"Cada vez tenía más ganas de avanzar, empecé a sentirme más fuerte, activa, cada vez que llegaba de entrenar venia con mejor humor", nos cuenta Elena sobre sus inicios.
"Me encanta la idea de que yo pueda ser el motor de motivación para cualquier otra persona, al igual que otras lo fueron para mí cuando empezaba", nos cuenta Amanda.
"Para mí correr es más que un deporte, es mi hábito de vida, psicológicamente me hace grande. Yo padezco ansiedad, y es la mejor terapia que puedo recibir", nos cuenta Sandra.
"Esta carrera hacia una nueva normalidad la vamos a luchar hasta el final, como hemos hecho siempre, en cada entrenamiento y en cada salida hacia la meta", nos anima María.
"Correr entró en mi vida sin avisar, puso mi mundo patas arriba y me cambió para siempre. Seguiré coleccionando dorsales cada domingo hasta que el cuerpo aguante", afirma Sonia.