo, la carrera tiene que ir bien".
A veces el propio maratoniano tiene más experiencia sobre la disciplina que el entrenador.
Comenta el que fuera plusmarquista español de los 3.000 metros obstáculos que en el maratón "tienes mucho tiempo para que pasen cosas y siempre que pasa algo suele ser malo". Por eso, se aferra a esa frase tan manida de 'no news, good news' (que no haya noticias son buenas noticias). No se olvida Berlanas de la experiencia, la del entrenador y la del atleta: "a veces el propio maratoniano tiene más experiencia sobre la disciplina que el entrenador y eso también debe servir para disipar los miedos que pueda tener".
Al entrenador de Álex Jiménez también le preocupan los avituallamientos: "no en el sentido de que lo coja bien o se le escape, que eso no suele pasar tanto, sino que todo lo que tome le siente bien. Eso se ha entrenado, por supuesto, pero a veces los geles y la hidratación no cae igual de bien al estómago", explica.

De experiencia sabe mucho Antonio Serrano. Fue el primer atleta español en romper la barrera de las dos horas y diez minutos y después, como entrenador, ha dirigido las carreras deportivas de maratonianos como Alessandra Aguilar, Chema Martínez o el propio Javi Guerra. Cuenta el preparador que "el mayor miedo es que no se cumpla el objetivo deportivo". Algo que en el maratón, además, "es más frustrante porque puedes ver a tu atleta flojear a partir del kilómetro 25 y ya sabes que no lo conseguirá".
Sin embargo, las principales incertidumbre para Serrano son dos: "el tiempo y las liebres que marcan el ritmo". Esos dos factores resultan determinantes para el éxito en un maratón y, como explica, "a veces son incontrolables". No en vano, el maratón es además una prueba en la que "todo puede ir bien hasta el kilómetro 35 o el 38 y que en esa parte final todo se vaya al traste y empiecen a caer los kilómetros más lento de lo establecido".
"Muchas veces puedes estar bien preparado pero si sale un día de mucho viento todo se complica, igual que si las liebres no cumplen con el objetivo que tenían antes de iniciar la carrera", comenta un entrenador que, ante la pregunta de si en alguna ocasión ha indicado a un atleta suyo que hoy no era el día y que parar sería la mejor opción, explica que "muchas veces el propio atleta se da cuenta y si ve que en el kilómetro 22 o 23 no va bien, decide retirarse".