Nerea Ruano

Hasta hace no tanto correr era dar dos vueltas a la pista lo más rápido que consentían las piernas, pulmones y corazón. Ahora es puro placer; veloz o lenta, asfalto o montaña, camino de un Ironman o en pleno desierto… aplaudiendo cómo muchas mujeres se entregan a la pasión que conocí de niña.